Ella lo miró. Se miraron a los ojos por unos segundos y juro que vi el amor que se tienen. Que se tuvieron, me corrijo.Dani asiente y me mira.-Debemos hablar de muchas cosas -dicho esto, se abre paso entre Alejandro y David, dejándonos a los cinco allí plantados.-Oh, vamos, Daniela Alejandra -le grito-. Desde siempre haz sabido que uso arma, que mi hermano usa armas.-Pero no que tenían un ejercito -me grito volteándose-. ¿Qué mierda pasó con los chicos que conocí?-Esos chicos están delante de ti, idiota -le grité mucho más fuerte-. Sólo que más grandes. Más confiados. Más seguros. Más maduros -seguía gritándole-. Éste ejercito como dijiste, me a mantenido a salvo durante dos meses dónde han intentando matarme. Acabar con mi embarazo. Con mis amigos. Con mi familia -¿quería saberlo todo? Pues aquí vamos-¿Quiénes? -pregunta por fin.-Jorge -le enumero-. Su hermano. Sus padres. Abigail y Lucas. La ex de David -dije al final-. Ahora, si crees que allá en tu casa vas a estar más segu
-Estos pasillos secretos -dice mi hermano moviendo las manos-, ¿quién sabe de ellos?-Mi padre, yo -lo miro y añado-: Ustedes.-¿Mamá lo sabía? -niego con la cabeza.-Un tiempo la empresa estuvo sin movilización -comento-. En éste tiempo, mi padre estuvo haciendo los pasillos con ayuda de unos arquitectos. Sé de ellos no por mi padre exactamente. Un día decidí hacerle una visita en la empresa y así darle una información, cuando me encuentro sola. No había nadie. Aun así quise dar un vistazo. La puerta del parking estaba abierta y estaba el coche de mi padre. Juro que por un momento pensé que me encontraría con una escena horrible de mi padre y otra mujer, pero no. Me encontré a mi padre diciéndole a unos hombres cómo debía ser todo.-¿Qué hizo él?-Se sorprendió al verme -continúo-. >, me preguntó al estar a su lado. Mi respuesta fue clara y corta. >. No respondió. No iba a hacerlo. Pero otro hombre, entró y dijo <
¡Dios! Me sentía en la cima. Metió dos dedos dentro de mí y me embestía con ellos mientras me besaba con decisión.Dentro, fuera... dentro, fuera... ¡Carajo! Estaba llegando al clímax, él lo sabía, paró de besarme y sacó sus dedos. Mirándome fijamente a los ojos, metió sus dedos en mi boca y dijo:-Chupa -hice lo que me pidió-. ¡Dios! ¡Cómo quisiera que fuera mi polla! -dijo cerrando sus ojos.Mientras chupaba sus dedos con lentitud, fui en buscar de su pantalón. Quité el botón y bajé su cremallera.-¿Quién dijo que no podía ser tu polla? -le dije.Sus ojos brillaron con tal intensidad que Dios míoooo. No se movió. Volvió a cerrar los ojos y se dejó hacer.Metí mis manos por debajo de su bóxer y él se tensó. Su mandíbula estaba apretada. Pero cuando mi mano hizo contacto con su erecto miembro, entreabrió la boca y de ella salió un placentero sonido. Di un paso hacía delante, él lo dio hacía atrás, así mismo dimos unos pocos pasos más hasta llegar a la cama. Lo empujé y calló a la cama
-Chequeemos tu brazo -dijo luego de unos segundos-. Al parecer... -quitó la venda y sonrió- todo está bien. Ya vi quién hace el esfuerzo en la cama -dice divertida.-Sólo porque estoy herida -le contesto picara-. Pero duele un poco. Luego que me coloqué la camisa.-Seguro moviste mal el brazo. Con una pastilla se te pasa.-¿Tienes esperanzas? -pregunté en voz baja.-Las tenía -respondió volviendo a colocar la venda-. Por lo menos ya puedo estar segura.-Ninguno tuvo la culpa.Tomé algo para el dolor y nos colocamos a ver un juego de fútbol que estaba empezando. A Dani le encantaba el soccer, a mí igual. Teníamos una que otra cosa en común. Por otras cosas discutíamos. Lo bueno es que nuestra amistad valía mucho más que un simple desacuerdo.-Holaaa -dice Carmen entrando-. Estábamos aburridas allá abajo. Los chicos están hablan que hablan de juegos y nosotras estamos en segundo plano.-Trajimos galletas -dice Raquel entrando-. Y chocolate.Atrás de ellas entró mi suegra, entró mi cuñad
El resto de la noche la pasamos en nuestras habitaciones.La verdad no tenía de ánimo de nada. Sólo quería estar con David. Degustando un rico postre de chocolate que había pedido a Álvaro comprar.-Vi a Álvaro y a Carmen discutir -me dice de pronto.-¿De verdad? -pregunto.-Sí -responde-. Luego te he visto con Raquel y ella. Luego volví a ver a Álvaro hablar con ella.-Ah -digo-. Sé a lo qué te refieres.-Pero yo no lo sé -dice-. Quiero saberlo.-Amor, Álvaro vio a Xavier despedirse de Carmen. Vio cuando él le daba un beso en la mejilla y otro en la mano.-¿Eso lo molestó tanto? -pregunta.-Así parece.-¿Y qué le dijiste? -vuelve a preguntar-. Vi cuando saliste al porche. Minutos después, entraron ambos.-Le dije que no tenía nada de que preocuparse ya que ellos nunca han tenido nada. Xavier es así -digo para explicarme-. Siempre ha sido el típico caballero. Besos en la mano. Acompañamiento hasta tu casa o tu coche. Abrirte las puertas. Todo lo que un chico atento hace.-¿Y?-Y me ha
Llegamos a la cafetería y al entrar, algunos ojos voltearon a vernos.Eso me preocupaba. No saber por qué voltean a verte, y/o tener alguna sospecha del motivo era lo peor que a alguien podía pasarle.Sin embargo, David y yo ignoramos todas las miradas y nos dirigimos a una mesa. Justo al frente de la televisora. Y vimos el motivo exacto de porque voltearon.-¿Qué hacen nuestras fotos en la televisión? -pregunté.-Suba el volumen, por favor -le dijo David a la camarera.Y escuchamos claramente:- ¿Los enamorados no lo están en verdad? Rumores dicen que el compromiso es simplemente un contrato de matrimonio. Se sabe que la señorita Karla López es huérfana desde hace años y que sus padres le han dejado alrededor de cuatro a cinco empresas y la pobre nunca ha sabido que hacer con ellas. Su hermano mayor nunca ha querido hacerse cargo y no le da el apoyo que necesita y, por eso, la señorita López ha buscado un afortunado hombre para echarle la carga. El afortunado resultó ser sin más ni m
Falta veinte minutos para las siete cuando llegamos a casa.El malhumor de David estaba más allá de las nubes y nos hizo trabajar más de lo debido. Aunque, sus amigos cumplieron su palabra. No me hicieron perder la paciencia y el único esfuerzo que hice fue levantar un lápiz y decirles lo que debían arreglar. La verdad, estaban muy bien preparado pero con eso de que el abogado contrario tenía muchas más pruebas, ellos no podían quedarse atrás.David salió del auto dando un portazo. Santiago, por su parte, me abrió la puerta y me ayudó a salir. Le regalé mi mejor sonrisa y empecé a caminar hacía la entrada.-Hola, he llegado -dije al entrar.-Hola, querida -saludó mi abuela-. ¿Cómo les ha ido? David...-Anda de malhumor, abue -le interrumpo-. No se preocupen. Tuvo un mal día.-Ya se le pasará -dijo su madre dándome un abrazo-. ¿Qué tal el día?-Bien -dije sin ganas-. No tan bien como queríamos, pero ya saben, no todo en la vida es cómo queremos.-¿Está así por lo de la tele? -preguntó
David se me quedó mirando mientras comía. No entendía porqué. Me sentía incómoda y a la intrigada.-¿Qué tanto me miras? -pregunté de malhumor.-¿No puedo mirarte?-No me respondas con otra pregunta, David, no me gusta. Dímelo, ¿qué tanto me miras?-Lamento haberte tratado tan mal anoche. Es que... -bajó la mirada y murmuró-: Luego que Alejandro viniera... te... te ignoré el resto de la noche. No fue mi intención hacerte sentir mal o ser un mal novio, es que... -su tartamudeo me dejó totalmente confundida, ¿por qué David estaba de esa manera?-. Lo que me dijo -pronunció- fue algo que me sacó de mí.-¿De qué hablas? -pregunté con miedo.No entendía, y no sé por qué, pero no quería saberlo en realidad.-Me dijo algo que no todo hombre está acostumbrado a escuchar -respondió en un tono apagado.-David, me estoy cansando -le dije bruscamente, harta del jueguito que tenía-.¿Qué fue lo que te dijo mi hermano? Y ya no me andes con rodeos. Te lo agradecería.-Que tarde o temprano te iba a per