Almuerzo en Gladstone's e Ivan llegaba tarde. No sé para qué me molesto en intentar ser puntual con mi primo cuando él desde luego no lo es. Miré el reloj y eché una ojeada alrededor de la sala. Este lugar que en el siglo pasado fue un club de caballeros había resucitado con mantelerias blancas, mucho cristal y maderas claras, y ya no se parecía al enclave social exclusivo para hombres destinado a los londinenses privilegiados de hace cien años. Bueno, Ivan habría encajado allí a la perfección. Mi primo era un lord de la realeza, aunque odiara que se lo recordaran y desde luego no actuara como tal. Ninguno de nosotros podía evitar haber nacido de una manera determinada e Ivan no podía controlar que su padre hubiese sido el anterior barón de Rothvale, igual que yo no podía cambiar el echo de que mi padre condujese un taxi londinense. De todas formas, nos unían cosas mucho más importantes que el dinero. ¿A quién intentaba engañar? Ivan podía tirarse de un puente si quería, yo tenía re
Aún tenía que conocer a la adorada tía Marie, pero eso iba a tener lugar muy pronto. Habíamos decidido que era hora de presentar a las familias en una cena en mi casa. Mi padre, la tía de Raquel, Gabrielle, Clarkson, Neil y Elaina componían la corta lista. Mis hermanos y mi madre no se encontraban en casa. Lo habíamos hablado y creíamos que ya era hora de compartir con todos ellos lo que nos estaba sucediendo y las posibles amenazas hacia Raquel. Todos eran muy importantes y necesitaban saber lo que había en juego. Raquel era demasiado importante para arriesgarme a estas alturas, y todos los involucrados ya conocían su pasado de todas formas.-Bueno, estoy deseando conocerla. Parece que tiene predilección por ti -volví a mirar el reloj-. No me puedo creer lo que ha hecho Ivan, mira que no presentarse... Qué maleducado.-¿Por qué no lo llamas? -sugirió Raquel.-Eso sería una pérdida de tiempo. Nunca contesta al móvil. Dudo que ni siquiera encienda el maldito aparato.-¡Oh, mierda! -Gab
-¡Sí! -respondió Raquel.-Puf -refunfuñé-. Solo si voy yo de carabina, y tengo casos pendientes hasta después de agosto -le eché una mirada a Ivan para hacerle saber que Raquel iría sola a su finca de Irlanda por encima de mi cadáver en descomposición.-¿Qué? ¿No te fías de mí, E, de tu propia sangre? -negó con la cabeza-. Qué triste.-¿Con ella? ¡Ni de coña! -volví a coger la mano de Raquel, y las ganas de tocarla superaban el hecho de que fuera un cabrón celoso con cualquiera que intentara flirtear con ella, incluso mi primo.-¿Sabes qué? Debería presentarte a Gabrielle. Mi compañera de piso está escribiendo su tesis sobre Mallerton. Ella es la persona que necesitas, Ivan. Gaby estaba aquí también pero se ha tenido que ir. Es una pena que no os hayáis conocido -Raquel sonrió dulcemente, contenta con su sugerencia. Separó la mano de la mía con un pequeño golpecito y acto seguido lanzó una mirada crítica.-¡Sí! -exclamé, interesado de repente-. Gabrielle sería perfecta para el puesto,
La llamé desde el coche mientras conducía.-Hola. No tengo hambre, Elliot -sonaba rara.-¿Qué te pasa, nena? ¿No te encuentras bien? esto era nuevo. Nunca antes había estado enferma, excepto el dolor de cabeza de la noche que nos conocimos.-Me duele la tripa. Estaba acostada.-¿Crees que te estás poniendo enferma? ¿Quieres que pase por la farmacia y te compre algo? -le ofrecí.Hizo una pausa antes de contestar de forma crítica.-No..., es que me duelen los ovarios.Ah. La maldición. La conocía por mi hermana, pero nunca antes había tenido que enfrentarme a ella en una relación. De hecho, tampoco había tenido nunca una relación como la que tenía con Raquel. Cuando te acuestas con meros ligues, los inconvenientes del tipo > no llegan a surgir. Pero había escuchado las quejas de mis amigos durante años, y había crecido con mi hermana. Y había aprendido lo suficiente como para saber que darle su espacio a una mujer cuando está hormonando es lo mejor que se puede
-Por favor, llámame Richard, y ten un poco más de paciencia conmigo, querida, porque me voy a tomar otra libertad -¡mi padre se inclinó y la besó en la mejilla! Ella se ruborizó algo más y sintió un poco de vergüenza, pero aún parecía contenta. Seguí acariciándole la espalda y esperé que no fuese demasiado... de todo.-No te pases, viejo -dijo, mientras negaba con la cabeza-. Mi chica. Mía -la acerqué más a mí hasta que soltó una queja.-Creo que lo pillan, Elliot -repuso ella, con la mano en mi pecho.-Vale, pues que nadie lo olvide.-Es casi imposible que eso pase, amor.Me ha llamado amor. Todo va bien, pensé, y me alegré de poder reírme de mí mismo ahora que nos habíamos propuesto socializar esta noche.-Pollo Marsala... mmm. Raquel, querida, ¿qué le has puesto? -preguntó mi padre entre bocado y bocado-. Está delicioso.-He utilizado vino de chocolate para sofreír el pollo.-Interesante. Me encanta lo que le produce al sabor -mi padre le guiñó el ojo a Raquel-. ¿Así que eres una g
Era algo íntimo de mi cuñado y Raquel pero necesitaba quitarme la duda... Por mucha pena que tuviera encima. -Chicos, ¿no se cansan? -pregunté con mucha vergüenza pero a la vez con MUCHA intriga. Raquel me entendió al instante ya qué se echó a reír a carcajadas y no paró hasta cinco minutos después. Su risa me contagió y no tuve más remedio que reírme con ella. -Ay, Karla, qué cosas dices -dice cuando logra calmarse-. Pero siendo sincera, de mi parte no. Y quedé helada con la respuesta de Elliot. -Cuñada, soy tan activo como lo es mi hermano. Y Elliot con tan solo nueve palabras que salieron de sus labios me dejó sin habla. Sentí mucha más vergüenza y quise que me tragara la tierra. Pero es cierto. Por todo lo que me han contado este par, son tan iguales cómo David y yo. Aunque David si sabe controlarse un poco más. Muchas veces he dicho que tenemos suerte en tener a estos hombres, y no me voy a cansar de decirlo hasta el día que deje de respirar. Aunque de hecho ya lo había dej
-Puedo saber... -dice Elliot bajando del auto-. ¿Cómo conoces a Matilda?Lo miré por la ventanilla mientras daba la vuelta para abrirle a Raquel pero aprovechó de abrírmela primero a mí. Pero no bajé, me quedé esperando por un momento, pensando en como empezar esa historia. Pensando en como carajos iba a decirle todo eso a Elliot y Raquel. Tomé aire y me llené de valor. No me gustaba recordar el pasado, pero tampoco podía vivir con odio toda mi vida. Debía soltarlo.Salí del coche y los acompañé hasta la casa. Elliot no dudó mucho en ayudarme a llevar mi bolsa, supongo que David le dijo algo al respecto. Mi cuñado era considerado, pero también sé que seguiría la ordenes de su hermano sin importar nada. Le di una sonrisa de agradecimiento, la verdad no me sentía con fuerzas.-Era amiga de mi hermano -comienzo a contarles-. Estudiaron juntos la carrera de Derecho. Siempre le han gustado los > -digo con un tono nada feliz-, estuvo interesada por Alejandro desde que supo qu
Dormí lo mejor que pude. Pesadillas tras pesadillas venían a mí sin parar. Duré el resto de la madrugada despierta, preguntándome por qué volvía a mí tanta tragedia. ¿Quizá por qué ya perdí un bebé? ¿Quizá por qué me enteré que mi prometido estuvo liado con esa mujer? ¿Quizá por qué la pérdida anterior fue tan terrible y temo que vuelva a pasar? Sea por lo que sea, las pesadillas vinieron a mí una y otra vez. Logré dormir un poco después que me refresqué. Me desperté porque sentí que alguien se movía a mi lado, al estar consciente dónde estaba, voltee y me encontré con mi hermano, tumbado boca abajo con su brazo sobre mi pecho. Ye entonces recordé cuando tuve aquella pesadilla tan horrible cuando era pequeña y él vino a dormir conmigo. No quería despertarlo pero necesitaba levantarme. Me moví lo más lento que pude pero eso no evitó que despertara. -Buenos días, preciosa -me dice-. ¿Estás mejor? -Buenos días, encanto -le digo riendo-. Gracias por dormir conmigo. -Te he oído grita