Raquel me envió un mensaje de texto una hora después: ¿Has hablado con mi madre? :OOh. Dios, su madre ya había dado con ella. Esperé no haber causado muchos problemas. Le contesté: Lo siento, nena. Llamó a tu móvil antiguo y no se alegró cuando contesté :/Respondió de inmediato: Siento que hayas tenido que tratar con ella. Te lo recompensaré >. Había dicho que me echaba de menos. Me había puesto besos y corazones. Intenté no analizarlo demasiado, pero resultaba difícil
-Elliot, ¿qué pasa?-¿Qué te hace pensar que pasa algo?-Una buena corazonada -sonrió burlona-, y el morreo me lo ha confirmado.-Solo te echaba de menos, eso es todo -dije negando con la cabeza-. ¿Cómo ha ido el almuerzo con esos colegas a los que querías impresionar?-Ha ido genial. Tuve que hablar sobre la restauración de lady Perceval, y la verdad es que les he dado algo que va a hacer que me recuerden. Espero que salga algo de ello. Quizá suceda -sonrió-. Y te lo debo todo a ti -me dio un beso en la boca y sostuvo mi barbilla en su mano. Yo traté de devolverle la sonrisa. Creía haberlo hecho, pero al parecer disimular mis sentimientos se me daba tan mal como lidiar con mis celos. >-. ¿Me vas a decir lo que te p
Joder. Van a hacerlo. Mi corazón comenzó a latir con fuerza mientras un miedo que jamás había experimentado despertaba la adrenalina almacenada en mis venas y las distribuía por todo mi cuerpo. Había estado esperando que esto pasara. Muy dentro de mí era consciente de que sucedería, pero en aras de mi cordura lo había alejado de mí. Negarlo funcionó un tiempo, pero ahora ese tiempo había expirado. -¿Estás preparado? -me preguntó. El ser que formulaba la pregunta era el mismo al que quería destripar y dejar que se desangrara poco a poco. Aquel que hablaba sobre ELLA. El que amenazaba todo el tiempo con hacerle daño. Joder, ¡NOOOO!Movía la cabeza mientras avanzaba hacia mí, su rostro acercándose, el humo de su cigarrillo de liar con olor a clavo formando remolinos y tentándome, haciéndome la boca agua. Es curioso que pudiera desear así un cigarrillo en un momento como ese, pero así era. Le habría arrancado el puto cigarrillo de la boca y lo habría metido en la mía de haber podido.
-No, nena. No es eso. Por favor. No es eso. Soy yo, algo del pasado... un momento horrible en la guerra.-Pero no me lo vas a contar... ¿Por qué no puedes decirme qué te pasó? Tus cicatrices..., Elliot... -intentó apartarse de mí, poner distancia entre los dos, pero no de coña iba a permitirlo.-No, Raquel, te necesito. No me apartes de tu lado.-No lo...Interrumpí sus palabras aplastando mi boca contra la suya, poseyéndola con mi lengua tan hondo que todo lo que ella pudo hacer fue aceptarla. La cogí y di tumbos hacia la cama. Tenía que estar dentro de ella, en todos los sentidos. Necesitaba ratificar que ella se hallaba aquí, que yo estaba vivo, que ella estaba a salvo bajo mi cuidado, que yo estaba vivo..., que ella estaba a salvo..., que yo estaba vivo...-Nena, eres tan guapa y me haces tanto bien... Lo eres todo para mí ¿de acuerdo? Dime que me deseas -balbuceé mientras separaba sus piernas con mis rodillas y metía dos dedos dentro de su sexo, húmedo y caliente. Empecé a acaric
Me reí sin parar durante un buen rato, pues como Elliot me contaba esa parte fue muy divertido. -¿Te causo risa, Karla? -me pregunta -Oh, lo siento, lo siento -le dije calmada-. Sólo qué... tu explicación fue... chistosa. -Bueno, no te culpo. >, pensé, pues yo tampoco culparía a Raquel por quererlo, Elliot es un gran hombre. Pero... quizá muy... posesivo. -¿La culpas por querer ? -No -me responde sin pensarlo-. No la culpo, nunca lo haría. Raquel es... independiente. -Y eso te gusta de ella -afirmo. -Exacto -sonríe y me mira-. Raquel es lo mejor que me ha pasado. ¡Lo mejor! Escucharlo decir ese tipo de cosas de Raquel me recordaba a David, puede que eso también haya impedido que le olvidara cuando me alejé. Pero si soy sincera, me alegra muchísimo de que no haya así, pues al final me fuese arrepentido de hacerlo. -Lo noto. Y no sabes cuánto me alegro, Elliot. -Puedo decir que también eres lo mejor para mi hermano. Lo noto. Y antes de poder decir algo más, se levantó de
Luego de ver toda aquella escena, Raquel y yo nos fuimos a la cocina por algo de beber. Para mí fue algo increíble ver aquello. Pues supongo que desde hacía mucho tiempo no hablaban de lo que le pasó a David, y por parte entiendo el hecho de que no lo hicieran. Elliot tiene razón. No solo David lo sufrió, toda su familia también, y lo sé mejor que nadie porque Carmen aún lo sufre cada día. Aunque no me lo diga. -¿Te pasa algo? -me pregunta Raquel sacándome de mis pensamientos. -¿Eh? -digo mientras levanto la mirada-. No... ehmm... no me pasa nada. -Entonces cambia esa cara, querida, parece que algo te atormenta. -me toma de la mano y sonríe-. ¿Es por lo que dijo Elliot, de que David no llegará a la boda? -¿Qué? No, no, no. -Karla, querida, conozco a David tanto como a Elliot -al ver mi rostro se rió y me dio un par de palmaditas en mi mano-, bueno, quizá no taaaantoooo -alargó la palabra-. En fin, lo que quise decir, es que David no te haría eso. Si ha faltado a las reuniones fa
Luego de cenar, David pidió una botella de champaña para brindar. Pero esa noche no me sentía muy bien para tomar, así que le pedí que me trajeran algo sin alcohol, así fuese solamente un vaso de agua. Todos se sorprendieron y no paraban de preguntarme, hasta la misma Raquel me hizo una insinuación de un fulano embarazo. -Creo que voy a ser tía -dice emocionada y a la vez como con un tono interrogativo. -¿Qué vas a ser qué? -pregunta David tras escupir el champaña y me mira con los ojos abiertos. -Tía -repite con seriedad-. No hay otra opción de que Karla no quiera beber esta noche. -La verdad... -digo para quitar la incomodidad de David-... Hoy no me he sentido muy bien. Y no creo que beber sea bueno. Otro día. -¿Cómo sabes que no es embarazo? -me pregunta Elliot algo confundido. -No lo sé -le respondo sin pensarlo dos veces-. Simplemente me siento mal. Y no precisamente tiene que ser por embarazo. Elliot y Raquel me dejaron pensando, y la cara de David cambió de felicidad a
Decidí llamar a la única persona que podía ayudarme. Mi cuñado haría cualquier cosa por mantenerme a salvo. Pero también necesitaba de Franco. Así que decidí llamar a los dos. Pero... mi hermano no podía quedar fuera. -¿Franco? -pegunté al segundo que contesto. -Guapa -dice con su voz alegre-. ¿Qué hay? -Necesito de tu ayuda. -¿Dónde nos vemos? -preguntó si quiera preguntar sobre qué trataba. -Luego te aviso. -Espero tu llamada, guapa. Hasta luego. -Hasta luego, Franco. Ya contaba con uno. Faltaba mi cuñado y mi hermano. Solo esperaba que ninguno se lo dijera a David. -¿Sí? -escuché a mi hermano. -¿Dónde nos podemos ver? -pregunté. -En el bar -responde de inmediato-. Te espero aquí. Avísame cuando vengas. -Bien. Nos vemos en quince minutos. Solo no le dig... -No le diré a mi cuñado, tranquila, Kar. -Gracias -y colgó. Contaba con dos. Esperemos Elliot me ayude también. -¿Puedes acompañarme? -pregunté sin más. -¿Te busco? -preguntó. -¿Ni siquiera quieres saber a dónde?