RACHEL
Caminaba por el centro comercial, con una sonrisa en los labios mientras recorría las tiendas y observaba la ropa de bebés. Había pensado en comprar cuatro conjuntos del mismo, pero de diferentes colores. Ansiaba como nunca conocer el sexo de mis bebés, y no es para menos, desde que me enteré del embarazo no hay día que me haga ilusiones con mis hijos. Me los trato de imaginar, pero una imagen clara no me llega a la mente.
Me siento muy feliz, nadie tratará de quitarme la dicha y la alegría que tengo desde hace un tiempo. Axel complementa la perfecta vida que hemos realizó juntos hasta ahora. Es poco el tiempo, pero cabe resaltar que cada día nuestro amor se fortalece.
Seguía caminando sin detenerme, al tener un embarazo de siete meses y con dos bebés dentro de mí, mi caminar es mucho más lento. Mis piernas duelen y tengo que detenerme cierto tiempo par
No sé cuánto tiempo había pasado cuando despierto. El dolor en el vientre es muy intenso, por lo que me altera pensar en que la pesadilla que tuve sea muy real.La habitación en que me encuentro ahora no es la misma que estaba en ese horrendo sueño, así que es tranquilizante saber que no ha sido más que eso; una horrible pesadilla.Mis ojos escanean el lugar en una fracción de segundo, pensando en dónde puede estar Axel y mis bebés. Muero por conocerlos y saber cómo se encuentran y cómo son. He de haber dormido mucho, porque a pesar de sentir dolor en el cuerpo, el cansancio ya no es tanto en mis párpados.Esos pequeños fragmentos en dónde la doctora me dijo que ya habían nacido, me sacan una sonrisa nostálgica y llena de felicidad. Después de tantos meses, por fin están con nosotros.—Todo sucedió muy rápido... —toco mi vientre y sonrío, imaginando lo bellos que deben ser mis frijolitos—. ¿Dónde estarás metido, ternurita?.Soportando el dolor, quedo me
—Dame un par de horas y prometo que dedicaré el resto de mi vida para ti y nuestros hijos —se separa y me da una sonrisa que oculta la malicia que hay en su ser—. Debo ir a despedirme de personas que en su momento fueron muy importantes para mí, pero que lastimosamente ese amor de familia se murió con el soplar de una vela.Niego, llevando mis pensamientos a lo que creo que está tratando de decirme. No puede ser tan malo de ir y matar a su propio sobrino, si se supone que lo ama como un hijo. ¿Qué puedo hacer? En este momento no sé en dónde pueda estar Axel, o si lo tiene secuestrado, amarrado o está libre. No sé nada, y el miedo se está haciendo presente en mi sistema.Todo estaba bien, nuestra vida iba empezando a ser feliz. ¿Por qué siempre tiene que haber algo que nos haga caer en el sufrimiento? ¿Acaso no nos merecemos un poco de felicidad en la vida?.—Le daré tus saludos a Axel, después de todo merecen despedirse como se debe
AXELLlegué justo a tiempo para detener a ese maldito infeliz de tratar de llevarse a Rachel lejos de mí. La razón de mi odio por Carter tiene razones y motivos, los cuales han quedado en el olvido en el momento que volé su cabeza. No había sentido tanta emoción, paz y alegría en mi vida a la hora de solucionar un problema que me tenía martillando la cabeza desde hace mucho tiempo. Por fin mi madre ha descansado en paz.Ahora me espera un visita muy grata a esa maldita que por tanto tiempo ha engañado a mi padre. Ariana no tiene idea de lo que le corre pierna arriba.Mikel se hizo cargo del cuerpo de Carter, mientras me aseguraba de llevar a Rachel al hospital. Después de haber llorado entre mis brazos, se quedó profundamente dormida. No puedo borrar el suceso que nos ha quitado la posibilidad y la gran oportunidad de ver nacer a nuestros hijos; esa felicidad y emoción se nos fue arrebatada con mucha crueldad. Pero lo que más import
—¿Qué es lo que piensas hacer ahora? —inquiere Isaac, dándome una mirada llena de preocupación—. Pudimos haber resuelto el problema de otra forma.—No hay otra forma de acabar con los problemas —lo miro directamente a los ojos—. No puede haber perdón para quienes mataron a mi madre a propósito y con toda la gana de quedarse por lo que tanto luchó en vida. Fui una carga para ellos, por lo que no tendrían ningún tipo de compasión conmigo, mi padre, Rachel y mis hijos. En el mundo estamos sujetos a tomar decisiones que a la larga nos pueden arruinar o beneficiar; son ellos y dejamos que nos pisoteen cómo les dé la gana, o salimos a defendernos de quien nos quiere ver caer. No me arrepiento de haberme ensuciado las manos con esa porquería, porque en el corazón siento que le he dado un buen descanso definitivo a mi madre.Por primera vez no debate mis palabras, por lo que decido sonreír y darle una última mirada a Rachel, quien duerme plácidamente en la camilla.—No tar
—Adelante.Entre dos toman a Ariana de ambos brazos y la sostienen firmemente, mientras otra persona mucho más delgada, inyecta alguna sustancia en su brazo. Los gritos se hicieron mucho más fuertes que antes.—¡Axel, no me hagas esto! ¡No puedes quitarme a mi hijo de esta manera tan inhumana! ¡Escúchame! ¡Por favor! Todo tiene una explicación...La fuerte y sólida cachetada que le da mi padre, resuena haciéndola callar de inmediato. Las lágrimas caen por sus ojos con rapidez. Que irónico, clamando cuando ella hizo algo mucho peor con mi mujer y mis hijos.—¿Inhumano? ¿Explicaciones? —se burla mi padre. Jamás había visto esa cara tan furiosa como la que muestra ahora—. Le haré un favor al bebé. Después de todo era lo que pensabas hacer, ¿no? Quitarte de encima la responsabilidad que nació de otro. Ese niño que llevas adentro tuyo no es mi hijo, pero tampoco soy un monstruo para desquitarme con un ser inocente que no tiene culpa de nacer de una maldita como tú
RACHELLas últimas cuatro semanas han sido sumamente difíciles, llenas de estrés, de emociones contradictorias y muy fuertes, y de alegrías que nos hacen llorar con gran facilidad. Al tener nuestros bebés siendo prematuros, sus cuidados en la UCI han sido en extremo cuidado. Se nos ha hecho una eternidad este mes con todo lo que hemos tenido que aprender, aún más con la preocupación de que el tiempo en el hospital se pueda extender por varios días o semanas. Todo depende de la evolución que han tenido nuestros hijos.He tratado de mantenerme fuerte para mis hijos, que día a día van creciendo y desarrollándose cómo es debido, pero con todo lo que ha pasado se me hace imposible poder conciliar aunque sea el sueño. La imagen de Carter muerto se reproduce en mi cabeza una y otra vez. No la puedo sacar de mi mente, por más en que intento en no pensar en ello. Por ahora no han habido problemas, pero es cuestión de tiempo para que comiencen a investigar la desaparición de Arian
Un año después...La vida trae consigo dolor y sufrimiento, pruebas y muchas bajadas que tenemos que afrontar como mejor debamos; con la frente en lo más alto, mientras le gritamos al jodido que nos quiere ver mal, que aquí estamos, de pie, en la lucha para seguir corriendo a su misma velocidad y fuerza.Para aprender a vivir hay que sufrirla, esas eran las palabras que mi hermano mayor me decía día a día mientras aún seguía con vida. Y cuánto razón tenía, pues todo lo que he tenido que llevar no ha sido sencillo, pero aquí me he mantenido firme y sin perder esperanza.Su partida, la enfermedad de mis padres, los gatos médicos, la comida, el deber, las responsabilidades diarias que no dan abasto, las decepciones, el aprender a no confiar en quien más dulce te hable al oído, el hecho de amar y sufrir a la vez, son solo lecciones que me llevaron a construir un camino y un destino justo. Todo lo que atravesé fue para mejor, y hoy en día, que tengo la mejor de las vida
—Rachel, ¿por qué es que demoras tanto? — me grita Axel con mucha impaciencia desde el otro lado de la puerta —. ¿Qué pasa?.—El traje no me queda, Axel —desde que tuve a los niños no me preocupé mucho por los kilos extras con los que quedé—. Tendré que usar otro vestido, aunque este es muy bonito.—¿Cómo que no te entra? Si yo mismo tomé la medida para que lo hicieran... —carraspea—. Mierda.Abro la puerta del vestidor y se me queda viendo con una expresión que no demuestra nada. Sus ojos recorren mi cuerpo lentamente, como si fuera la primera vez en verme semi desnuda.—Me queda muy apretado en la barriga, no puedo ni respirar cuando subo el cierre —dejo el hermoso vestido perlado en su lugar y empiezo a buscar otro en el armario—. La cena no es como que sea tan importante, ¿verdad? Estoy segu