Capítulo cuatro .
Diana se levantó muy temprano, estaba verdaderamente emocionada por todo lo que había experimentado el día anterior, sentía que por fin la vida le estaba haciendo justicia enviándole a un hombre que pudiese entenderla. Stella estaba junto a ella y veía su imagen radiante, lo cual como siempre despertó esos celos enfermizos que la corroían.–Tengo que irme, Diana, mi hermana insiste en que tengo que buscar trabajo, no todos tenemos la suerte de tener un papá rico como tú–. Dijo en forma irónica. La verdad es que soy muy afortunada, pero no por el dinero de papá, sino por el ser humano tan maravilloso que hay en el–. Contestó ella pasando por alto el comentario que su amiga había hecho.–No me hagas caso, ya sabes que suelo tener un humor muy negro–.–Si quieres puedo decirle a papá que te proporcione un empleo dentro del corporativo Richmond–. Propone Diana con la buena intención que le caracteriza.Para Stella estar dentro del corporativo era una oferta muy tentadora, no obstante, sabía que Matt estaría siguiendo los pasos muy de cerca, y eso para nada le convenía, su perversamente tenía otros planes que más adelante dejaría al descubierto.–Te lo agradezco mucho, amiga, pero no me gustaría abusar de la generosidad de tu padre, ya bastante han hecho por mí durante el tiempo que estuvimos en la universidad–. Contestó.La charla continuó hasta que el celular de Diana comenzó a sonar, y una gran sonrisa se dibujó en su rostro al percatarse de quién se trataba.–Buenos días, preciosa–. Saludó Tom de manera efusiva en cuanto la chica respondió su llamada.–Hola mi amor, que linda sorpresa–. Exclamó Diana.–No se que me has hecho, pero no consigo dejar de pensar en ti, te vi ayer y me muero por estar contigo y llenarte de besos–. Pronunció con voz ronca haciendo que Diana se pusiera muy nerviosa.Al ver el rubor en sus mejillas, Stella se dio cuenta perfectamente de lo que estaba pasando, odiaba que a la chica le pasaran cosas buenas todo el tiempo, por lo que furiosa movió bruscamente la tasa de café para que el líquido caliente se derramara encima de la indefensa Diana , y así dejarla en vergüenza una vez más delante de su novio.–Amiga, pobrecita de ti, ¿Te lastimaste?– Gritó con toda intención para que Tom la escuchara.–¿Sucede algo, mi amor?– Pregunta el joven del otro lado de la Linea.La muchacha respiró profundo , tratando de contener las lágrimas, y haciendo uso de la fortaleza que le caracterizaba, decidió contestar con toda naturalidad como si nada estuviera pasando.–No pasa nada, cariño, todo está bien–. Mintió para tranquilizarlo.–Me pareció escuchar la voz de tu amiga–. Comentó preocupado.–Seguro debió ser la televisión, mi vida, no te preocupes–. Siguió mintiendo muy a su pesar.–Me alegra saber que estás bien, princesa, te llamaba para invitarte a comer, sirve que nos conocemos más y estamos un tiempo a solas–. Sugirió con esa voz seductora que hacía temblar a Diana.La chica aceptó encantada la invitación y cortó la comunicación, mientras que algunas lágrimas se deslizaban por su hermoso rostro al recordar el episodio del café. Stella la miró fijamente y sonrío en silencio con una gran satisfacción por haber logrado su cometido.–¿Por qué me tienen que pasar estas cosas, Stella?– Le preguntó a apesadumbrada.–Sólo fue un accidente, querida, producto de tu condición de invidente, pero lo que no entiendo es ¿Porque no se lo dijiste a tu novio?, Él tiene que conocer tus limitaciones, ay, amiga, perdóname, no quise decir eso–. Soltó con toda la maldad que le fue posible.Diana se secó las lágrimas y respiro unas cuantas veces para tratar de calmarse, su padre estaría por bajar y no quería que la encontrara en esas condiciones.–No te preocupes, tú sólo le dijiste la verdad, soy yo que aún cuando pasa el tiempo no me acostumbro a esta vida de obscuridad–. Confesó con tristeza.Poco después Stella se despide y sale de la casa, camina rumbo a la entrada y se encuentra con el apuesto Matt Quien por supuesto la devora con una mirada cargada de intensidad. Stella se da cuenta y sonríe triunfante, sabe que tiene al joven comiendo de su mano, y le gusta aprovecharse de eso, ella siente una gran atracción por él, pero como no tiene el estatus y el dinero al que ella siempre ha ambicionado, prefiere portarse con indiferencia.–Deja que te lleve a tu casa–. Propuso con él con amabilidad.–¿Y tu amo te lo permitirá?– Contestó Stella despectiva.–¿Porque siempre tienes que ser tan cruel?, El señor Richmond no es mi amo, simplemente es mi jefe, y además es como un padre para mí–. Contestó a la defensiva.–Ay, pero que susceptibles están todos el día de hoy, sólo era una broma–.Matt se acercó a ella de unas cuantas zancadas y la tomó por los hombros mirándola con intensidad, pero en sus ojos no se vislumbraba el deseo y el amor que solía sentir por ella, si no furia y coraje por lo que acababa de decirle.–Me estoy cansando de ser tu juguete, Stella, y te aconsejo que no colmes el límite de mi paciencia, porque puede que llegue el día en que deje de importarme y te trate con la misma indiferencia que tú me tratas a mí–. Le dijo apartándose bruscamente y avanzando hacia el coche.Por primera vez, Stella sintió que estaba perdiendo el control sobre el apuesto Matt , y eso la hizo sentir un miedo desconocido, y se sorprendió mucho más cuando vio que él encendió el vehículo y avanzó dejándola allí, sola después de qué le había ofrecido llevarla a su casa.–Oye, ¿Qué te pasa, idiota?, Dijiste que me llevarías–. Gritó exasperada pero él no se detuvo.Stella no podía creer lo que estaba pasando, es de joven simpático y agradable que haría todo por ella la estaba tratando con indiferencia, tal como se lo había dicho, y eso no podía permitirlo, lloró de frustración al no poder tener la situación bajo control como siempre, y no le quedó otro remedio que marcharse rumbo a la parada del autobús para regresar a su realidad, a esa terrible realidad que tanto detestaba. Por otra parte, Rossy, la hermana de Stella estaba más callada de lo normal, Maggie, su madre por supuesto que se dio cuenta inmediatamente de qué algo malo le estaba pasando, así que no perdió el tiempo y de inmediato quiso averiguar de qué se trataba.–¿Te sucede algo, cariño?– Preguntó la dulce mujer mientras le acariciaba el cabello.Rossy se quedó pensando unos segundos, pero luego de meditarlo un poco decidió contestarle a su madre con la verdad.–No quisiera darte esta mala noticia, Mamá, pero tú sabes que a ti no puedo ocultarte nada–. Responde preocupada.–Me estás asustando, hija, tú sabes que a mí puedes contarme lo que sea, somos una familia y cualquier cosa que esté sucediendo lo solucionaremos juntas–. Le dijo con dulzura.–Acaban de despedirme del trabajo, madre, y por más que he buscado no he logrado encontrar absolutamente nada, nos queda muy poco dinero y si esto sigue así, no sé qué es lo que vamos a hacer–. Exclamó la joven.Maggie la abrazó con ternura, y aunque también estaba preocupada, decidió mantener su fortaleza para apoyar a su hija en esos momentos tan difíciles.–No te preocupes, hija, en esta casa vivimos tres personas, y entre las tres solucionaremos el inconveniente por el que estamos atravesando–. Le dijo.–Por favor, mamá, tú sabes que en esta casa sólo tú y yo trabajamos, Stella solo se la pasa en casa de su mejor amiga viviendo una vida que no le corresponde, Diana es generosa y demasiado buena con ella, pero Stella sólo se confunde y en lugar de buscar un trabajo, pretende llevar una vida de muchacha rica que ni trabajando toda la vida podría alcanzar–. Soltó con lágrimas en los ojos.–Lo se, Rossy, tal vez la he consentido demasiado, pero ya es hora de que tu hermana nos ayude con los gastos de la casa, tú te haces forzado mucho por nosotras, sacrificando incluso la posibilidad de acceder a un futuro mejor por pagarle los estudios y por ayudarnos para que no nos faltará nada–. Señaló Maggie.–Para mí no es ningún sacrificio, todo lo he hecho con mucho gusto, mamá, pero ya es tiempo que mi hermana deje de vivir en esa burbuja y haga lo que le toca.–Madre e hija se abrazaron con mucha ternura, refugiándose una en la otra y tratando de dejar salir las tristezas y las preocupaciones ante el futuro tan desolador que les esperaba, cuando de pronto Stella entró a la casa dando un portazo .–Que enorme diferencia hay entre esta pocilga y la mansión de los Richmond–. Espetó con brusquedad.Tanto Rossy como Maggie se giraron al escucharla, y vieron con tristeza el gesto despectivo que Stella tenía en su rostro.–En lugar de estarte quejando, deberías ponerte a buscar trabajo, Stella, ya es tiempo que dejes de estar de holgazana jugando a la niña rica, y te pongas a trabajar para ayudar con los gastos de la casa–. Le gritó su hermana llena de coraje ante la soberbia actitud de la chica.–Me tienes harta, Rossy, me has dicho eso no sé cuántas veces, ya estoy buscando empleo, sólo que no me voy a conformar con un sueldo miserable tal como lo haces tú–. Respondió altiva.–Pues con ese sueldo miserable, tal como tú lo llamas, pudimos pagar tus libros y los gastos de tu escuela, que por cierto eran bastantes, y por si fuera poco alcanzó para que no nos faltara nada, sólo que tú eres una ambiciosa que no se conforma con lo que tenemos, pero déjame decirte una cosa, con esas inflas que te cargas, lo único que te haces es daño, porque nunca podrás alcanzar el nivel de tu amiga Diana aunque te lo propongas–. La enfrentó su hermana debido a todo el coraje que sentía.El rencor que Stella sentía por su amiga se incrementó aún más al escuchar las palabras de Rossy, odiaba a su familia porque sólo le recordaban su triste realidad y lo que según ellos no podía tener.–Yo no tengo la culpa de qué tú seas una conformista, que quieras seguir toda la vida como una mugrosa empleada, yo voy a salir de este barrio miserable y seré alguien importante aunque te pese, algún día todos mencionarán mi nombre y me respetarán, eso te lo juro, y no me importa lo que tenga que hacer para conseguirlo–. Espetó furiosa .Stella pasó junto a ellas y se dirigía a su habitación cuando su hermana la tomó bruscamente por el brazo y la obligó a mirarla.–Soy tu hermana mayor y no te permito que me hables así, con carencias y todo lo que tú quieras, pero siempre he hecho lo necesario por esta familia, y es justo que ahora tú hagas lo mismo, acabo de quedarme sin trabajo y tú sabes que necesitamos dinero para los gastos de la casa y para las medicinas de nuestra madre–. Confesó por fin dejando salir su profunda desesperación.Capítulo cinco .Stella no se esperaba aquella revelación, sencillamente no estaba preparada para asumir una responsabilidad que según ella estaba muy lejos de lo que se merecía.–Ese es tu problema, Rossy, ¿No te la pasas diciendo que eres la que ha sacado adelante a esta familia?, Pues ahora resuélvelo–. Soltó con total desparpajo.Rossy no daba crédito a lo que estaba escuchando, ¿Cómo era posible que Stella se comportara de aquella manera?, ¿Acaso no tenía corazón?, La furia se apoderó de la joven y cuando Stella quiso avanzar hacia su habitación, su hermana le cruzó el rostro de una bofetada.–Tu también vives en esta casa, así que no seas descarada y por primera vez en tu vida compórtate como alguien responsable–. La enfrentó.–Yo no soy como tú, Rossy, no me voy a conformar con un puesto de empleada cuando puedo tener el mundo mis pies si yo quisiera–. Espetó.–Deja ya de seguir soñando, pasar tanto tiempo en la casa de los Richmond te ha hecho mucho daño, tú no eres una muchac
Capítulo seis .Rossy miró con incredulidad a su hermana, le preocupaba de dónde había podido sacar el dinero que le estaba entregando para cubrir los gastos de la hospitalización de su mamá.–¿De dónde sacaste ese dinero, Stella?– Preguntó angustiada.Por la forma en que su hermana la estaba mirando, Stella se dio cuenta que tenía sospechas de la procedencia de aquel dinero, pero no pensaba darle el gusto de qué la viera como una mujer cualquiera, así que como siempre buscaría sacar una solución como las que acostumbraba para salir de apuros.–Tu siempre pensando mal de mí, pero déjame decirte que esta vez tu mente cochambrosa se equivocó como siempre que me juzgas, el dinero me lo dio Diana, y si quieres pregúntale para que te convenzas–. Mintió teniendo la plena certeza que su amiga la cubriría si fuera necesario.Rossy se sintió sumamente culpable por desconfiar de aquella forma de su hermana, después de todo le estaba proporcionando la tranquilidad que tanta falta le hacía en eso
Capítulo siete .Matt se hizo presente en el hospital para acompañar a Stella, y por primera vez ella dejó atrás la indiferencia con la que siempre lo había tratado para dar paso a una mujer que parecía tan distinta a como realmente era.–Gracias por estar aquí, Matt–. Dijo la chica abrasándose al apuesto joven.–Siempre que me necesites aquí estaré, sabes lo mucho que me importas, Stella–. Señaló.–Nunca antes vi a mamá ponerse así, todas eran recaídas sin importancia, pero ahora por lo que nos ha dicho el doctor es mucho más grave y ella necesitará ciertos cuidados y una atención que nosotros difícilmente podríamos darle–. Relató ella con lágrimas en los ojos.Matt sacó su cartera y sacó un fajo de billetes, poniéndolo sobre las manos desde Stella, quien abrió los ojos impresionada, pues nunca imaginó que el asistente pudiera contar con esa liquidez.–¿Por qué me das esto?– Preguntó ella todavía incrédula.–Eres la mujer que amo, y todo lo que tenga que ver contigo me importa, inclu
Capítulo ocho .Stella palideció Al percatarse de quién venía a bordo del flamante vehículo, eran nada más y nada menos que Diana y Matt, las personas a las que menos necesitaba ver en ese momento, puesto que lo del dinero podía salir a relucir en cualquier momento, y eso para nada le convenía, ya que quedaría como una mentirosa ante los ojos de su familia, y por supuesto ante sus amigos.–Que linda es tu amiga Diana, hijita, se tomó la molestia de venir hasta el barrio para estar contigo–. Dijo su madre profundamente conmovida.Por supuesto que a Stella no le gustó para nada el comentario de su mamá, pues consideraba que ella siempre prefería a las demás personas por sobre ella, y eso le disgustaba de sobremanera.–Rossy, entren a la casa, enseguida las alcanzo–. Se apresuró a decir tratando de salir de aquella situación tan embarazosa.–Claro que no, sería una grosería no invitarlos a pasar a la casa después de lo bien que tu amiga se portó con nosotros al darnos el dinero para los
Capítulo nueve.Diana se sobresaltó al escuchar lo que le había dicho Stella. Sentía que aquellas palabras eran sinónimo de mala suerte, pues el hecho de perder el collar que con tanto amor su novio le había regalado, definitivamente la haría quedar muy mal ante sus ojos. Seguramente él pensaba que ella carecía de facultades para todo, y eso la ponía terriblemente triste.–No puedo decirle lo del collar – se dijo a sí misma.Odiaba tener que mentirle a Tom, pero dadas las circunstancias no le quedaba otra alternativa. Era el momento en el que conocería a sus padres y por ningún motivo podía permitir que la vieran como la chica frágil e inútil a la que seguramente se imaginaban. Después de todo, el collar tal vez aparecería por allí en algún lugar más tarde.–¿Vas a decírselo? – Le preguntó Stella.–Claro que no, me duele tener que decirle una mentira, pero no puedo hacerlo en este momento – le respondió con un profundo pesar.–No está nada bien que le mientas, deberías decirle la verd
Capítulo 10.–Tengo algo muy importante que anunciarles – les dijo Tom a todos los presentes.Al decir aquello, toda la atención se centró en el joven, nadie tenía ni la menor idea de qué les diría y, por lo tanto, una atmósfera de tensión se hizo presente en el lugar. El corazón de Diana parecía quererse salir de su pecho, esperaba que cualquier cosa que su novio tuviera para anunciar no fuera algo que pudiera ensombrecer la felicidad que habían disfrutado durante todo ese tiempo.—Sé que lo que estoy a punto de compartir con ustedes los tomará por sorpresa, pero les aseguro que es la decisión más importante de mi vida — expresó con bastante nerviosismo.Tomó la mano de Diana y sus hermosos ojos se clavaron en la joven.—Mi amor, perdóname por no haberte consultado antes, pero, cuando escuches lo que tengo que decirte, entenderás el porqué de mi decisión – siguió diciendo.El miedo inundó el corazón de Diana, ni siquiera pasaba por su mente de qué se trataría aquel anuncio, no obstan
Capítulo uno.Stella y Diana estaban sentadas en la gran sala de la opulenta mansión de los Richmond, la familia más adinerada del país, Benjamin, el padre de Diana, era uno de los empresarios más importantes a nivel internacional, cuya trasnacional estaba asentada en el más importante barrio de Londres. En cambio Stella, pertenecía a la clase baja y vivía en un barrio pobre, había conocido a Diana en la universidad gracias a una beca de estudios que obtuvo por sus excelentes promedios y desde entonces se habían vuelto inseparables. Diana se había quedado invidente desde muy pequeña, y ese era un complejo que le causaba gran inseguridad, pero desde que Stella había llegado a su vida, las cosas habían cambiado un poco para ella.–Estoy muy nerviosa, amiga, Tom viene mañana y yo no le he dicho que no puedo ver–manifestó Diana preocupada.Stella se acercó cariñosamente acariciándole el cabello a su amiga.–Tenías que haberlo hecho, Diana, no debes sentir preocupación por no poder ver, si
Capítulo dos.Las lágrimas comenzaron a resbalar por los ojos de Diana, en ese momento sintió una opresión en el pecho y un miedo incontrolable se apoderó de su ser. Era un secreto demasiado importante, y por fin entendía que no debió habérselo ocultado a Tom, ya que después de todo formaba parte de ella, y sería algo con lo que tendría que cargar por el resto de sus días, pero se había enamorado, y su relación iba tan bien que sintió terror de qué una revelación semejante pudiese estropearla.–¿Qué sucede, mi amor?, ¿Por qué estás llorando?–le preguntó el confundido.Ella trató de respirar profundo, buscando tranquilizarse, y Matt al ver la situación en la que se encontraba su amiga, decidió intervenir para suavizar un poco las cosas.–Diana, será mejor que nosotros nos retiremos para que ustedes puedan hablar con toda tranquilidad–pronunció el joven comprensivo.Stella quiso acercarse, pero Matt no se lo permitió, así que tomando a la chica de la mano, la arrastró hacia el jardín.–