—¿Me has escuchado Elena? Volvió hablar—Aquí afuera hay lobos que pueden atacarte en cualquier momento. Se acercó a ella, su aliento era muy frío de su boca se podía ver salir humo blanco.
Seguía ignorándolo, sentía mucho coraje por la manera que lo estaba tratando. Ella tomo al menos unos siete troncos pequeños y se dirigió a la casa sin siquiera verlo a la cara. Estaba usando el método de la indiferencia contra él, ¡era lo último que le faltaba! La siguió con la mirada mientras observaba para todos lados, pero no podía ver nada todo estaba cubierto por la nieve que comenzaba hacerse gruesa.
—Elena, no puedes estar saliendo así sin avisarme, es muy peligroso. Yo me encargare de meter la leña a la casa. Vocifera una vez que estaba dentro de la cabaña.
Ella apilo los troncos cerca de la chimenea, froto sus manos cerca del fuego y se levantó pasándole por un lado como si el no estuviera allí parado. La observó hasta perderla en la
—Bueno, ¿entonces me volverás hablar?, yo puedo estar todo el día así. No pesas casi nada. —No quiero hablarte nunca más en mi vida, déjame en paz de una vez. —Eso no suena bien, podemos estar aquí encerrados por días, incluso semanas, ¿no querrás estar así en silencio? —Por mi como que no existes Sam ¡Bájame de una vez! —¿Porque me odias tanto? Tenía que saberlo, no podía detestarlo por el simple hecho de no querer estar con ella. Le estaba haciendo un favor al no juntarse con en el ámbito de la intimidad. —Eres como toda la b****a que he conocido en mi vida, y sabes que ya no me importa lo que piensen, ni de la caridad de nadie. No quiero hablarte más, por favor respeta mi decisión. —¿Basura? ¿Qué te hicieron para ser así? Le dijo poniéndola en el piso. —Solo déjame en paz. Sus ojos estaban cargados de dolor y a punto de desbordarse en lágrima
—¿Crees que sean hombres malos lo de afuera? Pregunta ella sacándolo de sus cavilaciones. —No lo sé… ¿Acaso te persigue algún hombre malo? ¿Un ex novio obsesionado? ¿Una enemiga? Quizás… Ella guardo silencio quizás no debió preguntar algo así, que estúpido era. Parecía un pinche policía haciendo preguntas. —Creo que sí. Eso no se lo esperaba… se incorporó un poco mirándola fijamente, ella solo miraba el techo. —¿Qué dices? ¿Quién? Frunce el ceño. —Es que no estoy segura, solo digo esto porque mi tío me metió muchas cosas en la cabeza. Tal vez solo son ideas mías. —¿Quién es tu tío? Se hizo el tonto con esa pregunta. —¿De verdad no sabes quién soy yo? Tenía que mentir si quería ganarse su confianza para poder convencerla de volver a casa. —La verdad es que no, soy un poco ermitaño. —¡Ya veo! Me llamo Elena Stel
—Esto sí que no lo olvidare. Dijo el muy satisfecho a pesar de los pensamientos alocados que estaba teniendo. —¡Eso espero! Porque yo no lo olvidaré Sam. Rieron al unisonó, intentando dormir un poco esa noche. Afuera caía una gran tormenta de nieve posiblemente eso mantuviera a los intrusos alejados pero no podía confiarse, igual por la mañana idearía una solución para sacarla con vida de la montaña. Se acurrucaron porque estaba comenzando hacer frío y ambos habían quedado exhaustos bajo las cobijas. A la mañana siguiente el cuerpo de Sam se encontraba solo en la inmensa cama, palmeo el lado donde la noche anterior dormía una hermosa pelirroja pero ese lado estaba frío y desolado. Se levantó de golpe pensando lo peor. Salió a toda prisa del cuarto sin fijarse en su desnudez, solo para encontrarla en la cocina con una de sus franelas puestas. Ella tenía las piernas cruzadas mientras estaba de espalda preparando algo, tal vez el
El río a carcajadas, de hecho tenía un poco de razón pero la verdad era que le preocupaba que los siguieran hasta su casa. Tendría que poner a unos chicos cuidando su apartamento sin que ella se diera cuenta, el no estaría todo el día en casa así que era mejor prevenir una desgracia en su hogar. El detalle era las excusas que tendría que dar para salir de la casa a cualquier hora. Después de todo no había pensado en todo. —La verdad no es eso lo que me preocupaba, no soy tan promiscuo como tú crees. Mintió. —Yo no he dicho eso, simplemente pienso que te lo estás pensando es todo. —No es así, te estás haciendo ideas. —Bueno, ¡como tú digas! Se giró para mirar por la ventanilla las heladas montañas, faltaban algunas horas para llegar al pueblo así que tendrían mucho rato para seguir conversando, ¿pero de qué? ¿De lo que había pasado en la cama? o ¿de qué ahora iba a vivir en su casa
Luego de hacerle una gran compra a Elena y dejársela en casa, se marchó para presentarse ante su jefe y contarle todo lo que había pasado y lo que estaba sucediendo. Desde luego que un sermón vendría luego de que le informara de lo que había hecho con su clienta. Decidió que lo mejor sería obvia la parte en la que se involucró íntimamente con la hija de su amigo. De momento lo más saludable para él era mantener en secreto ese detalle, ya que si Frank lo supiese era muy posible que lo sacase del caso. —¿Entonces la chica está a salvo en tu casa? Frank le pregunta mirándolo con aquella mirada afilada, como si estuviera esculcando su alma. —Sí, he puesto un coche con un par de chicos cuidando la entrada mientras yo no esté a su lado. Era lo único que se me ocurrió por hacer, ella no quería volver con su tío. —Que condescendiente te has vuelto Sam… me pregunto ¿Por qué será? ¿Acaso paso algo más que yo deba saber? Lo fulmina con la
La chica encontró una fotografía de una mujer muy menuda, era hermosa y en sus ojos azules había un brillo especial que la caracterizaba, la punzada de celos fue en aumento ¿Quién sería esa mujer? ¿Y toda esa ropa seria de ella? Pero la pregunta de todas, la más importante era, ¿Por qué tenía esa mochila escondida en su closet? Se mordió los labios sintiendo harta curiosidad. No le quedó más remedio que guardarlo todo como estaba, cuando estuviera sola revisaría con más cuidado ya que aún había cosas dentro que no había visto por miedo de que Sam entrara en la recámara pillándola fisgoneando. Se tiró en la cama pensando quien era Sam, tenía cosas de una chica en una mochila negra eso era sospechoso. De pronto se sentó de golpe ¿sospechoso?, y si en realidad ¿él era el chico malo? ¿Si él era el que estaba detrás de todo aquello? Apareció de la nada en la montaña ayudándola amablemente y le dio asilo en su casa, y ella había aceptado como una tonta ¿Y si estaba en
¿Qué estaba pasando? Se preguntó Elena confundida, Sam ¿Estaba casado? O ¿Lo estuvo? Peino su cabello con las manos en signo de frustración…No comprendía nada de nada. El mentía, lo sabía… le estaba mintiendo ¿Qué clase de trabajo hacía para que su mujer lo abandonará? — Pero, ¿porque guarda sus cosas aún? ¿La seguirá amando? ¿Estará esperando por ella? Se hizo todas esas preguntas, unas que quizás no tuvieran respuestas. Definitivamente algo le estaba ocultando Sam y no creía que fuera muy bueno, se sentía un poco asustada. ¿Esta chica estaría viva? Ahora se sentía más confundida de lo que ya estaba, como lidiaría con eso y muchos menos con sus hormonas todas locas cada vez que lo veía. No quería volver a casa de su tío pero... si se veía obligada lo tendría que hacer por su bien. Primero intentaría investigar sobre el trabajo de Sam y después sacaría conclusiones, no podía estar pensando que era un matón absuelto asesin
—Pensé que dormías. —No puedo parar de pensar que fue lo que te paso. —Ya te lo dije. —Tu Jeep no es viejo, ¿cómo es que le fallaron los frenos? —No lo sé, ya la mande a revisar aunque esta inservible. —¡Pobre coche! —Gracias, yo estoy bien ¿Eh? —Disculpa, pero yo no te mandé a no revisar tu automóvil después de descender de una montaña congelada. Sam se acomodó en una esquina de la cama ignorando la cantaleta que le formaba, sus mullidos huesos le agradecieron la suavidad de la cama ya que no dormiría en el duro sofá. Ella giro para verlo y le sonrió, luego le paso los dedos por la herida de su cabeza el arrugo un poco el ceño pero la caricia fue deliciosa reconfortándolo. —Debes descansar, duérmete ya. Le ordena después del sermón. —¡Si, lo haré! Cerró los ojos intentando conci