—Sí, supongo—dijo Jenica tratando de formar una media sonrisa en sus labios, claro que lo que consiguió fue una mueca encorvada que Dmitry interpreto que se trataba de una expresión molesta por tener que atenderlo cuando ya debería estar durmiendo—entonces no me tardo. —Tomate tu tiempo—le expreso con una sonrisa blanca escondiendo en esa expresión la ganas de romperle el hocico a alguien. Jenica salió de la habitación y se encaminó hacia la habitación más lejana para hablar con su padre, el que Dmitry estuviera ahí no debia significar algo bueno ademas de que parecía estar enfadado. Tomo el teléfono fijo y marco una vez, no respondió así que lo hizo de nuevo y sucedió lo mismo, pensó en llamar desde su teléfono móvil. Era usual que su padre no respondiera las llamadas de la casa, sobre todo por su madre, Jenica sabia muy bien que sus padres habían dejado de amarse años atrás, quizás desde que ella era una niña, en casa solía haber discusiones muy a menudo y por ello, siendo más gra
Nadia terminó poniéndose una pijama discreta, junto con un suéter de un tono carmesí que combinaba con su atuendo. Y mientras se cepillaba el cabello y se miraba al espejo, practicaba para sí misma, gestos de sorpresa y sobresalto, cuando Dmitry intentara inculparla por el incidente, aunque según ella, no había dejado ninguna prueba que la delatara. Se untó crema humectante en el rostro y en el cuello, pero en ese instante se percató que tenía una marca rojiza como si algo la hubiese lastimado, pero al meditarlo no supo exactamente a que se debia, ella quería pensar que tan solo era una reacción alérgica de su piel, ya que esta era sumamente delicada. Hizo caso omiso, puesto que debia bajar a ver a Dmitry. Una vez lista, bajo a la primera planta y ahí se encontró con Jenica. —¿En dónde esta?—quiso saber. —En la oficina—le indico e hizo una señal con la cabeza. —Ve a la cocina y trae un té para los dos—le ordeno a su hija pensando que una buena forma de aparentar inocencia era mos
—Lo reconoces—le pregunto, entonces Nadia no supo qué decir, puesto que aceptar que lo reconocía era decir que lo había visto muy recientemente, ya que se suponía que aquel collar tenía bastante años que había desaparecido. ¿Cómo podía recordarlo? —No—mintió enseguida. —¿De verdad?—cuestiono Dmitry algo sorprendido. Intuyo que a esas alturas lo mejor que podía hacer era negarlo todo, tenía una coartada, una que seguramente había fabricado, por lo que la policía no podía ayudarlo, así que por ello buscaba una dura y cruel venganza, la cual ya había comenzado a aplicar. —¿Debería?—Nadia intento sonreír. —¡Qué extraño!—dijo Dmitry para burlarse— ¿Acaso no recuerdas que era parte de un collar que había pertenecido a mi madre? — Siendo sincera, no lo recuerdo—insistió y negó con la cabeza. —Bueno, si no lo recuerdas, yo te refrescaré un poco la memoria—se aclaró la garganta y apoyo sus codos sobre el escritorio para entrelazar los dedos. —Como bien sabes, mi padre, solía obsequiarle
Nadia comenzó a llorar mientras Mihai la sermoneaba. Si hubiese sido por ella, hubiese evitado a toda costa decirle la verdad a su esposo, pero a esas alturas, necesitaba de Mihai y de sus métodos para solucionar ese problema, así que una vez que su esposo se detuvo se limpió las lágrimas y presto atención a lo que sucedía del otro lado del auricular. Mihai no parecía haberle colgado, sino que había puesto el teléfono en algún sitio mientras un ruido y un par de gritos sonaban al fondo. Luego de un par de minutos, Mihai volvió a tomar el teléfono. —Tardaré en llegar—le informo y aunque su voz sonaba un poco más tranquila, de igual forma sonó severa. —Gracias—dijo Nadia animada, como siempre su esposo siempre tenía una solución para todo y por ello, aún lo amaba. —Si Dmitry intenta algo en tu contra o incluso si llega la policía, no dudes en asesinarlo—la incito, pero aquella sugerencia dejo algo desconcertada a Nadia, si bien ese era el plan para Dmitry, no pensó que serían sus pr
Inspeccionó el teléfono, no parecia tener algo fuera de lo común, al menos en el exterior, pero en el interior...De pronto encontró una pequeña ranura que fue fácil de abrir, ahí encontró una memoria de almacenamiento y tambien el chip de la compañía telefónica. Se preguntó si en lo que había encontrado hallaría algo que le llamara la atención, algo importante.Al escuchar pasos aproximándose a la oficina, guardo el chip y la memoria en su bolsillo, junto con el frasco y dejo el teléfono en el cajón, justo donde lo había encontrado.Luego fingio estar leyendo una revista llegar con una charola, una par de copas y una botella.Dmitry frunció el ceño, estando en esa casa, no podia fiarse de nada, ni un té ni una copa.—Lo lamento mucho—expresó Nadia mientras limpiaba rápidamente las gotas que habían terminado cayendo sobre el escritorio.—No importa—dijo Dmitry con una sonrisa descarada—los accidentes suceden.Dmitry observo a Nadia con atención, esta tenía los parpados algo hinchados y
Capítulo 81—¿Acaso estas loco?—protesto Nadia levantándose de su lugar.Dmitry no respondió, pero si rodeo el escritorio y en un movimiento premeditado, la tomó por el brazo para azotarla contra uno de los muros.Debido al fuerte impacto, ella dejó caer el pequeño cuchillo que había ocultado bajo la manga de su ropa. Entonces Dmitry bajó la mirada, no muy sorprendido.—¿Para que pretendías usar eso, querida tía? —cuestiono él, está vez tomándola del cuello. Nadia inmediatamente se alarmó y quiso zafarse de su agarre, pero le fue imposible. Dmitry era mucho más fuerte que ella.—¿Que haces? —impugnó con la respiración agitada, si bien Dmitry no le estaba ocasionando ningún daño, aún, ella sintió desesperación— ¡Sueltame!—¡Responde! —bramo Dmitry aplicando un poco de presión sobre su agarre, entonces Nadia se quedó quieta.—Y-yo...—intento decir, pero se detuvo para buscar una excusa.—¿Tú que?—quiso obligarla a hablar.—Tú no parecías estar en tus cabales, así que lo traje para defend
—Mihai—dijo Nadia con voz entrecortada, la garganta le dolía debido a la fuerza que Dmitry había empleado sobre su cuello, el cual tenía bastante tensos los músculos. —¿Quieres callarte?—vocifero él para callar a su esposa— ¿Acaso no ves que estoy hablando con Dmitry? Le dirigió una mirada mordaz que ocasiono que Nadia se encogiera en su sitio, si bien, amaba a su esposo de una forma enfermiza. Existían ocasiones en las que a veces, esa tela que cubría sus ojos, se caía y se sentía realmente sola. Nadia se abrazó a sí misma para tratar de tranquilizarse y aunque, finalmente, Dmitry había decidido soltarla y no hacerle daño, al menos en ese momento. Nadia comenzó a temblar de miedo, sabia que había fallado no una sino dos veces y Mihai se iba a encargar de castigarla debidamente. —¿A qué has venido, querido sobrino?—expreso Mihai moviéndose entre los escombros para llegar a su escritorio. Se sentó sobre la silla con calma y elegancia, para después subir los pies y acomodarse como q
—Buena chica—expreso Mihai cuando Nadia coloco el cigarrillo entre sus labios y lo encendió con un mechero plateado que, de hecho, una de las muchas amantes de Mihai le había regalado. La verdad ya ni siquiera la recordaba, pero la carcasa del mechero era bastante elegante, digno de alguien como él, ademas de que tenía grabado su nombre. Dmitry observo la escena con cierta repugnancia, pero se vio obligado a quedarse hasta arreglar aquel asunto. —Así que has venido a matarla—dijo Mihai después de darle la primera calada al filtro del cigarrillo. Dmitry se quedó en silencio un instante y antes de responder, quiso ver el rostro de Nadia. Desgraciadamente, Nadia tenía la mirada agachada, pero era más que obvio que su rostro había perdido color, por lo que Dmitry dedujo que la confirmación que su propio esposo había pronunciado, le había helado la sangre. Dmitry asintió y sonrió de forma maliciosa. —¿Por qué no ir con la policía?—cuestionó sacando humo por sus fosas nasales y una vez q