Al abrir los ojos, una extraña sensación la invadió, era como una fatiga que había invadido su cuerpo, lo sentía demasiado pesado como para moverlo, parpadeo varias veces, incluso sus ojos se negaban a darle una visión concreta de lo que estaba ocurriendo. Intento no ser presa del pánico, así que para tranquilizarse respiro profundamente y dejo escapar el aire poco a poco para comenzar de nuevo. Hizo un nuevo intento, esta vez su vista le proporciono una imagen nebulosa, veía formas y colores, pero nada concretamente, era como si tuviera una tela encima de sus ojos que no le permitían ver nada. Era de día, eso pensó, había bastante luz, pero no parecía ser la luz del medio día, sino que la luz que iluminaba la habitación era la que alcanza a meterse a la media tarde. Volvió hacer el esfuerzo por aclarar su vista, se sentía demasiado cansada, su cuerpo le rogaba por un poco más de descanso, cerrar los ojos y volver a dormir, pero estaba inquieta, no sabia que pasaba y eso la aterraba.
Cuando Sarah se quedó dormida, Dmitry aprovecho el momento para irse del hospital, debia cambiarse de ropa, había dormido en el hospital, pero no solo por esa razón se iba, sino que necesitaba un tiempo a solas. Se había estado conteniendo por Sarah, uno de los dos debia consolar al otro, pero él de alguna forma también sentía devastado. Si bien aún no había aceptado del todo la existencia de un hijo suyo en el vientre de Sarah. Los últimos días había descubierto que sentía algo más que solo atracción física por ella. Verla llorar le hizo sentir mil emociones, tristeza, ira e impotencia por lo que había sucedido. Al llegar a casa, había descubierto a Sarah ensangrentada al pie de las escaleras, no pensó en culpables hasta que Gerald le entrego las piezas de lo que parecía ser un collar de perlas que también poseía una fina joya rosada que él recordaba muy bien. Su madre había poseído un collar similar que su padre le había obsequiado en algún cumpleaños, pero aquel collar había desa
—Señor—escucho Dmitry en cierto momento, aquella voz femenina le hizo despertar de la tortura autoinfligida que había estado haciendo todo ese tiempo. Horribles pensamientos que él creía que su familia se merecía por haberle robado aquella extraña sensación de ser padre, si bien en un inicio había despreciado la idea, ahora se sentía culpable por no haber añorado aquella criatura como ahora lo hacía. Dmitry levanto la mirada y vio a Olga justo frente a su escritorio, se preguntó el porqué habría pasado sin su consentimiento, pero después de reaccionar que ni siquiera había escuchado sus pasos, seguramente menos hubiese escuchado la puerta e incluso cabía la posibilidad de que en realidad si hubiese tocado, pero al no responderle se había tomado el atrevimiento de entrar. —Sírveme un whiskey—le ordeno sin siquiera escuchar el porqué es que se había presentado en su oficina. Olga, al ver a su señor bastante perturbado realizo la tarea encomendada al instante. Se acercó a la pequeña me
Frente a Sarah estaba una bandeja de comida para ella, tenía una hora esa bandeja ahí, pero no había querido comer absolutamente nada. ¿Cómo podía? Lo miro de reojo, estaba sorprendida de verlo precisamente ahí. Cuando se fue y no volvió, Sarah pensó que ese sería el fin de su relación, pero aunque él había vuelto, eso no garantizaba que se quedaría con ella, tal vez solo sentía lástima. —¿Cómo te sientes?—pregunto Dmitry, pero Sarah no respondió, solo desvío la mirada hacia la ventana. Cerro la puerta y se aproximó justo al sofá al lado de la cama, se sentó e intento tomar la mano de Sarah, ella alejó su mano, Dmitry frunció el ceño y la miro, pero Sarah no se atrevió a devolverle la mirada. Esta vez, Dmitry estiro la mano y obligo a Sarah a tomarle la mano, sin importar que Sarah no lo mirara de frente. Hubo silencio, Dmitry no sabia como abordar lo que había pensado durante todo el camino, pero tenía que decírselo. Afuera se escuchaba el sonido de la ciudad, el sonido de los
—¿Qué haces aquí?—preguntó sorprendida. Dmitry se abrió paso con cierta elegancia y astucia dejando a su prima desconcertada.Ella no sabía nada sobre lo que su madre había hecho, lo único que sabía y tenía entendido era que pronto volvería a París, según lo que su madre le había comentado.—¿Buscas a mi padre? —cuestiono ella al cerrar la puerta, pero Dmitry la ignoró. —¿Y la servidumbre de esta casa? —cuestiono Dmitry, interesado en conocer la precariedad en la que vivían y por lo que estaba viendo era más que obvio que sin su patrocinio, su familia había caído en la desgracia y era ahí donde pretendía dejarlos por haberse metido con Sarah.—P-pues...—dudó, sus padres tenían dinero, pero ya no el suficiente para poder contratar a un servicio de limpieza completo como lo tenía la casa anterior—me parece que estaremos aquí temporalmente así que mis papás dijeron que no era necesario contratar a nadie.—¿Donde esta mi querida tía? —cuestiono enseguida, tenía bastante ganas de matarla,
—Sí, supongo—dijo Jenica tratando de formar una media sonrisa en sus labios, claro que lo que consiguió fue una mueca encorvada que Dmitry interpreto que se trataba de una expresión molesta por tener que atenderlo cuando ya debería estar durmiendo—entonces no me tardo. —Tomate tu tiempo—le expreso con una sonrisa blanca escondiendo en esa expresión la ganas de romperle el hocico a alguien. Jenica salió de la habitación y se encaminó hacia la habitación más lejana para hablar con su padre, el que Dmitry estuviera ahí no debia significar algo bueno ademas de que parecía estar enfadado. Tomo el teléfono fijo y marco una vez, no respondió así que lo hizo de nuevo y sucedió lo mismo, pensó en llamar desde su teléfono móvil. Era usual que su padre no respondiera las llamadas de la casa, sobre todo por su madre, Jenica sabia muy bien que sus padres habían dejado de amarse años atrás, quizás desde que ella era una niña, en casa solía haber discusiones muy a menudo y por ello, siendo más gra
Nadia terminó poniéndose una pijama discreta, junto con un suéter de un tono carmesí que combinaba con su atuendo. Y mientras se cepillaba el cabello y se miraba al espejo, practicaba para sí misma, gestos de sorpresa y sobresalto, cuando Dmitry intentara inculparla por el incidente, aunque según ella, no había dejado ninguna prueba que la delatara. Se untó crema humectante en el rostro y en el cuello, pero en ese instante se percató que tenía una marca rojiza como si algo la hubiese lastimado, pero al meditarlo no supo exactamente a que se debia, ella quería pensar que tan solo era una reacción alérgica de su piel, ya que esta era sumamente delicada. Hizo caso omiso, puesto que debia bajar a ver a Dmitry. Una vez lista, bajo a la primera planta y ahí se encontró con Jenica. —¿En dónde esta?—quiso saber. —En la oficina—le indico e hizo una señal con la cabeza. —Ve a la cocina y trae un té para los dos—le ordeno a su hija pensando que una buena forma de aparentar inocencia era mos
—Lo reconoces—le pregunto, entonces Nadia no supo qué decir, puesto que aceptar que lo reconocía era decir que lo había visto muy recientemente, ya que se suponía que aquel collar tenía bastante años que había desaparecido. ¿Cómo podía recordarlo? —No—mintió enseguida. —¿De verdad?—cuestiono Dmitry algo sorprendido. Intuyo que a esas alturas lo mejor que podía hacer era negarlo todo, tenía una coartada, una que seguramente había fabricado, por lo que la policía no podía ayudarlo, así que por ello buscaba una dura y cruel venganza, la cual ya había comenzado a aplicar. —¿Debería?—Nadia intento sonreír. —¡Qué extraño!—dijo Dmitry para burlarse— ¿Acaso no recuerdas que era parte de un collar que había pertenecido a mi madre? — Siendo sincera, no lo recuerdo—insistió y negó con la cabeza. —Bueno, si no lo recuerdas, yo te refrescaré un poco la memoria—se aclaró la garganta y apoyo sus codos sobre el escritorio para entrelazar los dedos. —Como bien sabes, mi padre, solía obsequiarle