Narrador. -” Ha hecho muy buen trabajo, doctor”- le dijo esa mujer mirándose al espejo donde se veía una mujer mucho más joven, que la verdadera edad que ella tenía, literalmente delante suya, en el espejo había una mujer nueva. Alguien que nadie reconocería. Probó a sonreír, para ver si el movimiento de los músculos de su cara correspondía perfectamente a sus expresiones. Y se alegró que fuera sí. Le había costado mucho todos estos meses, llegar hasta donde estaba ahora, de hecho, había agotado, el último de los recursos que tenía para conseguir dinero. Ya había entregado la última prueba del chantaje al que hacía años tenía sometido a un reconocido político conservador, con el que ella había tenido una sórdida aventura, para evitar que todo saliera a la luz, y se enterara, su mujer, sus votantes y su partido. Pero ya no tenía más pruebas, a cambio de dinero, se las había ido entregando todas. Con lo último que le sacó, hacerse la cirugía, para evitar ser reconocida. Desde hoy
Kenai. No entiendo, por mucho que lo intente, no entiendo, que le pasa por la cabeza a los mayores. ¿Por qué creen que los niños no nos damos cuenta de nada, que somo estúpidos o algo? Muchas veces hablan delante de nosotros pretendiendo creer que no escuchamos. De eso justo estaba hablando con mi primo mayor Marcus Newton, también lo llaman príncipe. Él es el hijo del ayudante de mi tío Duff, y la mejor amiga y secretaria de mi tía Cathaysa, mi tío Howard y mi tía Abigail. Marcus es muy inteligente, tiene la misma edad que yo aunque algo mayor por meses, casi va a cumplir los nueve años, pero al contrario que yo, va dos cursos más avanzado, ya que es considerado un niño genio, desde que mi tía me lo presentó por una videollamada hemos, congeniamos al instante, quizás es debido a que, el resto de mis primos, tanto Ithaysa, de tres años y la hermana de Marcus, como los segundos gemelos del terror, como los llaman la familia, Ancor y Airam, y su adorable hermana Skye, que son los
Narrador. Pocos podían pensar los padres de los herederos, de lo que tramaban sus hijos. Los dos mayores habían tramado un plan perfecto, que sería la envidia de muchos grupos de espionaje y contraespionaje de cualquier país. Mientras Marcus Newton, se encargaba de la logística, hackeando, las web de los policías, e incluso del FBI, controlando las cámaras del hospital donde estaba la abuela de Kenai, por si algunos de los malos se presentaban por allí, así como las cámaras de tráfico del colegio de Kenai, y de la empresa Vieira, Kenai Vieira se encargaba de organizar a los pequeños, y explicarles como debían hacer el espionaje de todo lo que se decía en su casa, sobre lo que estaba ocurriendo con respecto a los buscados, los padres de sus padres. A todos los primos les encantó la idea, se lo tomaron como un juego muy divertido, los gemelos hasta se prepararon su indumentaria de espías, con gafas oscuras, ropa negra y micrófonos falsos, nadie de la familia Sinclair les sorprendió qu
Hogan Morris. Mientras entraba en el vestuario del personal del hospital, agradecí mi educación militar, ya que al parecer a nadie le pareció extraño, que un hombre de color con una gorra de beisbol, una chaqueta de aviador de cuero, unos vaqueros desgastados, y una mascarilla oscura, caminara libremente por el hospital, y que nadie se diera cuanta de loa sospechoso que parecía, ni siquiera la seguridad del edificio. Al parecer todos son muy incompetentes en su trabajo. Forcé una de las taquillas, consiguiendo así la identificación, y el uniforme, de uno de los médicos de color, del que previamente había obtenido su nombre, en el panel de personal médico del hospital, que se encontraba en el vestíbulo del mismo, colocado en un gran cuadro en la pared. Me coloqué una mascarilla y un gorro de cirujano, para no ser reconocido. Con esta indumentaria salí del vestuario, y me dirigía de forma tranquila, imitando la forma de caminar del médico, y las enfermeras que veía a mi alrededor, h
Rayco. - “Ya ha accedido a el ala VIP, se ha indicado al personal que se comporte con naturalidad, y en la medida de los posible, lo ignoren, como si fuera un enfermero más.”- nos dijo Carlos Esteban, nuestro jefe de seguridad. Tanto Rihanna como yo, mirábamos el monitor en la sala de seguridad del hospital. Yo no quitaba la atención de mi esposa, y de verdad estaba preocupado, sabía que lo que iba a suceder ahora, de alguna forma, le afectaría, aunque quisiera mantenerse imperturbable y fuerte, estábamos asistiendo al intento de asesinato por parte de su padre, hacia su madre, sólo un ser desprovisto de emociones humanas, podría no sentirlo. Por otro lado, estaban mis propios sentimientos, y sobre todo mi miedo a que esto le afectara tanto, que repercutiera en su estado de ánimo, no deseaba verla deprimida, y menos en su estado, si hubiera sido por mí, esta rebelde mujer no estaría aquí, en estos momentos, estaría en casa, reprendiendo a nuestro hijo, por su genial idea, que ningu
Rihanna. Lo miré a través de la ancha mampara de protección. Él ni me quería mirar. Mantenía su expresión, fría y distante, mirando a un punto indeterminado, que estaba detrás de mí. Todo esto me parecía surrealista, llevaba más de cinco minutos mirándolo, sin decir nada, sinceramente, las palabras que también había preparado en mi cabeza, antes de venir, no querían salir de mi boca. Al principio pensé que se iba a negar a verme, sabía que me odiaba, y eso era algo triste, ya que por mi sangre corría también parte de su herencia genética, algo que yo trasmitiría a mis hijos, en definitiva, yo, y mi descendencia, somos la única prueba de que, Hogan Morris, existió en este mundo alguna vez. Y, aun así, el odio que destilaba ese hombre, lo estaba consumiendo. Yo por mi parte, aunque lo despreciaba, por lo que le había hecho a mi madre, también sabía que, el verdadero objetivo de mi padre era mi marido, y eso decía mucho de la clase de persona que era. Una persona enferma por el od
Rayco. Sabía que me iba a costar abrirme a Medusa, contar esa parte de mi vida no era grata, porque, aunque tuve mucha ayuda por parte de la familia Bencomo, en el fondo creo que nunca, o por lo menos no del todo, lo he superado. Hay mucho rencor y odio acumulado hacia esa mujer. Lógicamente, tras la atrocidad que ha cometido está mal nacida, no puedo sino aumentar mi rencor y odio hacía ella. ¿Qué clase de madre desea acabar con la vida de su hijo, sólo por una maldita herencia? Pero, ya que mi esposa ha decidido dejar sus récores atrás, quizás sea hora de hablar con ella de esto. Nunca le he contado a nadie esto. Hasta los Bencomo saben de mi pasado, porque siempre han estado ahí, y saben de cómo era ese ser desnaturalizado, pero ninguno supo nunca hasta el nivel de maltrato que recibí yo de niño, por culpa de Nayra Vieira. Principalmente porque quería proteger a mi padre, al principio no hablaba por miedo, era muy pequeño, pero después, simplemente, pedí ir al internado en Es
Rayco. - “Pocos saben que mi padre se casó con mi madre porque esta se quedó embarazada, de hecho, mi padre dudó durante todo el embarazo, debido a los diferentes amantes que tenía mi madre, cuando la conoció, de que yo fuera hijo suyo. Es por eso que se casaron con un acuerdo prematrimonial, en el que decía que, si tras mi nacimiento se demostraba que él no era mi padre, podrían divorciarse. Al mismo tiempo, en ese acuerdo, también se especificó, que en caso de que se divorciaran, por otros motivos, si uno de esos motivos era la infidelidad, en el divorcio, cada uno se llevaría los bienes que hubieran aportado al matrimonio, y de los que, si se obtuvieron durante el matrimonio, la persona que hubiera sido infiel, en perdería ese derecho, además de mi custodia, en el caso de que yo fuera hijo de mi padre. Cuando nací mi padre se hizo la prueba de paternidad, que demostró que verdaderamente yo era su hijo, y durante un tiempo pareció que la relación de mis padres había mejorado, pero