Sin saberlo Ahmed, Mía le estaba devolviendo poco a poco las ganas de vivir, las que había perdido cuando pasó todo aquello.Al otro día, Mía se despertó con un terrible dolor de cabeza, no recordaba lo ocurrido la noche anterior, el último recuerdo era de cuando estaba platicando con Ahmed al borde de la piscina, no tenía idea de cómo había llegado a su cuarto.—¡No puede ser! Volví a beber.Alzó la manta para asegurarse de que no había pasado lo mismo que la vez anterior, se dió cuenta de que se encontraba completamente desnuda, aún lado de ella estaba una toalla.—¡Dios que hice! ¿Me quitaría la ropa estando en la piscina?Se vistió rápidamente, tenía que investigar qué locuras había cometido, bajó al comedor, ahí se encontraba Ahmed desayunando, cuando menos está vez logró encontrarlo para que resolviera sus dudas.—Buen día.—Buen día Mía ¿qué tal has dormido?—Pará ser sincera no lo sé, no logro recordar nada, solo quiero pedir disculpas si cometí alguna tontería.—No te preocup
Días después todo estaba listo para partir a Dubai, Mía estaba nerviosa, Ahmed contrato una asistente que conocía a su familia y las tradiciones de su país para que la apoyara en todo momento y le indicara cómo debía comportarse y no tuviera problemas con su familia, también la asesoría en su forma de vestir, le fueron dadas varias prendas para cambiarse antes de bajar del avión, durante el viaje Ahmed le dió algunas recomendaciones.-Al llegar te presentare como mi invitada, mi familia es muy apegada a las tradiciones, Raccha te explicara lo necesario, no quiero que te sientas presionada, no es esa mi intención, sólo te pido por favor que trates de apegarte a las normas, mi madre suele tomar medidas extremas si no se siguen, ya tuve esa experiencia anteriormente, espero que nuestra estancia en el país sea breve, sólo el tiempo necesario, mi familia insistió en recibirnos en el aeropuerto, creo que Raccha ya te explico un poco como es el saludo.-Así es, no debes preocuparte, he trata
Por la mañana Mía despertó, Ahmed ya no estaba al lado de ella, encontró una pequeña nota sobre la almohada.—Gracias por permitirme quedarme a tu lado, tu apoyo y compresión han significado mucho.Sonrió al leer el contenido de la nota, la almohada aún tenía su aroma, cerca de Ahmed se sentía segura, había pensado en regresar pronto a Nueva York, pero lo sucedido esa noche la hizo cambiar de opinión, si su apoyo era importante para él, se quedaría.Desayunó como siempre en la habitación, sabía que quizá no vería pronto a Ahmed, debía de estar ocupado con tantos asuntos diplomáticos que solucionar, llamó a Raccha para salir a dar un paseo por el jardín, una ventaja era que al estar la madre de Ahmed aún de luto, no se la encontraría por los pasillos, era una mujer desagradable y de mal carácter.Volvió a sentarse de nuevo en la misma banca de la vez anterior, Raccha regresó a la cocina para desayunar, le pidió regresar lo más pronto posible, no quería tener problemas por estar sola en
Cambell no estaba acostumbrado a llevar toda la presión de la empresa él solo, temía que la familia de Ahmed no le permitiría regresar, su amigo ni siquiera le había llamado, se enteró de la muerte del Jeque mediante los noticieros, le asustaba pensar que llevaría por completo la responsabilidad de la empresa.Ese día decidió salir a beber a un bar, necesitaba relajarse, la relación con Thara iba muy bien, pero era una relación a distancia, entró en un bar cercano al edificio donde estaba su departamento, se sentó en la barra y pidió un ron.Hasta ahora comprendía toda la tensión en la que vivía Ahmed, tomar todas las decisiones de una empresa tan grande, no era tarea fácil, no quería imaginarse que sentía su amigo ante toda esa presión que tenía en Dubai, ya había sido nombrado como el nuevo Jeque, además le entregaron la jefatura del Gobierno de los Emiratos Árabes, ahora no solo tendría la responsabilidad de su país, sino que también con los problemas económicos de la Federación en
Ahmed se despertó muy temprano, tenía que dejar la habitación de Mía antes de que amaneciera, la observó por un rato antes de marcharse, era hermosa, definitivamente lo que sentía por ella era especial, era un sentimiento muy fuerte, se acercó lentamente y depositó un tierno beso sobre sus labios, ella se movió en ese momento, lo que hizo que Ahmed se sobresaltara.Pensó que se había dado cuenta, pero no fue así, siguió tan dormida como antes, movió su pierna y su brazo, colocándolos sobre él, Ahmed sintió un calor recorriendo su cuerpo, no quería despertarla, se tenía que ir antes de que alguien se diera cuenta de que había pasado la noche ahí, al sentir la calidez del cuerpo de Mía sobre él, sintió que una parte muy privada de su cuerpo comenzaba a despertar, intentó alejarse lentamente, en ese momento ella abrió los ojos, se encontró con Ahmed viéndola fijamente, notó que respiraba de manera entrecortada.Se dio cuenta en la posición en la que estaba, prácticamente tenía la mitad d
Ahmed se tomó un tiempo para ir a ver sus hermanas Aaminah y Aanisa, eran hijas de una esposa menor de su padre, tenían 19 y 21 años respectivamente, al llegar a casa de sus hermanas lo recibió la esposa de su padre, con lágrimas en los ojos le contó cómo sus hijas habían intentado huir a bordo de un yate, pero fueron interceptadas en la costa de un país vecino, los hombres de su padre les dieron alcance, fueron obligadas a regresar al país, desde ese día no sabía nada sobre ellas.Ahmed no podía creer hasta dónde podía llegar su padre, tenía que investigar inmediatamente donde se encontraban sus hermanas.—No debes preocuparte mujer, haré lo posible para encontrar a mis hermanas.Zafir se encontraba en Estados Unidos ayudando a Cambell con su problema, el cual no iba nada bien, no lograron obtener videos de las cámaras del bar, ni del propio edificio donde vivía, alguien se había encargado de borrarlos, no le quedaba otra opción que borrar el video de Internet cada que alguien lo sub
En Italia, Carlo llegaba a casa de sus padres, su madre lo había mandado llamar, acudió por respeto, sabía lo que se proponía su madre y eso le molestaba, solo estaría unos días y regresaría a Estados Unidos, no descansaría hasta encontrar a Mía.—Bambino has llegado.—Mamma ¿qué es tan urgente como para hacerme venir?—Ahora hablamos, primero instálate, ponte guapo y bajas a comer con nosotros, tu padre no tarda en llegar.—Está bien mamma.Carlo era un hombre muy apuesto, sus malas maneras eran las que lo hacían intolerable, era alto y bien parecido, su constancia en el ejercicio se notaba a simple vista, unos ojos color miel iluminaban su rostro, por eso le encantaban los ojos de Mía porque eran igual a los de él, una fina barba le daba ese toque rudo que a las chicas encantaba, pero su prepotencia y arrogancia echaban todo a perder.Cuando bajó, se dio cuenta de que no sería una comida familiar.—¿Qué es esto?—Hijo, ven acá, ella es Vittoria, hija de tu padrino Tommasso Nicolo.D
Cambell estaba más tranquilo, al parecer ya se estaba olvidando el tema del video, había pagado a una florería en Los Ángeles para que enviara diariamente hermosos ramos florales a Thara, pedía incluyeran tarjetas con mensajes que el enviaba, al principio la cubana los rechazaba, después empezó a aceptarlos y a contestar sus mensajes.Ese día tenía mucho trabajo en la oficina, era viernes y por la tarde viajaría hacia Los Ángeles para ver a la cubana, tenía meses que no la veía y ya se imaginaba la gran noche de pasión que pasarían juntos, revisaba unos documentos mientras tarareaba una canción con alegría, no podía estar de mejor humor ese día.Su puerta se abrió intempestivamente dejando entrar a la chica rubia del bar.—¡Qué demonios!—Hola guapo ¿me recuerdas?—Vaya, te he buscado hasta debajo de las piedras y sólita te has venido a meter a la cueva del lobo, de aquí no sales hasta que me digas cuáles fueron tus intenciones al drogarme y grabar ese asqueroso video.—¿Asqueroso? A