Cambell no estaba acostumbrado a llevar toda la presión de la empresa él solo, temía que la familia de Ahmed no le permitiría regresar, su amigo ni siquiera le había llamado, se enteró de la muerte del Jeque mediante los noticieros, le asustaba pensar que llevaría por completo la responsabilidad de la empresa.Ese día decidió salir a beber a un bar, necesitaba relajarse, la relación con Thara iba muy bien, pero era una relación a distancia, entró en un bar cercano al edificio donde estaba su departamento, se sentó en la barra y pidió un ron.Hasta ahora comprendía toda la tensión en la que vivía Ahmed, tomar todas las decisiones de una empresa tan grande, no era tarea fácil, no quería imaginarse que sentía su amigo ante toda esa presión que tenía en Dubai, ya había sido nombrado como el nuevo Jeque, además le entregaron la jefatura del Gobierno de los Emiratos Árabes, ahora no solo tendría la responsabilidad de su país, sino que también con los problemas económicos de la Federación en
Ahmed se despertó muy temprano, tenía que dejar la habitación de Mía antes de que amaneciera, la observó por un rato antes de marcharse, era hermosa, definitivamente lo que sentía por ella era especial, era un sentimiento muy fuerte, se acercó lentamente y depositó un tierno beso sobre sus labios, ella se movió en ese momento, lo que hizo que Ahmed se sobresaltara.Pensó que se había dado cuenta, pero no fue así, siguió tan dormida como antes, movió su pierna y su brazo, colocándolos sobre él, Ahmed sintió un calor recorriendo su cuerpo, no quería despertarla, se tenía que ir antes de que alguien se diera cuenta de que había pasado la noche ahí, al sentir la calidez del cuerpo de Mía sobre él, sintió que una parte muy privada de su cuerpo comenzaba a despertar, intentó alejarse lentamente, en ese momento ella abrió los ojos, se encontró con Ahmed viéndola fijamente, notó que respiraba de manera entrecortada.Se dio cuenta en la posición en la que estaba, prácticamente tenía la mitad d
Ahmed se tomó un tiempo para ir a ver sus hermanas Aaminah y Aanisa, eran hijas de una esposa menor de su padre, tenían 19 y 21 años respectivamente, al llegar a casa de sus hermanas lo recibió la esposa de su padre, con lágrimas en los ojos le contó cómo sus hijas habían intentado huir a bordo de un yate, pero fueron interceptadas en la costa de un país vecino, los hombres de su padre les dieron alcance, fueron obligadas a regresar al país, desde ese día no sabía nada sobre ellas.Ahmed no podía creer hasta dónde podía llegar su padre, tenía que investigar inmediatamente donde se encontraban sus hermanas.—No debes preocuparte mujer, haré lo posible para encontrar a mis hermanas.Zafir se encontraba en Estados Unidos ayudando a Cambell con su problema, el cual no iba nada bien, no lograron obtener videos de las cámaras del bar, ni del propio edificio donde vivía, alguien se había encargado de borrarlos, no le quedaba otra opción que borrar el video de Internet cada que alguien lo sub
En Italia, Carlo llegaba a casa de sus padres, su madre lo había mandado llamar, acudió por respeto, sabía lo que se proponía su madre y eso le molestaba, solo estaría unos días y regresaría a Estados Unidos, no descansaría hasta encontrar a Mía.—Bambino has llegado.—Mamma ¿qué es tan urgente como para hacerme venir?—Ahora hablamos, primero instálate, ponte guapo y bajas a comer con nosotros, tu padre no tarda en llegar.—Está bien mamma.Carlo era un hombre muy apuesto, sus malas maneras eran las que lo hacían intolerable, era alto y bien parecido, su constancia en el ejercicio se notaba a simple vista, unos ojos color miel iluminaban su rostro, por eso le encantaban los ojos de Mía porque eran igual a los de él, una fina barba le daba ese toque rudo que a las chicas encantaba, pero su prepotencia y arrogancia echaban todo a perder.Cuando bajó, se dio cuenta de que no sería una comida familiar.—¿Qué es esto?—Hijo, ven acá, ella es Vittoria, hija de tu padrino Tommasso Nicolo.D
Cambell estaba más tranquilo, al parecer ya se estaba olvidando el tema del video, había pagado a una florería en Los Ángeles para que enviara diariamente hermosos ramos florales a Thara, pedía incluyeran tarjetas con mensajes que el enviaba, al principio la cubana los rechazaba, después empezó a aceptarlos y a contestar sus mensajes.Ese día tenía mucho trabajo en la oficina, era viernes y por la tarde viajaría hacia Los Ángeles para ver a la cubana, tenía meses que no la veía y ya se imaginaba la gran noche de pasión que pasarían juntos, revisaba unos documentos mientras tarareaba una canción con alegría, no podía estar de mejor humor ese día.Su puerta se abrió intempestivamente dejando entrar a la chica rubia del bar.—¡Qué demonios!—Hola guapo ¿me recuerdas?—Vaya, te he buscado hasta debajo de las piedras y sólita te has venido a meter a la cueva del lobo, de aquí no sales hasta que me digas cuáles fueron tus intenciones al drogarme y grabar ese asqueroso video.—¿Asqueroso? A
Cambell había intentado explicarle a Thara lo que estaba ocurriendo, la razón por la cual había cancelado su cita con ella, pero la cubana no lo permitió, simplemente cuando escucho que la rubia del vídeo tenía que ver, colgó la llamada y se negaba a contestar.Él solo deseaba que le entregaran los resultados del exámen de ADN, así podría comprobar que ese hijo no era de él y podría continuar con su vida al lado de Thara, esa cubana le encantaba, no podía sacarla de su cabeza.El día de la entrega de los resultados, Cambell llegó al hospital en compañía de la rubia, los recibió el médico amigo de Cambell, que ya los estaba esperando.—Qué tal amigo ¿listo para recibir los resultados?—Listo, estoy seguro que serán negativos.—Adelante, tomen asiento de favor.Cambell estaba tranquilo porque se sentía seguro de que ese hijo no era suyo.—Seré breve al leer los resultados, trataré de hacerlo de una manera entendible para ambos “genéticamente se confirma que el supuesto padre, es el padr
Mía no podía creer lo que estaba escuchando, todo aquello le parecía una mala broma.—No es gracioso Ahmed.—No estoy bromeando Mía, yo no deseo casarme con Aracha y tú no quieres casarte con Carlo, piénsalo bien, te dejaré sola para que estés tranquila y así puedas tomar una buena decisión, mañana vendré para que me des tu respuesta.Mía no contestó, estaba completamente sorprendida, había estado conviviendo con el hombre al que le entregó su primera vez, sintió una gran vergüenza, por otro lado, estaba furiosa con él, como pudo ese hombre callar algo así y tratarla como si nada hubiera pasado entre ellos y vaya que había pasado y de qué manera.Estuvo tentada a llamar a Thara o a Caroline, pero era seguro que Carlo tendría intervenidos sus teléfonos y con ese hombre no quería nada, en realidad no contaba con nadie en quien confiar, se sentía más sola que nunca, Amira y Raccha eran demasiado conservadoras como para contarles algo así.Pasaron algunas horas, no podía dormir, cada vez
—¿Estás hablando en serio?—Así es, necesito asegurarme de que respetarás mis condiciones, nos casaremos por qué nos conviene a los dos.—No es necesario contrato alguno, respetaré tus condiciones, no pasará nada que tú no quieras que pase, si tan mal te parece ser mi esposa en todo lo que eso implica, lo respeto, no estás obligada a nada —Ahmed sentía que el corazón se le oprimía ante la frialdad de Mía.—Está bien, pero firmaremos un acuerdo, donde se esclarezca que si no respetas las condiciones preestablecidas podré regresar a Estados Unidos.—Perfecto, que así sea.Ahmed regresó a su habitación, mil pensamientos pasaban por su mente, el primer paso estaba dado, ya se encargaría de que Mía se enamorara de él.El paso más difícil sería informarle a su madre, quería que la boda fuera lo más pronto posible, al no vivir los padres de Mía, Básima tendría que encargarse de todo de acuerdo a la tradición, sabía que su madre se opondría a que entregara una dote a la chica por no tener fam