En Los Ángeles, Mía estaba en su recámara acompañada por Thara, el día de la boda se acercaba, aún no podía creer que se casaría con un hombre al que no ama, que para salvar a su hermana y a la empresa que fundó su padre, tuvo que aceptar ese matrimonio obligado, no pudo evitar llorar, sentía que sus enrojecidos ojos ya se están quedando sin lágrimas.
—Amiga aún estás a tiempo de detener está locura, ya eres mayor de edad, puedes acceder a tu herencia y marcharte lejos de esa mujer, no sacrifiques tu felicidad.—No puedo hacerle eso a mi padre, él levantó su empresa desde cero, con mucho sacrificio y si no lo hago yo, Sonia obligará a mi hermana y eso no lo voy a permitir.—No sé ya que decir, ni como ayudarte chica, Sonia te tiene entre la espada y la pared.—Que estés aquí conmigo es la mejor ayuda, sin ti ya hubiera enloquecido, gracias amiga.—Un punto a tu favor es que no te has enamorado, ya no recuerdo cuándo fue la última vez que saliste con algún chico, eso ayudará a que quizá más adelante te enamores de Carlo, no vas a negar que está como quiere, si no puedes evitarlo, quizá podrías disfrutarlo.—No me enamoraré de un hombre que me ha comprado cómo se compra el ganado, si en verdad me ama como dice, se hubiera preocupado en conquistarme, pero el muy cobarde no lo hizo, prefirió actuar desde las sombras y buscar la manera de obligarme.—Demasiada carga han puesto sobre ti amiga, eso no es justo, tu no debes sacrificar te por tu familia, debería de ser Sonia quien se case con Carlo, se ve que se entienden a la perfección, son tal para cual.Mía no estaba interesada en los preparativos de la boda, era algo que no le interesaba en absoluto, sabía que Sonia estaba tirando la casa por la ventana, Carlo le había dado carta abierta con los gastos, tal parecía que la que se casaría sería ella, solo faltaba que ella se midiera el vestido de novia, Mía la imagino ante el altar casándose con Carlo, que buen matrimonio harían esos dos seres tan despreciables.Sonia estaba satisfecha consigo misma, mataría dos pájaros de un solo tiro, se desharía de la insoportable de su hijastra y Carlo le daría a cambio una gran cantidad de dinero, le había pedido que se la llevara muy lejos, donde ella no la volviera a ver jamás y él prometió que lo haría, le gustaría ver la cara que pondría Mía cuando estando ya en Italia se diera cuenta de que se había casado con un mafioso y no cualquiera, sino uno de los más importantes de Europa, su maldad le permitía disfrutar ese pensamiento.Convencerla de aceptar la propuesta de Carlo fue tan fácil, en cuanto le inventó que la empresa de su padre estaba por irse a la bancarrota y que si ella no aceptaba casarse con él, lo haría Caroline, Mía aceptó inmediatamente, quería tanto a su hermana que no le importaba sacrificarse por ella.Lo que no sabía es que la empresa no estaba en bancarrota, por el contrario estaba mejor que nunca, en cuanto a su hija Caroline, jamás la casaría con un mafioso, eso la pondría en riesgo, además Carlo fue muy específico, estaba enamorado de Mía, a quien había conocido en una fiesta a la que acudió con su padre cuando tenía tan solo 14 años, Sonia no entendía como un hombre tan poderoso se había obsesionado con alguien tan insignificante, el merecía tener a su lado a una mujer que valiera la pena, una mujer que supiera aprovechar todo ese poder.Desde entonces se acercó a Sonia para ofrecerle una fortuna a cambio de ella, tenía la suficiente paciencia para esperar a que creciera un poco más, para poder llevar a cabo sus planes tendrían que deshacerse de Bob su padre, él nunca aceptaría vender a su hija, era la niña de sus ojos y no permitiría que sufriera.Carlo Román estaba acostumbrado a siempre obtener lo que quería, sin importarle lo que tuviera que hacer para obtenerlo, tenía muchas mujeres a su disposición, pero solo a una consideraba digna de ser su esposa, Mía era demasiado bella, casarse con ella era como obtener un trofeo, era una valiosa joya que luciría muy bien a su lado, no había podido sacarla de su mente desde el día en que la conoció.Ese día el mafioso viajaba a Italia, estaría de regreso en tan solo unos días, sus socios en Estados Unidos le habían organizado una despedida de soltero, era una excusa para divertirse porque no pensaba dejar la vida nocturna que hasta ahora había llevado, por lo general no pasaba dos noches con la misma mujer, por eso las buscaba en exclusivos centros nocturnos, no quería que se sintieran con derecho alguno sobre él, quería seguir disfrutando de ellas, pero lo de Mía sería la madre de sus hijos.Buscaba una bella mujer para cada noche, su relación con esas mujeres terminaba en cuanto le quitaban las ganas, después de eso les aventaba un buen fajo de billetes y de ahí en adelante como si no se conocieran, con Mía sería diferente, con ella pasaría todas sus noches por el resto de su vida.Quería tener muchos hijos, su padre anhelaba conocer a sus nietos antes de partir, pues era ya de avanzada edad al igual que su madre, él era el hijo mayor y el único que quedaba de tres hermanos, sus dos hermanos fueron asesinados años atrás por grupos rivales, desde entonces su carácter cambió completamente, volviéndose despiadado y cruel con sus enemigos.Cuando informó a sus padres que se casaría, su madre se ilusionó con la idea de tener una nuera, sería como su hija le dijo cuando él le dio la noticia, su hijo a sus 34 años por fin sentaría cabeza, ya se imaginaba a todos sus nietos corriendo por su casa.La alegría de Carlo y su familia contrastaba con la tristeza de Mía, tantos planes, tantos años de esfuerzo y estudio botados a la basura, soñaba con ser la mejor diseñadora del país, junto con Thara habían creado castillos en el aire, tenían ansias de comerse el mundo y Carlo Román de un tajo había terminado con todo eso.Después de un rato de estarse martirizando con esos pensamientos, cerró sus ojos y se quedó dormida, así es como deseaba permanecer, en ese país de ensueño en el cual no existían los problemas que la agobiaban en el mundo real.En sus sueños, desde la noche que pasó con ese hombre, se repetían una y otra vez las cosas que pasaron en aquella habitación, siempre era lo mismo, ella trataba de ver el rostro de aquel hombre, pero la oscuridad se lo impedía, pensaba que el recuerdo de ese hombre sin rostro la perseguiría por siempre en sus pesadillas.Podía sentir claramente sus caricias, su aliento sobre su cuello, las sensaciones que le provocó al succionar sus pechos, pero al volver a sentir aquel inmenso dolor despertaba agitada ¿qué demonios era lo que le estaba pasando?Eran dos almas que parecían conectarse a través de sus sueños sin saberlo, Ahmed también la veía constantemente al dormir, con la diferencia de que él si veía su rostro, un hermoso rostro que no podía sacar de sus pensamientos,Carlo era ajeno a lo ocurrido, si él hubiera acudido a aquella reunión en lugar de mandar a un representante, se hubiera enterado de que Mía estaba en aquel lugar y quizá hubiera echado a perder sus planes, él jamás hubiera permitido que otro hombre tocará lo que consideraba suyo, antes de que lo hiciera haría cortar sus manos.Mía se regocijaba al pensar en la reacción que tendría cuando se diera cuenta de que no era el primero, no pensaba tener relaciones con él, pero estaba segura de que buscaría la manera de obligarla, ese tipo de hombres tan pagados de sí mismos no soportaban ser rechazados, sonrió maliciosamente, ese sería su regalo de bodas.No podía evitar llorar, deseaba poder correr, escapar de su trágico destino, pedía que ocurriera un milagro que la librará de aquello, ella no sabía quién era realmente su prometido, sabía tan poco de él, pero eso era suficiente para intuir que no era una buena persona, si estuviera enterada de lo que ese hombre era capaz, estaría aterrada.Ese hombre en Italia por quienes lo conocían era muy temido, sólo sus padres se atrevían a contradecirlo, había acabado con familias enteras que le estorbaban y se habían atravesado en su camino, sus padres se pusieron felices cuando les contó que por fin tendría a alguien que lo acompañaría en su camino, quizá así su hijo olvidaría todo el dolor que llevaba a cuestas tras la muerte de sus hermanos, tenía que olvidarse de esa terrible venganza, ya habían muerto demasiados.Llegó el día que Carlo regresaba de Italia, insistió a Sonia que Mía debería ser quién lo recibiera en el aeropuerto, la mujer sabía que sería toda una hazaña lograr que la chica lo hiciera.Pidió a Caroline que la ayudará, a regañadientes su hija aceptó después de que la amenazara, sabía que Mía se molestaría con ella por el engaño, pero no tenía de otra, después de pensar durante un rato que hacer para llevarla, le pidió que la acompañara al aeropuerto a recibir a una amiga que vendría de otra ciudad para asistir a la boda.Mía aceptó gustosa, así podría pasar un poco de tiempo con su hermana, le extraño que Sonia no se pusiera pesada.Cuando llegaron al aeropuerto notó muy nerviosa a Caroline, había estado muy callada, ella no solía ser así.—¿Ocurre algo peque?Caroline ya no pudo seguir mintiendo, se sentía terrible haciéndole eso a su hermana.—Hermana perdoname por favor, mamá me ha obligado, si no lo hacía no me dejaría acudir a tu boda y quiero estar ahí acompañándome porque
Por la mañana Ahmed regresó a Nueva York, se encontraba desesperado intentando encontrar a la chica, al llegar a su oficina, se puso a revisar algunos asuntos importantes, intentó concentrarse en su trabajo, pero fue imposible, aventó los documentos, se sentía frustrado, más tarde recibió una llamada de Zafir, tomó el teléfono y contestó inmediatamente.—Aló Zafir ¿la has localizado?—Aún no, pero he conseguido los videos del restaurante, enseguida se los enviaré, contienen información muy importante.—Ok, los revisaré, gracias - quedó intrigado ¿qué podían contener aquellos videos para que fueran tan importantes?.Zafir le envío un corto video, Ahmed quedó sorprendido al ver su contenido, en él se podía ver claramente como una mujer vertía el contenido de un sobre dentro de su bebida, aprovechando que él se había alejado para ir al baño, cuando regreso a la mesa, aquella mujer pidió brindar por el trato que acababan de cerrar con otra compañía, todos brindaron gustosamente, un rato d
Sonia rogaba porque el día de la boda llegara y así poder deshacerse de una vez por todas de Mía, faltaba poco para ese día y todavía no tenía el vestido, ella se estaba encargando de los detalles del banquete, estaba en comunicación con la madre de Carlo, Mía no quería participar en nada, así que ese día la obligaría a ir por el vestido de una vez por todas, lo que tenía que hacer con tal de deshacerse de esa malcriada.—Mía en treinta minutos te espero en el auto, iremos a comprar el vestido, tendrá que ser uno de tantos, me hubiera gustado que fuera exclusivo, pero no has querido que te tomen las medidas con tiempo.—Compra el que a ti te parezca Sonia, la verdad no me interesa, no podre acompañarte - dijo con desenfado.—No te estoy preguntando, irás quieras o no, si te niegas te llevaré a rastras —ordeno a uno de sus hombres de confianza que llevara a Mía al auto, si se resistía debía cargarla.De mala gana Mía subió al auto, Sonia no permitió que Caroline las acompañara, se cont
Carlo se encontraba feliz, tan solo faltaban dos días para la boda, por fin podría tener a su lado a la única chica que le ha robado la razón.Piensa que pronto logrará que lo ame, que será fácil dominarla, la hará a su manera, será el primer hombre en su vida y el único en su corazón.Cumplirá la promesa echa a Sonia, la llevará a vivir a Italia, él es el jefe de la célula más poderosa de la mafia en ese país, entre sus planes está mantenerla la mayor parte del tiempo encerrada en su mansión, así evitará que le hagan daño, será la madre de sus hijos y no la expondrá al peligro, solo saldrá con él cuando sea necesario, por supuesto que a eventos sociales importantes tendrá que asistir, es una hermosa joya digna de lucir.Pidió a Sonia que organizara la boda, tenía que ser un evento para recordar, tenían que evitar que se filtrara a los medios, en Estados Unidos no deseaba llamar demasiado la atención, en ese lugar es un respetable hombre de negocios, es su carta oculta ante cualquier
Carlo llevo a Mía hasta su auto, la obligó a subir, antes de cerrar la puerta le lanzó una advertencia.—Aquí te quedas, cuidado y te bajas porque no respondo.Subió al auto, se acercó a Mía y le colocó el cinturón de seguridad, estaba furioso, sabía que tenía que tranquilizarse o las cosas no iban a terminar muy bien.Thara y Caroline salieron de prisa del club, tenían que llegar a su casa antes que Carlo, si su madre se enteraba de que salió sin su permiso no la pasaría nada bien, una ventaja era que Carlo no la había visto.Mía estaba distraída en sus pensamientos, después de un rato reaccionó, volteó a ver por la ventana y notó que estaba en una zona desconocida.—¿En dónde estamos?—Bel Air.—¿Por qué me has traído aquí?—Aquí vivo, te quedarás conmigo hasta la boda, así me aseguraré de que no cometas alguna locura, pasado mañana te llevaré a tu casa, por Sonia no te preocupes, le avisaré que estás conmigo.El nerviosismo de Mía aumentó, prefirió callar, era inútil tratar de disc
El día de la boda,Carlo llevó a Mía muy temprano a casa de Sonia para que se arreglara, la boda sería por la tarde, la recepción sería en un lugar muy exclusivo, entre los invitados estaban los mejores empresarios de la ciudad, al llegar Mía subió enseguida a su habitación, Carlo se quedó en la sala hablando con Sonia, un rato después escuchó que tocaban a su puerta, al abrir entró Sonia con varias chicas.—¿Y estás personas?—Ellas se encargaran de arreglarte, te peinaran y maquillaran, también te ayudaran a vestirte, Carlo me ha pedido que me encargue de que luzcas perfecta.Mía no contestó, se limitó a asentir con un ligero movimiento de cabeza, estaba cansada de resistirse, tenía que aceptar su destino, no opino sobre su arreglo, las dejó hacer lo que creyeran pertinente.Un par de horas después se vió al espejo, en verdad habían hecho un muy buen trabajo, se veía espectacular, el maquillaje y el peinado eran discretos pero elegantes y el vestido aunque la falda era semicircular,
—¿Quién es usted? ¿por qué me ha traído aquí?—Mi nombre es Ahmed Khan Assad.—No sé porque me ha traído aquí ni con qué intenciones, pero por favor tiene que dejarme regresar.—Tiene que tranquilizarse para que le pueda explicar.—Usted no entiende, si no regreso casaran a mi hermana con ese hombre.Mía se encontraba desesperada ante ese pensamiento.—No debe preocuparse, no casarán a su hermana con Carlo.Contestó Ahmed tranquilamente.—¿Cómo puede usted saberlo?—Tomé asiento de favor, lo que le contaré es algo que la podría impresionar, quizá no debería contar algo que me fue confiado, pero para su tranquilidad lo haré.Mía se sentó frente a él, no tenía otra opción más que escuchar a aquel hombre.—Su prometido es mi socio, hace algunos días fui invitado a su despedida de soltero, él estaba un poco pasado de copas, se acercó a mí mientras me encontraba solo en la barra, me contó algunas cosas por las que me atreví a traerla aquí para evitar su boda.—¿Qué podría decirle Carlo? no
Cambell no quería reconocer lo que le pasaba, así que decidió desviar la atención de su amigo.—Mira quién lo dice, el hombre que mandó a recorrer toda la ciudad de Los Ángeles buscando a la chica con quién pasó una noche.—Ya mejor vete o se dará cuenta.—Mi mejor amigo me corre de su casa por una chica.Salió poniendo una de sus manos sobre su pecho, fingiendo un gesto de tristeza lo que hizo reír a Ahmed.El árabe se quedó analizando todo lo que había ocurrido, pensaba acercarse poco a poco a Mía, no quería asustarla, por ahora no le diría lo que él sentía.Mía despertó a media noche, otra vez la misma pesadilla se hizo presente, decidió bajar descalza y en pijama, era un pequeño top y un short muy corto, pensó que a esa hora no habría nadie, por lo que no era necesario cambiarse.Al entrar en la cocina quedó sorprendida, intentó moverse, pero su cuerpo no le respondió, recargado sobre la isla de la cocina estaba Ahmed, llevaba tan solo un pantalón pijama de algodón, dejando ver su