El día de la boda,Carlo llevó a Mía muy temprano a casa de Sonia para que se arreglara, la boda sería por la tarde, la recepción sería en un lugar muy exclusivo, entre los invitados estaban los mejores empresarios de la ciudad, al llegar Mía subió enseguida a su habitación, Carlo se quedó en la sala hablando con Sonia, un rato después escuchó que tocaban a su puerta, al abrir entró Sonia con varias chicas.—¿Y estás personas?—Ellas se encargaran de arreglarte, te peinaran y maquillaran, también te ayudaran a vestirte, Carlo me ha pedido que me encargue de que luzcas perfecta.Mía no contestó, se limitó a asentir con un ligero movimiento de cabeza, estaba cansada de resistirse, tenía que aceptar su destino, no opino sobre su arreglo, las dejó hacer lo que creyeran pertinente.Un par de horas después se vió al espejo, en verdad habían hecho un muy buen trabajo, se veía espectacular, el maquillaje y el peinado eran discretos pero elegantes y el vestido aunque la falda era semicircular,
—¿Quién es usted? ¿por qué me ha traído aquí?—Mi nombre es Ahmed Khan Assad.—No sé porque me ha traído aquí ni con qué intenciones, pero por favor tiene que dejarme regresar.—Tiene que tranquilizarse para que le pueda explicar.—Usted no entiende, si no regreso casaran a mi hermana con ese hombre.Mía se encontraba desesperada ante ese pensamiento.—No debe preocuparse, no casarán a su hermana con Carlo.Contestó Ahmed tranquilamente.—¿Cómo puede usted saberlo?—Tomé asiento de favor, lo que le contaré es algo que la podría impresionar, quizá no debería contar algo que me fue confiado, pero para su tranquilidad lo haré.Mía se sentó frente a él, no tenía otra opción más que escuchar a aquel hombre.—Su prometido es mi socio, hace algunos días fui invitado a su despedida de soltero, él estaba un poco pasado de copas, se acercó a mí mientras me encontraba solo en la barra, me contó algunas cosas por las que me atreví a traerla aquí para evitar su boda.—¿Qué podría decirle Carlo? no
Cambell no quería reconocer lo que le pasaba, así que decidió desviar la atención de su amigo.—Mira quién lo dice, el hombre que mandó a recorrer toda la ciudad de Los Ángeles buscando a la chica con quién pasó una noche.—Ya mejor vete o se dará cuenta.—Mi mejor amigo me corre de su casa por una chica.Salió poniendo una de sus manos sobre su pecho, fingiendo un gesto de tristeza lo que hizo reír a Ahmed.El árabe se quedó analizando todo lo que había ocurrido, pensaba acercarse poco a poco a Mía, no quería asustarla, por ahora no le diría lo que él sentía.Mía despertó a media noche, otra vez la misma pesadilla se hizo presente, decidió bajar descalza y en pijama, era un pequeño top y un short muy corto, pensó que a esa hora no habría nadie, por lo que no era necesario cambiarse.Al entrar en la cocina quedó sorprendida, intentó moverse, pero su cuerpo no le respondió, recargado sobre la isla de la cocina estaba Ahmed, llevaba tan solo un pantalón pijama de algodón, dejando ver su
Para Mía es difícil estar en un lugar extraño en compañía de un desconocido, por ahora no tiene otra opción, está agradecida con Ahmed por su ayuda, pero su instinto le dice que hay algo más detrás de esa amabilidad que muestra para con ella.Pasaron varios días, Mía no entendía que había hecho mal, Ahmed se iba muy temprano y regresaba por la noche, creía que estaba evitando encontrarse con ella.El penthouse contaba con una piscina techada, Mía quedó maravillada cuando Mía descubrió, preguntó a la encargada del servicio si podía usarla.—No tiene que preguntar eso señorita, el señor Assad indicó que usted puede disponer de todo el lugar como lo desee, en el vestidor que se encuentra dentro del baño cerca de la piscina, podrá encontrar algunos trajes de baño que el señor Cambell hizo traer para sus invitadas, son nuevos, puede disponer del que le agrade.—Muchas gracias —contestó con una gran sonrisa.Sabía que Ahmed no llegaría hasta la noche, se decidió por un pequeño traje de baño
Sin saberlo Ahmed, Mía le estaba devolviendo poco a poco las ganas de vivir, las que había perdido cuando pasó todo aquello.Al otro día, Mía se despertó con un terrible dolor de cabeza, no recordaba lo ocurrido la noche anterior, el último recuerdo era de cuando estaba platicando con Ahmed al borde de la piscina, no tenía idea de cómo había llegado a su cuarto.—¡No puede ser! Volví a beber.Alzó la manta para asegurarse de que no había pasado lo mismo que la vez anterior, se dió cuenta de que se encontraba completamente desnuda, aún lado de ella estaba una toalla.—¡Dios que hice! ¿Me quitaría la ropa estando en la piscina?Se vistió rápidamente, tenía que investigar qué locuras había cometido, bajó al comedor, ahí se encontraba Ahmed desayunando, cuando menos está vez logró encontrarlo para que resolviera sus dudas.—Buen día.—Buen día Mía ¿qué tal has dormido?—Pará ser sincera no lo sé, no logro recordar nada, solo quiero pedir disculpas si cometí alguna tontería.—No te preocup
Días después todo estaba listo para partir a Dubai, Mía estaba nerviosa, Ahmed contrato una asistente que conocía a su familia y las tradiciones de su país para que la apoyara en todo momento y le indicara cómo debía comportarse y no tuviera problemas con su familia, también la asesoría en su forma de vestir, le fueron dadas varias prendas para cambiarse antes de bajar del avión, durante el viaje Ahmed le dió algunas recomendaciones.-Al llegar te presentare como mi invitada, mi familia es muy apegada a las tradiciones, Raccha te explicara lo necesario, no quiero que te sientas presionada, no es esa mi intención, sólo te pido por favor que trates de apegarte a las normas, mi madre suele tomar medidas extremas si no se siguen, ya tuve esa experiencia anteriormente, espero que nuestra estancia en el país sea breve, sólo el tiempo necesario, mi familia insistió en recibirnos en el aeropuerto, creo que Raccha ya te explico un poco como es el saludo.-Así es, no debes preocuparte, he trata
Por la mañana Mía despertó, Ahmed ya no estaba al lado de ella, encontró una pequeña nota sobre la almohada.—Gracias por permitirme quedarme a tu lado, tu apoyo y compresión han significado mucho.Sonrió al leer el contenido de la nota, la almohada aún tenía su aroma, cerca de Ahmed se sentía segura, había pensado en regresar pronto a Nueva York, pero lo sucedido esa noche la hizo cambiar de opinión, si su apoyo era importante para él, se quedaría.Desayunó como siempre en la habitación, sabía que quizá no vería pronto a Ahmed, debía de estar ocupado con tantos asuntos diplomáticos que solucionar, llamó a Raccha para salir a dar un paseo por el jardín, una ventaja era que al estar la madre de Ahmed aún de luto, no se la encontraría por los pasillos, era una mujer desagradable y de mal carácter.Volvió a sentarse de nuevo en la misma banca de la vez anterior, Raccha regresó a la cocina para desayunar, le pidió regresar lo más pronto posible, no quería tener problemas por estar sola en
Cambell no estaba acostumbrado a llevar toda la presión de la empresa él solo, temía que la familia de Ahmed no le permitiría regresar, su amigo ni siquiera le había llamado, se enteró de la muerte del Jeque mediante los noticieros, le asustaba pensar que llevaría por completo la responsabilidad de la empresa.Ese día decidió salir a beber a un bar, necesitaba relajarse, la relación con Thara iba muy bien, pero era una relación a distancia, entró en un bar cercano al edificio donde estaba su departamento, se sentó en la barra y pidió un ron.Hasta ahora comprendía toda la tensión en la que vivía Ahmed, tomar todas las decisiones de una empresa tan grande, no era tarea fácil, no quería imaginarse que sentía su amigo ante toda esa presión que tenía en Dubai, ya había sido nombrado como el nuevo Jeque, además le entregaron la jefatura del Gobierno de los Emiratos Árabes, ahora no solo tendría la responsabilidad de su país, sino que también con los problemas económicos de la Federación en