Me le quedo mirando de lo bien que le queda traje. Estoy enamorada de ese pequeño que hace de mis días los mejores del mundo, y él lo sabe, está al tanto de que lo amo con todas mis fuerzas, ganas y con el corazón, aquí está él, en mi pecho. Es la razón de ese latir. Lo ha sido desde el momento en que vi esos ojos en los míos. Ahora nada puede borrar lo mucho que lo amo, y se lo expresó de la mejor manera posible. Su padre también lo hace. —Mírate, que guapo estás, chiquito. —beso la punta de su nariz, quiere hacer lo mismo conmigo y debo inclinarme para que me alcance. No deja de ser un niño de tres años solamente. —Gracias, mamá. —Te amo, cielo. Asiente y me dice que también lo hace, es la correspondencia más hermosa que podría recibir. Me derrito de solo escucharlo decir que me ama. No hay nada más sincero que esa expresión, sus palabras que me llegan al corazón en consecuencia, una sonrisa boba alcanza mis labios. Estoy perdidamente enamorada de ese bebé. Entonces cuando ya e
—¿Sí? —¿Es lo que vas a decir? Debes de saber por qué te estoy llamando, Luna. —expresa casi en un rugido. —No, bueno sí...—Sabes perfectamente que no puedes salir sin seguridad, es peligroso y eso tú lo sabes. No es menester que te lo repita varias veces. Vuelve a casa o pásame la dirección y enviaré a dos de mis hombres. —No volveré a casa, Alek. Así que te daré la dirección. —gruño. —Que esto no se vuelva a repetir, sabes que es un riesgo. No puedes andar por ahí como si nada. —Lo sé, lo siento mucho, Alek. —suspiro. —Bien, solo que no se vuelva a repetir. ¿de acuerdo? —me dice con un tono más dulce. —Sí, estaba aburrida en casa, así que he decidido venir con Matt al Brooklyn bridge park. Aquí estamos, Aleksander. —le informo, sé que tiene razón. —Bien, seguiré trabajando. Nunca dejes de andar con mil ojos. Te amo. —Y yo a ti. Nosotros a ti —corrijo viendo a nuestro hijo por el espejo retrovisor, no sabe que de él hablo. Pero siente que lo miro y voltea para conectar conm
—¿Sí? —¿Es lo que vas a decir? Debes de saber por qué te estoy llamando, Luna. —expresa casi en un rugido. —No, bueno sí...—Sabes perfectamente que no puedes salir sin seguridad, es peligroso y eso tú lo sabes. No es menester que te lo repita varias veces. Vuelve a casa o pásame la dirección y enviaré a dos de mis hombres. —No volveré a casa, Alek. Así que te daré la dirección. —gruño. —Que esto no se vuelva a repetir, sabes que es un riesgo. No puedes andar por ahí como si nada. —Lo sé, lo siento mucho, Alek. —suspiro. —Bien, solo que no se vuelva a repetir. ¿de acuerdo? —me dice con un tono más dulce. —Sí, estaba aburrida en casa, así que he decidido venir con Matt al Brooklyn bridge park. Aquí estamos, Aleksander. —le informo, sé que tiene razón. —Bien, seguiré trabajando. Nunca dejes de andar con mil ojos. Te amo. —Y yo a ti. Nosotros a ti —corrijo viendo a nuestro hijo por el espejo retrovisor, no sabe que de él hablo. Pero siente que lo miro y voltea para conectar conm
Me llevo la palma de la mano a la frente y suspiro. Tengo mucho por hacer, dios, y no tengo ánimos de nada. Aún así me obligo, hago un completo esfuerzo y ya me pongo en marcha con eso. Al poco tiempo ya estoy iniciando con todo y me acostumbro. De todos modos no tengo de otra. Pero en un momento, ya dejo de poner los dedos en ese teclado para sumirme en el recuerdo vigente de lo que genial pasado. Son otros instantes que dan calidez cuando el invierno me alcanza, aunque a veces no es suficiente y me quemo otra vez. Tomo una bocanada de aire antes de darle comienzo a la construcción de otro recuerdo nítido que vuelve de forma rápida a mi cabeza y me pone retrospectiva. Y se siente como un bálsamo tranquilizador en este momento pero aligera de alguna manera esa carga que siento en este instante y es que es grato poder vivir de nuevo un momento que ya pasó esos que suelen volverse recuerdos porque no todos pasan ha serlo, solo esos que son especiales y que te recuerdan cuando se asoma
Trago con dureza. Es una realidad que me calcina viva. Ir a cualquier sitio, más si es con Alek representa un inminente peligro al que no estoy ilesa. Podría morir en un ataque, en alguna emboscada y eso me aterra demasiado. Mis ojos escuecen, no por el corto tiempo que he estado frente a ese aparato sino porque quiero llorar. Pronto ya las lágrimas están escapando. —Mamá, no creo que eso se pueda ahora, ni siquiera se lo comentaré a Alek. Siento que salir es peor, me voy a estresar teniendo que ocurra algo, la preocupación excesiva ahí estará y nada lo va a cambiar, es la verdad. —Luna...—No vacaciones y no descanso, seguiré trabajando, solo un día de descanso estará bien, tal vez más, pero no más de eso. —Como quieras, Luna. Igual te hará bien, te amo, estaré visitandote en cuanto pueda. —Vale, no te preocupes y yo también te amo, feliz tarde. —Igual para ti. —expresó, entonces la llamada finalizó y yo me le quedé mirando a la pantalla del teléfono.Pensaba en lo que me acabab
*Actualidad, Secuestro*Los rayos del sol se cuelan por la ventana de la habitación. Abro los ojos, intento acostumbrarme a la violenta claridad, un par de veces más parpadeo hasta superar la molestia de la luz sobre mi globo ocular. La estancia cada vez es peor. Todo aquí es terrible y maloliente, muero por salir de aquí. No me acostumbro, pero no puedo hacer nada, no todavía. A quien engaño, esto no lo puedo solucionar sola, debe interceder Alek, mi esposo es el único que tiene en sus manos el poder de ayudarme. Ojalá salga ilesa de todo esto, joder, no puedo creer que de nuevo estoy en esta situación. Un día con mi familia, al otro raptada por la maldita mafia, encima enemigos de mi marido. La puerta se abre de golpe y automáticamente me protejo en una esquina de aquel inmundo cuarto. La silueta que avanza es de una fémina, su aspecto es grácil, parezco que desvarío, sin embargo no es una imagen de mi cabeza. Ella y su extraña coquetería parece autentica de la realidad, incluso
Vacilo, no sé si deba decirle mi nombre. Pero ella se ve distinta a las demás, no me da mala espina, de modo que me animo a responderle. —Luna Miller —digo bajito, pero frunce el ceño. Seguro por el parloteo del resto se le dificultó entenderme y escucharme, así que lo vuelvo a decir en un tono más elevado —. Me llamo Luna Miller.Ahora sí asiente y sonríe levemente. —Un placer, Luna. No pareces estar contenta aquí, ¿qué haces aquí? —inquiere. Cada pregunta me pone más nerviosa, siento que compromete mi vida a lo fatídico, incluso ya atada a este maléfico destino. —Yo… En realidad no sé qué decir —admito dejándola confundida. Pero asiente, a lo que considero que ha tomado mis palabras como una inseguridad de mi parte. No se imagina que estoy obligada a ello, esperen, ¿acaso ella si es voluntaria?—¿Y tú por qué estás aquí? —Se supone que trabajo aquí, y tú también lo harás —responde sonriente. La miró boquiabierta, es que no sé qué decir —. ¿Por qué te sorprendes? La paga es bue
—Ahora sí, necesito que te levantes y cierres los ojos —me pide, no sé qué sucederá, pero lo hago. Un poco indecisa me pongo en pie y cierro los ojos. Ella me pone una venda en los ojos, no poder ver nada es peor. Y eso no es todo, toma mismo manos y las lleva hacia atrás, qué demoni… Un frío metal aprisiona mis muñecas, son esposas. Todo es tan humillante, da un miedo en mi interior que me sacude feroz. Jamás hubo tanta incertidumbre que ahora. La frialdad metalizada me produce un escalofríos a través de toda mi dorsal. Siembra más horror a la escena, soy el centro y una víctima también. Ella es mi guía, ahora solo veo un negruzco que me carcome. Deja a un lado el más mínimo sosiego, en su lugar queda torrente intranquilidad recorriendo mi sistema. Creo que me iré de bruces en cualquier instante, pero eso no ocurre. Afortunadamente no pierdo el equilibrio, ella me agarra con firmeza, y solo en una situación así lo agradezco. Incluso si prefiero mil veces que no estuviera pasando