Con un infrecuente nerviosismo, miró su reloj de bolsillo que indicaba un cuarto de hora para las siete de la mañana y nadie aparecía. El tren saldría dentro de media hora y ya había comprado los tres boletos. De pie en medio del pasillo estaba Jeremy el detective esperando sus acompañantes y emprender la aventura de conseguir el indicio para develar el misterio de tres posibles asesinatos. Divisaba al horizonte, cuando desde lejos, vio haciéndose paso entre la gente, una hermosa pelirroja sobriamente vestida que le dio oportunidad de recrearse la vista. La joven caminaba con disimulo, que ya era parte de ella, a pesar de su corta edad había aprendido el arte de encubrirse donde quiera que fuese, su largo cabello del color de la zanahoria perfectamente recogido en un moño que dejaba caer unos bucles acompañados de una elegante cofia, que sostenía con sus manos para que no se le cayera, mientras se paseaba e
Emiliana bajó del tren con la misma ilusión de cuando era solo una niña. Con una sonrisa en el rostro se abrió paso al salir de la estación de tren, a la hermosa campiña que los recibía en distintos tonos de verde. A Jeremy se le iluminaron los ojos de ver tanta belleza en toda la inmensidad que los rodeaba. El clima frio les hacía abrigarse con más fuerza. Caminaban por el adosado que abría el paseo hacia las cabañas turísticas, que algún día fueron casas de telares elaboradas en piedras, todo un lugar rustico y lleno de chimeneas humeantes. A medida que subían escuchaban los pájaros cantar y la mezcla de olores que despedían los troncos humedecidos de los árboles junto al de las piedras al mojarse con el agua de la pequeña quebrada.-¡Qué lugar tan espléndido! – expresó Jeremy suspirando
El tren viajaba a toda máquina rumbo a Gloucester, luego de llegar a la estación siendo escoltados por un entrañable amigo de los Winchester, el Sr. Conrad que estaba de visita en Bibury por asuntos de negocios. Edgard Phillips se sintió complacido de poder encontrarse de nuevo con su amigo después de tantos años, el Sr. Conrad que era un hombre fornido con una edad avanzada, con su enorme sombrero de copa y unas pequeñas gafas le daban un aire muy característico, no los dejó marchar sin antes pasar a una taberna a desayunar unas deliciosas tostadas con mermelada y así, brindando con cerveza, ponerse al día de todos los pormenores pues el hombre no había visitado Gloucester en un largo periodo y de los Winchester no sabía absolutamente nada.Emiliana, tomando en cuenta el tiempo, había crecido considerablemente desde la última vez que el Sr. Conrad visi
-¡Oh queridísimo Inspector Owen! Me tuvo abandonada todo este tiempo – reclamó la mujer. Llevaba en su mano derecha un abanico que movía de un lado a otro para refrescarse y un horrible lápiz labial de un color morado que para nada enmarcaba sus labios, pues no lo aplicó con destreza - ¡Esta sí que es una sorpresa y hasta creo que lo traje a mi casa con el pensamiento! - replicaba Isabel Lancaster al encontrarse con el amable saludo del detective en la puerta de su casa. El joven, intimidado por el desparpajo de las palabras de la mujer asintió apretando los labios, temiendo la posibilidad de que a esta chica, un poco alocada, se lanzara a sus brazos para plantarle un beso. Mantuvo la distancia, sin embargo, la mujer aguantó sus impulsos, ya que eran obvias sus intenciones, por la llegada de su padre que se acercaba desde el recibidor hasta donde estaban.-¡Cara
Dwain Wesley acompañado de Lady Priscila aguardaban en las afueras de la Mansión la llegada de Emiliana. Desde lejos se veía venir la carroza de los vecinos Smith. La pequeña Winchester, desde la carroza advirtió la figura arrogante del hombre pulcramente vestido con su elegante bastón sostenido por su mano derecha, había venido desde su propiedad en las afueras esta vez, sin el Sr. Forrest quien aún no llegaba de Londres. A medida que se acercaban podían ver en el hombre una sonrisa acartonada y a Priscila conversando sin parar, se veía a gusto, probablemente adulando a su diabólica abuela, que, por supuesto era una de las cosas que ella más disfrutaba.-¿Qué carajos hace ese monigote en mi casa?- expresó encendida. De sus ojos brotaban llamas como una fogata ardiendo, lo cual estremeció a la dulce Monique.-¡Em
Bajaba las escaleras con una toalla secando su pelirrojo cabello. Jeremy aguardaba en su sillón favorito, el que a Emiliana le parecía horrendo, analizando con claridad la situación que daba vueltas en su cabeza desde una perspectiva objetiva, su neutralidad se estaba viendo afectada por sus sentimientos hacia Emiliana y no podía seguir permitiendo que esto le ocurriera, sobre todo si Phillips tenía una información oculta en su interior que no quería soltar. Este hombre le había producido muchos dolores de cabeza, pero en este caso, le debía una por salvarle el pellejo de las posibles garras que Lancaster lanzaría sobre él, de haberse dado cuenta que estaba merodeando su casa.-¡Pensé que no bajarías nunca! – reclamó el joven cerrando el periódico y levantándose del sillón - El desayuno nos espera- dijo guiando al h
Dejó su maleta en el suelo y hecha un manojo de nervios, tocó la aldaba. Gracias a que Jeremy había conseguido la dirección de su tía Marilyn, se encontraba allí, esperanzada de ver un rostro lleno de afecto, gracia y amor. Extrañaría de la mansión a su abuelo, pero en cuanto pudiera lo sacaría de esa vida aburrida y de las mandonas garras de la bruja de su abuela, claro, que no sabía si su tía estaría complacida de recibirla, para vivir, pues su boda estaba pautada para una semana, sin embargo no tenía opciones, apelaría al amor que ambos, tanto la tía Marilyn como el Sr. Landon Ford le tenían.Miró a su alrededor y se alegró del impresionante paso que había dado su tía y la hermosa casa que Landon compró para ella, no imaginó jamás un hogar tan hermoso, ni plantas en un jardín cuida
-¿De qué diablos hablas? - dijo alterado, tomándolo por las solapas de la chaqueta que Jeremy traía puesta - no creas que te burlarás de mí.-¡Deja de ser tan temperamental Phillips! - decía mientras deshacía el agarre y alisaba su chaqueta arrugada por la efusiva acción de Phillips - toma asiento. Tengo una teoría, pero necesito que me escuches atentamente, domina tus ímpetus por favor - ordenó molesto. El hombre obedeció cambiando totalmente su semblante y tomó asiento lentamente sin alejar la mirada del detective. Solo le bastó un momento para intentar interrumpirlo, por lo cual el detective impaciente se levantó de su asiento y le gritó: - ¡Cállate y escucha Phillips, por favor! - hizo un gesto de súplica con sus manos acercando su rostro exageradamente al hombre
-Gracias querida por encargarte de las flores, las gardenias son mis favoritas - expresó Marilyn a Emiliana en vísperas de su boda - sin ti presente no sé qué hubiese hecho ¡Eres mi apoyo pequeña!La mirada se le llenó de ternura y sonrió- siempre estaré cerca, contarás conmigo a cada instante. Además, no debes tener preocupaciones, las novias han de prepararse únicamente para lucir radiantes. De lo demás, yo me encargo.Ambas rieron con gracia, Marilyn sentía una explosión de alegría incomparable pues por fin cumpliría su sueño de pasar la vida al lado del Sr. Ford, su verdadero amor, el hombre que la veía como si no hubiese nadie más en el mundo. Landon Ford se aproximaba hacia donde ellas se encontraban colocando las cortinas en el pequeño saló