Capitulo Entre sueños y distancias La vida no siempre era como en las novelas que Joselín leía de niña. A veces, el amor no se trataba solo de besos robados y promesas en la playa, sino de aprender a esperar, a ceder, a aceptar que, aunque el amor sea verdadero, la vida también tiene sus propias reglas. Stephen lo sabía bien. Su camino no había sido sencillo. Terminar su carrera, sostener su especialización y mantenerse firme lejos de su familia en Inglaterra le había costado lágrimas y noches sin dormir. Ahora, con guardias interminables, la posibilidad de viajar a Uruguay junto a Joselín y sus amigos había quedado postergada. Una frustración que lo golpeaba más de lo que admitía, pero que aceptaba con la entereza de quien sabe que no siempre se puede todo al mismo tiempo. Joselín, por su parte, había tomado una decisión que cambió su vida: ingresó a la universidad para estudiar Medicina. Lo había soñado desde siempre, pero luego de todo lo que vivió, encontró su vocación en la n
Capitulo:Una promesa másLa brisa marina soplaba suave aquella tarde, acariciando los rostros de los cuatro amigos que estaban sentados en la arena, viendo cómo el cielo comenzaba a pintarse de tonos dorados. Habían improvisado una fogata sencilla con maderas secas, rodeándola con piedras y risas. Joselín y Paula preparaban unos chorizos para tirar sobre las brasas, mientras Mateo acomodaba las carpas y Stephen traía las cervezas.Era una noche especial. No por el lugar, ni por la comida, sino por lo que significaba: un viaje que había tardado años en concretarse. Un viaje que había sido promesa. Y que ahora, cumplido, se convertía en un recuerdo que atesorarían por siempre.—Bueno —dijo Mateo, de pronto, mientras sostenía su botella—. Ya que estamos los cuatro... tengo una pregunta.—Ay, Mateo... —suspiró Paula, divertida—. ¿Ahora qué vas a inventar?Mateo se rió y le tomó la mano.—No invento nada. Solo quiero que pongamos la fecha.—¿Fecha de qué?—De nuestra boda Pau.Joselín so
Capitulo:Promesas Bajo el Sol de Alicante El avión aterrizó en la cálida pista de Alicante justo cuando el atardecer comenzaba a teñir el cielo de un naranja suave. Joselín apoyó su frente contra la ventanilla, sonriendo apenas, mientras el sol parecía rendirle homenaje a ese momento que tanto había esperado. Habían vuelto. A su casa. A su vida. A sus sueños compartidos. Stephen, a su lado, le apretó suavemente la mano. No dijeron nada. No era necesario. Los silencios entre ellos hablaban con más ternura que mil palabras. En esos días, el amor entre ambos era como un faro en medio del océano: fuerte, luminoso, indestructible. En el pequeño departamento que compartían a ratos —sin convivir del todo porque ambos respetaban sus espacios de estudio—, todo era simple, acogedor, perfecto a su manera. Los libros de medicina se amontonaban en las mesas. Los horarios imposibles de prácticas y guardias cruzaban sus agendas, pero siempre, siempre, encontraban un momento para ellos. Una
Capitulo: Un Sí que Abrazó a todos La vida les había enseñado que el amor verdadero no siempre era sencillo,ni fácil.Que a veces, para reencontrarse, primero había que perderse y ellos lo sabían muy bien .Mateo y Paula se habían separado siendo apenas adolescentes, por esos malentendidos crueles de la vida.Pero el destino, terco y sabio, los había vuelto a unir.Hoy, después de años, de caminar juntos, habían decidido sellar su historia con un “sí” eterno.Esta era la boda mas esperada para todos .Y aquel día...Todo era mágico en el lugar .Desde temprano, el salón elegido, ubicado cerca del mar, se llenó de perfumes dulces, luces cálidas y flores blancas.Cada rincón llevaba el sello de Paula y Mateo: cada detalle había sido elegido juntos, con amor, como quien arma su propio pequeño universo.Paula, radiante, se preparaba rodeada de sus amigas y familiares.El vestido era un sueño: un modelo tipo princesa, de tul vaporoso y bordados de encaje que parecían hilos de luna.El cor
Capitulo: Recuerdos que no se olvidan Joselín y Stephen disfrutaron del viaje a Uruguay, aunque fue corto. Tal vez por eso, cada instante quedó grabado en su memoria como un tesoro. No hicieron falta grandes lujos, porque cada sonrisa compartida, cada paso por la arena tibia, cada mirada cómplice, era suficiente para recordar. Una tarde especial, después de caminar descalzos por la costa y reírse como niños entre las olas, decidieron visitar a Eleonor y Sergio para conocer a su hijo, Martín Funes. El bebé era un espectáculo por sí mismo: pelirrojo, de unos rizos traviesos y unos ojos azules tan limpios y profundos que parecía que el cielo mismo se había escondido en ellos. Martín balbuceaba entre brazos, y todos, sin excepción, se derretían ante cada gesto. Sergio, sentado en el porche mientras sostenía a su pequeño contra su pecho, compartió un recuerdo que dejó a todos en silencio: —Cuando era chico tenía el pelo así... —dijo, enredando los dedos en los rizos de Martín con
Capitulo Amarte en cada amanecer La brisa cálida de Tulum acariciaba la piel de Mateo y Paula mientras bajaban del avión. El aire olía a sal, a promesas nuevas, a sueños aún por estrenar. Estaban en su luna de miel, y aunque los días por venir serían pocos, sabían que cada segundo sería un regalo para recordar toda la vida.Se hospedaron en una pequeña villa frente al mar, donde las paredes blancas reflejaban la luz suave del Caribe, y las hamacas parecían invitar al descanso eterno. Todo era sencillo, natural, auténtico… como ellos.La primera noche, cenaron en la playa, sobre una alfombra de arena tibia. El murmullo de las olas fue su música de fondo. Las velas temblorosas les devolvían el brillo en los ojos.—¿Te das cuenta, amor? —susurró Paula, acariciando la mano de Mateo—. Estamos casados.Mateo sonrió, esa sonrisa suya que siempre la hacía sentir segura.—Y voy a pasar toda mi vida recordándote lo feliz que me haces —dijo él, con voz baja, ronca de emoción.Brindaron por su a
Secretos de Traición Joselín y Stephen La felicidad, a veces, tiene un brillo tan perfecto que da miedo. Tan cegador que parece imposible sostenerlo sin romperse. Joselín lo supo en ese instante irrepetible donde el mundo, por primera vez, giró sólo para ella. Tenía veintidós años, sueños intactos y el corazón lleno de fe. A su lado, Stephen. Su amor. Su compañero. Su refugio. Estudiaban, luchaban, construían cimientos para una vida que soñaban invencible. Una vida donde los rencores no existieran, donde el dolor fuera apenas un eco lejano. Ella soñaba con abrazar la vida en su primer aliento, salvar pequeñas existencias como neonatóloga. Él quería proteger corazones ajenos, como no había podido proteger el suyo. ¿Y el amor? El amor era la sangre en sus venas, el aire en sus pulmones, el idioma secreto que sus cuerpos aprendieron antes que las palabras. Juraron que nunca se fallarian Nunca mentirse. Nunca abandonarse. Pero nadie les advirtió que a ve
Capítulo:"El arte de las apariencias y el amor que calla"Margaret Jones caminaba por el amplio salón de su casa como si el suelo mismo se inclinara ante sus pasos.Sus tacones resonaban en el mármol importado, su perfume —caro, dulzón, penetrante— impregnaba cada rincón.Todo estaba en su lugar tenia los sillones blancos impecables, las cortinas de lino, las flores frescas en el jarrón de cristal. Todo estaba perfecto. Todo para mostrar más de lo que realmente era.La perfección era su obsesión.La felicidad, en cambio, era irrelevante para ella .A sus 55 años, Margaret se veía impecable: su cabello rubio ceniza perfectamente peinado, su maquillaje sutil pero costoso, su ropa diseñada para insinuar estatus sin caer en vulgaridades.Había dedicado su vida a construir esa imagen, y no iba a permitir que nadie —ni siquiera su propio hijo— la manchara con sus impertinencias.Desde joven había tenido un único objetivo: pertenecer a la alta sociedad.Primero fue suficiente casarse con E