Capítulo: "El Silencio "La casa estaba en completo silencio cuando Georgina entró a la habitación de Paula. No había música, ni el sonido de su celular vibrando, ni siquiera el eco de la televisión encendida. Solo el leve murmullo de la lluvia golpeando contra la ventana.Paula estaba sentada en la cama, con las piernas cruzadas, mirando su teléfono sin real interés. No levantó la vista cuando su madre entró. No hizo ningún gesto de incomodidad. Simplemente la miro e ignoró su presencia, como si fuera una sombra más en la habitación.Sabia que era por ELeonor que había ido .La escucho llorar la otra noche desde este mismo dormitorio. Paula sabía todo...Pero Georgina no se iría esta vez. Estaba decidida esta vez .Cerró la puerta con suavidad y avanzó unos pasos.—Tenemos que hablar, Paula.Nada. Ni una reacción.Georgina respiró hondo. Sabía que esto sería difícil. Sabía que su hija tenía un muro construido alrededor de sí misma, una fortaleza de orgullo y resentimiento en la que na
Capítulo: "Un vínculo que sana"Paula nunca había sido el tipo de persona que hablaba fácilmente de sus sentimientos. Siempre había preferido guardarse las cosas, tragarse el dolor, esconder la rabia bajo una sonrisa indiferente. Pero con su madre… con Georgina… las cosas estaban cambiando.Por primera vez en mucho tiempo, Paula no sentía que debía protegerse.Después de la conversación que tuvieron días atrás, algo dentro de ella se removió. Su madre no la atacó. No la acusó. No la presionó. Simplemente le habló como una madre y le dejó una pregunta que aún resonaba en su cabeza:"¿De verdad amas a Sergio?"No lo había respondido en su momento. No quiso. Porque responder significaba aceptar que todo esto había sido una mentira.Pero ahora, en esa mañana tranquila de sábado, mientras estaban en la cocina preparando el desayuno juntas, Paula se sintió diferente.Era como si una parte de ella ya no quisiera pelear. Como si, de repente, la venganza hubiera perdido su sentido.—Mamá, ¿me
CAPÍTULO: "EL BESO DE LA TRAICIÓN" La noche ya estaba en marcha. Paula se miró en el espejo, terminando de arreglarse con una precisión casi quirúrgica. Se alisó el cabello con delicadeza, dejando que las ondas suaves cayeran sobre sus hombros. Su piel perfecta no necesitaba demasiado maquillaje, solo un poco de rímel para resaltar su mirada y un brillo labial sutil. Una última rociada de perfume sobre su cuello. El aroma floral y embriagador se fundió con el aire de la habitación, un recordatorio silencioso de que esta noche, su juego llegaría a su punto culminante. Estaba lista. Hoy terminaba su venganza. Sacó su celular y marcó el número de Sergio. —¿Pasas por nosotras, Sergio? —preguntó con una dulzura que no le costó fingir. Del otro lado, la voz de Sergio sonó amable, pero algo distante. —Nos vemos allá, Pau. Voy con unos amigos. Un pequeño temblor recorrió su mano, apenas perceptible. Paula presionó los labios, pero no dejó que su tono delatara su decepción. —Ah, b
La noche estaba helada. El viento cortante soplaba con fuerza entre los árboles, arremolinando hojas secas y esparciendo el eco lejano de la música de la fiesta. Un recordatorio cruel de lo que había ocurrido. De lo que había salido mal. Paula salió corriendo. Sus tacones resonaban en el pavimento, su respiración era un jadeo errático, su corazón latía con furia contra su pecho. No podía soportarlo. No podía soportar la mirada de decepción de Sergio. No podía soportar ver el rostro destrozado de Eleonor. No podía soportar el vacío que sentía dentro. Pero lo peor… Lo peor era que no sentía satisfacción. No había victoria. No había alivio. Porque lo había perdido todo. A unos metros de la entrada de la fiesta, bajo la sombra de un árbol torcido por el viento, la encontró. Eleonor estaba encogida contra el tronco, sus brazos abrazaban su propio cuerpo, sus piernas parecían a punto de fallarle. Lloraba. Lloraba como si el mundo se hubiera quebrado bajo sus pies. Cada solloz
La noche seguía su curso, pero para Paula y Eleonor, todo estaba detenido en el tiempo. La fiesta quedaba atrás. La música seguía vibrando dentro del local, las risas de los estudiantes aún resonaban, pero para ellas, el mundo se había reducido a un campo de batalla invisible. Uno donde los secretos se desenterraban a la fuerza. Donde las verdades dolían más que cualquier golpe. Donde el pasado volvía a cobrarse cada herida. El aire estaba gélido, el viento soplaba con fiereza entre los árboles, haciendo crujir las ramas como si también fueran testigos de la confrontación. Paula temblaba, pero no solo por el frío. Eleonor estaba helada, pero no por la temperatura de la noche, sino por el peso del remordimiento que se clavaba en su pecho. Y ninguna de las dos sabía que Mateo y Sergio estaban allí, escuchando cada palabra. El grito que nunca salió —¡Nunca te importó lo que yo sentía! —Paula explotó. Su voz resonó con fuerza en la oscuridad, rebotando contra los troncos de los á
Capitulo :La Culpa de Mateo El aire dentro del local se sentía pesado, denso, como si la culpa flotara en cada rincón. El ruido de la música y las risas se convertía en un murmullo lejano para Mateo. No había brillo en sus ojos, ni emoción en sus gestos. Solo una sombra, oscura y abrumadora, que se cernía sobre él. Apretó los puños, sintiendo cómo el peso de los años se acumulaba en su espalda. Todo esto era su culpa. Desde el momento en que besó a Eleonor. Desde el día en que dejó que Paula se alejara, sin luchar por ella. Desde el instante en que nunca tuvo el coraje de decirle lo que sentía. Y ahora, estaba allí, viendo cómo ella destruía todo a su paso. Y lo peor de todo… Era que la entendía. Esa tarde antes de la fiesta , fue cuando se encontró con Sergio en el café que siempre se juntaban , había querido confrontarlo. Era un enfrentamiento inevitable. Los celos lo carcomían por dentro.Aunque sabía que era una idiotez de él sentirlos pero no podía evitarlos Verlo
Lo que queda después de la tormenta Paula caminó con pasos vacilantes por la calle desierta. El eco de sus tacones resonaba en la acera como un triste recordatorio de lo que acababa de ocurrir. Su mente era un torbellino. Rabia. Tristeza. Vacío absoluto. Había esperado que, al final, todo doliera menos. Pero no. La venganza que la sostuvo durante tanto tiempo se había consumido en cenizas en un solo instante. Había hablado. Había gritado. Había dejado salir todo el dolor que guardó durante años. Pero en el proceso… Lo había perdido todo. Mateo estaba destruido. Eleonor estaba rota. Y ella… Ella ya no sabía quién era. El frío de la noche se colaba en su piel, pero no era solo el viento helado lo que la hacía estremecer. Cuando llegó a la vereda para detener un taxi, una silueta bajo la luz amarillenta del farol llamó su atención. Sergio. Su postura era rígida, con los brazos cruzados y el rostro ensombrecido. Paula sintió un nudo en el estómago. No era enojo lo q
¿Será tarde para el perdón?La noche era un abismo sin fin, un vacío donde solo quedaban las palabras que nunca se dijeron y las heridas que nunca sanaron.El viento soplaba con fuerza, alzando mechones del cabello de Eleonor, pero ella apenas lo notaba. Todo su cuerpo temblaba, no por el frío, sino por la angustia, por la verdad que se había desplomado sobre ella con la fuerza de un golpe directo al alma.Paula no solo la había castigado con ese beso.Paula la había condenado a entender demasiado tarde.Los años de distancia, de silencios, de resentimiento no habían sido casuales. Habían sido la consecuencia de una herida que nunca cicatrizó, de un dolor que Eleonor ignoró porque creyó que con el tiempo pasaría. Pero el tiempo no curó nada. Solo lo envenenó todo.Apoyó la espalda contra la pared de ladrillos, tratando de respirar.No podía quebrarse. No ahora.Pero, ¿qué se suponía que hiciera? ¿Cómo se arreglaba algo que llevaba tanto tiempo roto?Entonces, sintió unos pasos detrás