Capítulo: Un Día Para NosotrosEl sol brillaba con intensidad en el cielo despejado, como si el universo mismo quisiera celebrar la reconciliación de Carolina e Ismael. Era un día perfecto, y lo sabían. No había prisas, no había tensiones, solo ellos dos disfrutando del momento.—Hoy es nuestro día —dijo Ismael, entrelazando su mano con la de Carolina mientras caminaban por la costanera.Carolina sonrió, apretando su mano con dulzura.—Sí. Sin estrés, sin estudios, sin trabajo… Solo nosotros.—Y sin celos —agregó él con una sonrisa pícara.—¡Ismael! —lo regañó ella, dándole un codazo—. No me lo recuerdes.—¿Pero sabés qué? —continuó él, deteniéndose y mirándola a los ojos—. No cambiaría nada de lo que vivimos, Caro. Porque todo, incluso los malos momentos, nos trajeron hasta acá. Y si cada uno de ellos era necesario para tenerte a mi lado hoy, los viviría una y mil veces.Carolina sintió un nudo en la garganta, pero en vez de responder con palabras, se puso de puntillas y le dio un be
Capítulo: Nuestra Primera Noche de muchas El silencio de la noche envolvía la habitación con un manto de tranquilidad. Afuera, la luna derramaba su luz plateada sobre la ventana, y el viento susurraba entre las hojas de los árboles. Pero dentro de esas cuatro paredes, todo estaba suspendido en un tiempo distinto, donde solo existían ellos dos. Ismael la miró como si la estuviera viendo por primera vez, con una mezcla de ternura y devoción. Sus dedos rozaron la mejilla de Carolina con una suavidad infinita, como si su piel fuera de cristal y temiera romperla. —No puedo creer que estés acá, conmigo —murmuró, con la voz ronca por la emoción. Carolina sonrió, con los ojos brillantes. —Siempre estuve, Isma , solo que no lo sabíamos. .La habitación estaba iluminada con una luz tenue, cálida y acogedora. Un aroma a vainilla flotaba en el aire, envolviendo el espacio en una sensación de calma y confort. Ismael había preparado todo con esmero, quería que esta noche fuera perfecta para C
Capítulo 1 Golpeado por la realidad Emanuel Ferreira apretó el volante con fuerza, sus manos temblaban mientras sus ojos permanecían fijos en la entrada del hotel. La escena que se desarrollaba frente a él era surrealista, como si el universo se burlara de su desgracia. Allí estaba Georgina López, su secretaria, su amante, saliendo del mismo hotel donde, menos de veinticuatro horas antes, ella lo había llevado a él para una noche de pasión que ahora parecía un cruel engaño. El vestido negro que ella usaba no era cualquiera; era el mismo que había dejado tirado en el suelo de esa habitación. Lucía provocativa, con un escote que atrajo todas las miradas de los transeúntes. Pero lo que verdaderamente lo enardecía no era su apariencia, sino el hombre que estaba con ella. Era alto, de complexión similar a la suya, con una postura firme y una mano posesiva sobre su cintura. Emanuel se inclinó hacia el parabrisas, intentando distinguir el rostro de ese tipo, pero no pudo verlo. El hombr
Capítulo 2 Un encuentro destinado Un sabor amargo subió por su garganta. La rabia lo golpeó como un puñetazo en el estómago. Apoyó ambas manos en el volante, sintiendo cómo los nudillos se volvían blancos. Quiso bajar del auto, enfrentarla, exigirle una explicación. Pero algo lo detuvo. Cuando Georgina se alejaba con Ismael como si nada hubiera pasado, como si no acabara de traicionarlo de la forma más humillante. "¿Será posible que Ismael no lo sepa?", pensó, intentando aferrarse a esa idea. Pero la sospecha le taladraba la mente. Georgina conocía cada detalle de su vida, desde las fotos de Ismael en su oficina hasta los relatos de sus encuentros. Nada de esto podía ser casual. Ella conocía su vida . Emanuel dejó escapar una carcajada amarga. “Qué ridículo soy”, murmuró. Nunca antes se había sentido tan expuesto, tan vulnerable,tan usado . A sus 45 años, un hombre que siempre había proyectado fortaleza, ahora era el cornudo más grande que pudiera imaginarse. No solo había permi
Capítulo 3: Verónica Ortiz La noche caía sobre la ciudad, trayendo consigo el bullicio de los bares y restaurantes. Entre ellos, un modesto bar iluminado con luces cálidas era el escenario de las horas nocturnas de Verónica Ortiz. Con sus 40 años, su belleza natural no pasaba desapercibida por nadie sus ojos color avellana que parecían reflejar cada emoción y un cabello rubio largo, recogido siempre en una coleta práctica pero elegante. Verónica trabajaba allí como camarera desde hacía varios años. Era un empleo que no le apasionaba, pero le permitía mantener a su hija, Carolina, de 21 años, quien soñaba con estudiar administración de empresas . Ambas trabajaban arduamente para lograr que Carolina pudiera comenzar la universidad ese mismo año. Verónica hacía turnos nocturnos en el bar, mientras que Carolina repartía su tiempo entre trabajos temporales y el estudio . A pesar de las dificultades, Verónica siempre encontraba motivos para sonreír siempre .Se sentía agradecida de ha
Capítulo 4 El Día Después Emanuel llegó a su casa con el peso del mundo sobre sus hombros. Su corazón todavía latía con furia contenida, pero ahora también con una punzada de tanta tristeza. Se tomó un momento y subió las escaleras hasta la habitación de su hijo Ismael, necesitando confirmar algo que ya intuía y lo confirmó . Abrió la puerta con cuidado, pero la cama estaba intacta. Ismael no había regresado. a casa ese fin de semana ,siempre lo hacía desde que estudiaba en la universidad . El dolor se intensificó, como si una mano invisible le apretara el pecho ,parecía que en cualquier momento le daría un infarto, pensó . Cerró la puerta y caminó hacia su propio cuarto. Antes de entrar al baño y encender la ducha fue a su mesa de noche y miró el retrato de Sandra su esposa fallecida, la única mujer que había amado de verdad en este mundo . —Sandra —murmuró, con la voz quebrada—. Dame claridad, ayúdame a entender qué hacer. Ayúdame amor - El agua caliente le golpeó la
La Trampa de Georgina Georgina López se miraba por quinta vez en el espejo del baño de la oficina, retocándose los labios con un carmín rojo que sabía que a Emanuel le gustaba . Había elegido un vestido ajustado negro , elegante, pero lo suficientemente provocativo como para captar su atención como lo venía haciendo desde que lo conoció . Había estado trabajando arduamente durante el último mes para engatusar lo ,le había costado mucho esfuerzo derribar las barreras de aquel hombre que parecía hecho de acero y piedra . Pero lo había logrado y se sentía orgullosa . Cada noche que pasaban juntos era una victoria para ella , un paso más cerca de tenerlo completamente rendido a sus pies. Él no se dejaba atrapar fácilmente, y eso lo hacía más interesante y se decidió a tenerlo cueste lo que cueste. Sin embargo, había algo extraño en él esa mañana. Llego tarde cosa que nunca hacía .Tenía un semblante decaído . Lo había notado desde que cruzó la puerta, su postura más rígida de l
Georgina se acomodó en su silla, sonriendo con una mezcla de satisfacción y diversión mientras tomaba un sorbo de su café. Había sido un día largo, pero el pensamiento de cómo había logrado su objetivo la hacía sentir una satisfacción que no podía ocultar. Su risa, suave y algo burlona, surgió sin previo aviso mientras recordaba el encuentro con Ismael. Todo había comenzado con una de sus “casualidades” cuidadosamente planeadas. Georgina había escuchado tantas veces hablar de él: su padre, el hombre con el que había tenido una breve pero fructífera relación, le había hablado sobre su hijo, su inteligencia y sus ambiciones. Ismael había heredado algo de la astucia de su padre, pero ella estaba decidida a demostrar que la juventud, sumada a la ingenuidad, podría ser mucho más manipulable. Y si el padre había caído, lo mismo ocurriría con el hijo. Aquella tarde, el plan estaba en marcha. Georgina se había vestido con un conjunto sencillo pero efectivo: algo que realzaba su figura sin p