Capítulo : No Todo lo que Brilla es OroLos días en la empresa comenzaron a tomar un giro extraño. Lo que había empezado como una etapa de crecimiento profesional y personal para Ismael y Carolina, de repente, se vio empañado por pequeños detalles que no pasaron desapercibidos para ella.Desde que Verónica había salido de licencia maternal—obligada por Emanuel, quien prácticamente le confiscó la computadora para asegurarse de que no trabajara desde casa—las responsabilidades de su puesto quedaron vacantes. Y Emanuel no tardó en tomar una decisión importante: quería que Ismael subiera de puesto.—Hijo, ya llevás casi un año en el área de contabilidad, has aprendido muchísimo y me enorgullece cómo manejaste todo —le dijo una tarde en su oficina—. Pero ahora necesito que des un paso más. Necesito que tomes el rol de Verónica en la empresa.Ismael abrió los ojos sorprendido.—¿El rol de Vero? —preguntó, aunque ya intuía a lo que se refería.Emanuel asintió.—Sí. No como asistente personal
Ismael y los rumores con LauraIsmael no entendía por qué últimamente había tantos comentarios sobre él y Laura en la empresa. Desde que había asumido el nuevo puesto, las miradas y las insinuaciones no habían parado, pero lo que más le sorprendía era que involucraran a Laura en todo esto. Para Ismael, Laura era mucho más que una compañera era su amiga, y alguien en quien confiaba y jamás hubo algo más entre ellos.Laura era extrovertida, divertida y muy profesional. Su actitud a veces podía ser malinterpretada, pero Ismael sabía bien que ella no tenía ningún interés romántico en él. De hecho, Laura ya le había confesado que estaba enamorada de otra persona, aunque nunca le había revelado quién. Y él, respetando su privacidad, nunca había insistido en saber más."¿Por qué la gente insiste en buscar drama donde no lo hay?", pensaba Ismael mientras revisaba unos documentos en su oficina. Los rumores no le preocupaban tanto por él, sino por Carolina. Sabía que ella era celosa, aunque lo
Capítulo: La Tormenta de los Celos La semana había sido un caos. Entre sus estudios, la pasantía y las noches en vela repasando apuntes, Carolina intentaba mantenerse ocupada. Pero no podía. Los rumores en la empresa la perseguían como una sombra. —¿Viste a Laura con el jefe? Cerraron la puerta de la oficina otra vez… —había escuchado en el baño. —Dicen que almorzaron juntos fuera de la ciudad. Seguro hay algo ahí —agregó otra. Carolina, oculta en uno de los cubículos, sintió cómo la sangre le hervía. Apretó los puños y cerró los ojos, respirando hondo. Cuando salió, las mujeres callaron al verla, pero las miradas burlonas lo decían todo. Carolina las enfrentó con una sonrisa tensa. —Si tienen algo más que decir, háganlo frente a Ismael. Seguro les encantaría escuchar su respuesta. Las dejó ahí, petrificadas. Pero las palabras no desaparecieron. Los celos eran un veneno que se expandía en su pecho, sofocándola. Sabía que Ismael no era el mismo hombre de antes. Que dec
Capítulo: El Silencio de los CelosLas horas pasaban y Carolina no respondía. Ismael miraba su teléfono cada cinco minutos, esperando que el pequeño doble check azul apareciera en los mensajes que le había enviado. Pero nada. Solo el frío silencio que la distancia estaba comenzando a instalar entre ellos. Sabía que Carolina era orgullosa, pero esto era otra cosa. Se estaba alejando, y eso lo aterraba.Caminó de un lado a otro en su departamento, con la camisa desabrochada y el cabello revuelto por la frustración. Había intentado llamarla tres veces, pero ella lo había ignorado. Su última opción era ir a buscarla, pero sabía que si lo hacía en ese momento, la encontraría con los ojos hinchados y la boca lista para escupirle todo su enojo sin filtro. Y aunque él podía soportarlo, no quería que Carolina se sintiera acorralada.Decidió darle espacio. Al menos hasta la mañana siguiente.En casa de su abuela Gloria, Carolina estaba acostada en su cama, con la vista fija en el techo. Sus ojo
Capítulo: El Milagro de Alice Emanuel caminaba de un lado a otro en el pasillo del hospital, incapaz de quedarse quieto. Era la segunda vez que se encontraba en esta situación, estando al otro lado de la puerta mientras la mujer que amaba daba a luz a un hijo suyo . Cuando finalmente pudo entrar para entrar con ella y acompañarla ,ya había cambiado su ropa por la ropa estéril para entrar a la sala de parto .Nada fue como lo planearon ,su hija quiso nacer una semana antes .Su corazón latía con fuerza, y cada sonido que venía de la sala de partos lo hacía contener la respiración. Vero al romper la bolsa estaba sin líquido amniótico y el parto era inminente, porque había comenzado con la sensación de pujar sin dilatar totalmente. Verónica había empezado con 5 cm de dilatación y faltaba un poco . La partera y la ginecóloga la guiaban con calma, ayudándola a dilatar mientras Emanuel sostenía su mano, intentando transmitirle su fuerza. Pero cada vez que Verónica apretaba su mano con
Capítulo:Una charla inesperadaCarolina salió de la última clase de la mañana con la mochila al hombro, repasando mentalmente los apuntes para el próximo parcial. El aire fresco del campus era un alivio después de las horas en el aula. Mientras caminaba hacia el parque cercano, se encontró con el profesor Alberto, quien estaba sentado en una banca con un café en la mano y algunos papeles desordenados en su regazo.—¡Caro! —la saludó con una sonrisa amable—. Justo pensaba en vos. ¿Cómo va la universidad?Carolina se acercó, respondiendo con una sonrisa ligera.—Bien, profesor. Preparándome para los parciales. Y bueno, también lidiando con… la vida.Alberto rió suavemente, señalándole que tomara asiento a su lado.—Eso es lo que hacemos todos, ¿no? —comentó, dejando los papeles a un lado—. ¿Sabés? Hace unos días me encontré con Georgina en el parque.El nombre captó de inmediato la atención de Carolina, quien lo miró con curiosidad.—¿De verdad? ¿Y cómo estuvo eso? —preguntó, tratando d
Capítulo: El Fantasma del Pasado Alberto cerró suavemente la puerta de la habitación de Paula, donde la pequeña dormía profundamente, abrazando a su osito favorito. Se detuvo por un momento, observando su carita angelical. Tan parecida a ella… a la mujer que lo había traicionado y abandonado sin mirar atrás, dejándole una bebé de días en los brazos. El recuerdo de aquella noche aún lo perseguía. Había regresado del hospital, exhausto pero feliz por el nacimiento de su hija, solo para encontrarse con una nota sobre la mesa. Francis no quería ser madre. No quería esa vida. No estaba preparada, había dicho. Y con eso, lo había dejado solo para criar a Paula. Respiró hondo, apartando el pensamiento. No podía dejar que el pasado nublara el presente. Paula era su todo, y no necesitaba nada más. Pero algo dentro de él, algo que había empezado a despertar tras aquella salida con Georgina, lo hacía preguntarse si quizás estaba listo para abrirse de nuevo. A la mañana siguiente, Alberto sal
Alberto cerró la puerta con fuerza, sintiendo que su corazón seguía latiendo con furia. Francis había vuelto. Después de años, después de haber desaparecido sin rastro, después de haber abandonado a Paula como si fuera un error en su vida. Y ahora, tenía el descaro de aparecer reclamando derechos como madre.Se pasó una mano por el cabello, intentando calmarse. Esto no se iba a quedar así. Paula no necesitaba a Francis. No después de lo que había hecho.Se sentó en el sofá y exhaló con frustración. Recordó la última vez que la había visto antes de que desapareciera.Dos Años AtrásHabían llegado del hospital hacía solo unas horas . Paula era una recién nacida y Francis apenas la sostenía en brazos. No la miraba con ternura, no la acunaba con amor. No la quería.Paula lloraba en su cuna y ella la dejo llorar . Él, agotado pero tratando de mantenerse fuerte, la miró con seriedad.—Francis, es nuestra hija. Es un bebé. Necesita de nosotros.—Ella no dijo nada.Alberto sintió que algo se