Entonces, la foto familiar, tan planeada por mi madre, se tomó con Dom en lugar de Joice. Michelle Miller no se preocupó por esperar a su hijastra para la foto. Mientras casi obligaba al Dr. Domenico fotografiando. Y así usó las imágenes para ella misma, en su campaña electoral. La madre perfecta, devota esposa, querida madrastra y quizás amiga del expresidente de Noriah, el Dr. Domenico, conocido por todos.Incluso me reí de lo cómico y triste que era vivir bajo el mismo techo que Michelle Miller.Apenas atravesé la puerta, aquella tarde de domingo, ella me estaba esperando, sentada cómodamente en el sillón, entre la cocina y la sala.- ¿Donde está? - Preguntó.- ¿Él quien? - Estaba confundido.- Dr. Domenico. – preguntó curiosa.- Me fui.- ¿Pero vuelve?- Creo que no. Ya hemos resuelto todo lo que teníamos que resolver.Se levantó y me miró:- ¿Cómo? No puedo creer que lo hayas dejado.- Mas o menos. Creo que me despidieron. Es amigo de Marcelus y no se sentía cómodo con la situaci
Diariamente seguía mirando mi teléfono celular, esperando que Francis enviara algún mensaje. Ni siquiera sabía si vendría a la fiesta de Navidad.Me preparé para la entrevista en la tarde y antes de irme pasé por la casa de Provost. irina respondió:- Hola Virginia.- Irina... - La abracé. Apuesto a que te estás perdiendo el lío que Francis y yo dejamos para ti.Ella rió:- Confieso que sí. La casa y la vida están completamente vacías sin ustedes dos.- Sabes que puedes llamarme cuando te sientas solo... Siempre estoy cerca... Sin un buen lugar adonde ir. - Bromeé.- ¿Quieres saber de mi hijo? Ella sonrió irónicamente.- Bueno... Más o menos. Estás... ¿Asistirás a la fiesta de Navidad en mi casa?- Sí.- ¿Todos ustedes?Ella rió:- Cariño, no sé si vendrá Francis.- ¿Como asi?- Tal vez salga con algunos amigos.- Pero... yo soy su amigo.- Creo que alguna vez fueron amigos... ¿Todavía lo son?No... Ya no lo éramos. Y se alejó completamente de mí. Y no sabía si fue porque le confesé q
La fiesta de Navidad en casa de Michelle Miller sería el evento del año. No creo que ni el último baile de primavera haya generado tantos comentarios como el evento en nuestra casa.Todos los que cabían estaban en nuestro patio o en el interior, con la decoración perfecta que se había instalado en el jardín y el área de césped en la parte trasera.Además de los tradicionales pinos adornados esparcidos por todos lados, había uno imponente, más grande que los demás, que estaba en la puerta de entrada. Luces redondas y de colores se esparcen sobre nuestras cabezas, iluminándolo todo bellamente. Las mesas con la comida estaban llenas y coloridas. Eso sí, entre un paso y otro, mordisqueaba la comida ofrecida. Elegí un vestido rojo ajustado y sencillo, pero que valoraba mi cuerpo estándar “sobremedido”. Una sandalia dorada completó el look con el pelo recogido en un moño suelto y un ligero maquillaje.Ya tenía una copa de champán en la mano mientras Michelle Miller iba de mesa en mesa, salu
- Entonces... ¿No me vas a llevar a dar un paseo en tu coche nuevo?- No puedo estar sin mis bebés... - Miré a Andreia saliendo con mis dos preciados regalos meneando la cola.- Tengo otro regalo. Me miró serio.- ¿Más uno? Nunca me diste tantos regalos...- Soy amable a veces.- ¿O estás tratando de compensar algo...- No estoy tratando de compensar nada. No me acosté con la maldita mujer.- Francisco, creo en ti. - Confesé.- Sé lo complicado que es, Vi, ya que nos conocemos muy bien. Y tal vez sea muy difícil para ti creer que puedo cambiar.- ¿Cambió para mí, Francis? – Sentí que mi corazón latía más rápido y mis piernas se tambaleaban ante la posible respuesta.Desafortunadamente con Francis fue así. Parece que siempre tuve que dar el primer paso para que él se armara de valor. Pero temía que él nunca admitiría sus sentimientos ante sí mismo.- Sí, Vi, cambié por ti. Siempre, todo en mi vida, fue por ti... ¿Alguna vez notaste eso?Bajé los ojos, sin saber qué significaba eso. ¿Er
Entonces yo, Virgínia Hernandez, la mujer más desafortunada de Primavera, despreciada toda mi vida por su madre, por mi cuerpo, mis alergias, llena de defectos físicos y emocionales, conseguí esa Navidad un auto, dos perros, un tatuaje, una solicitud de cita. y un anillo de diamantes.Devolví la caja, ya cerrada:- No puedo aceptarlo, Marcelus.- Pero Virginia... te lo compré. Parecía decepcionado.Marcelus estaba bien vestido. Seguramente cenó con su familia y luego terminó en ese hueco de la ciudad, en la casa de una mujer a la que despreciaba, que era mi madre. No era vanidosa y no me consideraba una mujer hermosa, aunque había ganado varios concursos de belleza a lo largo de mi vida. Y me preguntaba qué hacía que este hombre rico, guapo e influyente quisiera algo conmigo. No es que no mereciera este tipo de hombre... Pero no hice absolutamente nada para que se enamorara de mí. Yo era una mujer corriente, llena de defectos, insegura, comandada por mi madre y siempre le dejé muy cla
Besé a mi novio apasionadamente. Nuestras lenguas se conocían tan bien y bailaban al mismo ritmo. Sus labios devoraron los míos, como si supieran lo mejor del mundo. Extrañaba mucho su sabor, su cuerpo sobre el mío, su cálido aliento sobre mi piel.Pronto ya estaba duro, esperándome. Levanté el vestido mientras Francis me arrancaba las bragas y las tiraba por la ventana.- ¿Puedo saber por qué haces esto? Besé su cuello hasta llegar al lóbulo de su oreja, el cual mordí levemente.- Porque no quiero que uses calzones, Vi.- Es que no sabía que iba a salir con mi novio esta noche...- Siéntate, Vi... O me muero.- ¿Morirás? - Empecé a reír. - Pensé que era el único que murió cuando llegué.- Aquí está la pregunta... Ni siquiera me he corrido dentro de ti todavía...- ¡Ruego! exigí, mientras sacaba mis pechos del sostén, sobre el escote del vestido, prestando especial atención a cada uno con calientes y generosos lametones.- Por Dios, mujer, siéntate...- ¡Di, mi esposa! Tiré de su cabe
- Yo... yo tengo novio ahora. Dije, incapaz de ocultar mi sonrisa.- El señor que estaba en la plaza contigo... ¿Ese fin de domingo?- Sí. Arqueé una ceja.Él sonrió:- Noté que te gustaba.- Somos grandes amigos... ¿O lo éramos? - Estaba confundido. De todos modos, me preguntó antes de la cena. - dije feliz.- Luego fueron a celebrar... Con un condón alérgico.- Bueno... Ella era de otro tipo... Estaba caliente.- ¿Te perdiste el fuego? Frunció el ceño, curioso.- No...Alguien llamó a la puerta y luego la abrió. Era la enfermera:- Doctor, todo está listo para la inyección y el suero. - advirtió.- Está bien... Sólo dame unos minutos más. - el pidio.Ella asintió y cerró la puerta.- Virginia, lamento que Marcelus actuara de esta manera contigo. Hay hombres que no aceptan perder.- Eso es muy inmaduro de su parte.- Lo sé... Pero te confieso que hay que tener mucho autocontrol para perder a alguien que amas y no hacer nada... No es mala persona.- Conocía la peor parte de él.- Aún
Abrí la tapa y agarré los dos al mismo tiempo, completamente empapada y asustada, temblando de frío y miedo.Los coloqué sobre una toalla y los cubrí, sosteniéndolos juntos, tratando de calentarlos. Las lágrimas llenaron mis ojos y la ira se apoderó de mí.Corrí con los cachorros en mi regazo hacia la puerta. La abrí y Michelle todavía estaba saliendo por la puerta.Grité desde donde estaba:- Hablé con la tía Meg. Y por eso recortó la pensión. ¿Y sabes qué? Fue lo mejor que he hecho en mi vida.- Tú... no te atreverías.- Llámala y confirma. Incluso me ofreció trabajo en Sweet M. Ahora entiendo por qué no la buscan... Y por qué no le gustas a Noah Collins. Me avergonzaba ser su hija cuando fui a hablar con ellos. Menos mal que heredé el apellido de mi padre, porque no quiero llevar el Miller que viene de ti. ¿Por qué no eres como la tía Meg o la tía Martina? Es la escoria de Miller.- Voy a deshacerme de estas bolas de pelo . Escribe esto. - Dijo yéndose, furiosa.Rápidamente entré a