Corrimos por el camino de salida del laberinto, que conocíamos bien. Cuando llegamos a la puerta, estábamos casi sin aliento. Nos miramos y nos echamos a reír. Sí, fue una completa locura. Pero la locura más perfecta de toda mi vida.Caminamos de regreso a la casa uno al lado del otro, sin tocarnos, uno al lado del otro. Me puse el abrigo de Liam sobre mi cuerpo, escondiendo el camisón. Saludamos a uno o dos conocidos que encontramos en el camino.El viaje se hizo en silencio. De vez en cuando miraba sus manos moviéndose al ritmo de la caminata. Y me hizo querer tomarlo y sostenerlo en el mío. Quería poder mostrarle al mundo que estábamos juntos. No me importaba lo que dijeran o pensaran. Estaba dispuesto a seguir adelante con eso.Pero no di el primer paso. Si siguió así, sin el gesto de unir las manos que tanto me atormentaba en ese momento, era porque esa era su decisión. Sólo necesitaba tratar de entender por qué.Cuando llegué a casa, mi madre estaba en la sala viendo la televisi
Cuando me di cuenta, estaba dentro del auto, sintiendo que se me cerraba la garganta. Sabía lo que era: alergia.- ¿Como estoy? Pregunté, tratando de abrir la sombrilla y mirarme en el espejo.Francis lo sostuvo, impidiéndome abrirlo:- Será mejor que no te mires, Vi.- ¡Qué carajo! Si muero, hay una lista... Debajo de mi colchón, Francis.- Vi, deja de decir tonterías. Y tira esta lista de una vez por todas.- Es que si mi garganta no se cierra... Me vas a matar por accidente en este auto... Estás corriendo tan fuerte.- Tus labios están muy hinchados... Y tu piel está roja.- ¿Yo estoy horrible? pregunté, casi llorando.- No... Es hermoso... Parece un botox que no funcionó.Empecé a reír y lo golpeé en el brazo.- Idiota Francisco.- Sincero idiota, siempre. Pero... ¿Qué hay en la lista?- Nada importante... No creo que vaya a morir. - le dije cuando paró frente al hospital.- ¿Qué hay en la lista? Si no lo dices, no te bajes del auto.- Me voy a morir de nuevo... - Empecé a fingir
Su mano se metió debajo de mi vestido, moviéndose lentamente a lo largo de la parte interna de mi muslo, llegando al centro húmedo.- ¡Travieso! Dijo soltando mis labios.Suspiré, luego gemí ante su profundo toque, encendiéndome.Francis salió y se dirigió a la puerta:- ¿Dónde está la maldita llave?- Yo... no creo que haya... ¿Quizás porque es un hospital? – me cuestioné.Me miró serio. Sentí mi cuerpo clamando por el suyo, la piel ardiendo aún más y la sangre hirviendo dentro de mí.Me levanté con cuidado.- ¿Adónde vas con eso en el brazo? – preguntó Francis, mientras me dirigía al baño con la plancha que sostenía la vía intravenosa.- Pones leña al fuego, ahora tienes que apagar el fuego, bombón. - abre la puerta. "¿Alguna vez te has comido a alguien en el baño del hospital?"Él me encontró por casualidad:- No... Ni con una aguja clavada en la vena."Puedo apostar que esta es una aventura que disfrutarás…" Parpadeé.- Joder, Vi... Ahora estoy seguro de que realmente quieres mata
- ¡Sierra! Junior apareció, corriendo hacia mí y dándome un abrazo.Incluso me sentí culpable por odiar al chico que apenas conocía. Tal vez era un buen chico.Me soltó y comenzó a reír, señalándome.- Giro de vuelta. - dijo Joyce.Me di la vuelta y ella me quitó una masa pegajosa de la ropa:- Masa de moldar. Él ama.- ¿No es capaz de disfrutar de algo útil? - le dije serio mientras pensaba que era gracioso. – ¿Cómo puedes ser tan aburrido, chico?- Es sólo una broma, hermana.- No soy tu hermana. Casi grité, saltando entre las cosas en el suelo.Encontré a Liam bajando las escaleras mientras subía las escaleras.- Liam, recuérdame que me quite el útero a finales de este año. No quiero tener hijos.- Incluso me voy a hacer una vasectomía. Dios me puede castigar y enviar a un niño tan ridículo como Junior si tengo un hijo.- ¿Qué mierda está pasando aquí?- “Papi” vino a vivir con nosotros... Y trajo a nuestros hermosos “hermanitos”.- Nuestra madre debe estar loca... Dime que es posi
Mauricio corrió como nunca había visto algo así. Tardó unos segundos en llegar a la calle. Júnior estaba bien. Liam en el suelo, sin moverse.Caminé hacia allí, mis piernas temblaban y mi corazón latía tan fuerte que parecía que iba a tener un ataque. Apenas podía sentir el aire en mis pulmones.El conductor salió del auto, aterrorizado. Se justificó, pero yo no podía prestar atención a nada. Liam estaba inconsciente. Pero no había sangre. No sabía si eso era bueno o malo.Mi madre ya estaba allí, en el suelo, tratando de despertar a mi hermano.- Michelle, no lo muevas. Ya llamé a una ambulancia.No recuerdo haber visto lágrimas en el rostro de mi madre. Me he preguntado si sabía exactamente qué era el dolor, el sufrimiento o algo así. Pero vi que había amor... Para Liam.Siempre fue sobreprotegido por ella. Podía hacer lo que quería. E incluso cuando ella trató de negarle algo, él terminó cediendo. Afortunadamente, mi hermano no lo usó a su favor. Sabía exactamente quién era ella. Y
- Francis... ¿Dormiste aquí?Me abrazó impidiendo que me levantara de la cama:- Sí... llegué era casi medianoche. No fue mi intención despertarte. Había sido una noche dura y aparentemente el día había ido de la misma manera. Y dormiste maravillosamente.- Creo que fue el efecto del antialérgico. – Lo abracé. - ¿Por qué volviste?- Para ti... No pensaste que te dejaría sola en un momento como este, ¿verdad? - El me miró.- Eso pensé... Ni siquiera me llamó.- Había apagado el teléfono, debido a la clase. Mi madre me avisó tan pronto como lo consiguió. Y vine enseguida. Siento lo de Liam... Y...” Me acarició la cara con ternura. - Si de verdad crees que te dejaría en paz en un momento como este, ¿qué carajo de amigo he sido para ti toda mi vida?- Siento haber pensado que me habías abandonado, Francis.- Mira, mírame. Levantó mi barbilla hacia él. “Nunca te dejaré, ¿de acuerdo? Somos Virginia y Francis, ¿recuerdas? - sonrió, con esa boca que me tomaba en serio y acababa con mi cordura
Francis me llevó a la ducha y abrió la ducha. Desenredé mis piernas de él, sintiendo su líquido viscoso correr por la parte interna de mis muslos.- ¡Qué cojones hicimos, Francis!- Yo... no sé qué me pasó. - Dijo confundido, sacudiendo la cabeza con preocupación.- Hemos perdido la cabeza... y la cordura.- Al diablo esto. Tomó mi rostro entre sus manos y me besó.Traté de resistir. Esto era serio. Pero cuando me di cuenta, ya estaba completamente mojada, sintiendo el agua caer sobre mí mientras le devolvía su cálido y apasionado beso.Lo empujé con dificultad, tratando de recuperar el aliento:- Francis... no puedo más... - me eché a reír. - Necesito descansar.- Perdóname por entrar...- Ahora no hay nada que hacer... - Tomé shampoo y lo pasé por mi cabello.Antes de que empezara a quitar la espuma, ya lo estaba haciendo. Sentí el jabón correr por mi cuerpo mientras jugaba con mi piel.- Creo que necesito salir de la ducha, bombón.Caminé hacia la puerta de la ducha. Él se rió:- ¿
- Vi, ni siquiera digas tal cosa... - Desvió su mirada hacia mí.- ¿Crees que debería tomar una prueba?- No claro que no. ¿Estás en tu período fértil?- ¿Qué diablos, Francis, cómo se supone que voy a saber?- Tú... ¿no lo cuidas?- Claro que no. ¿Con qué tipo de mujeres sales, de todos modos?- ¿Qué tiene de malo que sepas tu periodo fértil?- ¿Alguna vez has tenido sexo con una mujer que usa una mesa, Francis? ¿Sin usar condón?- Virginia, nunca he tenido sexo sin condón con ninguna mujer... Y nunca me he corrido adentro... Te mentiría por qué razón?- ¿Entonces creo que soy diferente? que soy especial?- Eres diferente y especial... Y lo sabes.- Francisco, te conozco. Sé que le dices eso a todas las mujeres.- ¿Qué parte de ti no es “todas las mujeres” no entiendes, Virginia? - él gritó. – ¡No lo es, maldita sea! Nunca fue.- ¿Quieres que crea esto?- Tornillo U. – dijo indignado.- La he jodido. Cuando decidí tener sexo contigo.- ¿Ahora vas a decir que no te gustó?- No digo qu