Mientras el doctor Guerra y sus enfermeras le hacían una revisión a Lucas, Tania se mantenía muy quieta, apartada de ellos solo por algunos metros.Los veía ceñuda, desde la distancia, con la parte baja de la espalda recostada de una camilla y los brazos cruzados. Sacudía una de sus piernas con nerviosismo.El miedo y la preocupación la invadían y no podía evitar sentirse culpable. Estaba convencida de que la falta de memoria de Lucas era producto del veneno que ella lo había obligado a tomar en el laboratorio, para contrarrestar el impuesto por la gente de SupraCorp, que lo volvía un hombre/bestia.El que ella le facilitó era un brebaje fabricado con su sangre, mucho más potente que los anteriores, porque hasta tenía una apariencia diferente.El doctor Guerra le explicó que pudo haber sido preparado con el doble de la dosis recomendada de su sangre. Eso lo volvía más efectivo, pero también, más letal.¿Qué otras partes del organismo de Lucas estaban dañadas por su culpa? ¿Qué nivel d
Durante la madrugada del día siguiente, los trasladaron a los terrenos ganaderos ubicados en el estado Barinas.Se trataba de una porción de tierra enorme, con una casa de concreto y madera en el centro, que contaba con más de doce habitaciones y salones amplios. A su alrededor se extendían valles ideales para el pastoreo de vacas y de ovejas.Llegaron tan cansados que enseguida les concedieron una habitación para que recuperaran energías. Tania se quedó con Lucas en el dormitorio ubicado más al fondo, donde se escuchara menos el alboroto de la gente que se quedaría con ellos para vigilarlos y atenderlos.—¿Qué esperan de mí? —preguntó Lucas con angustia una vez que estuvieron solos.El hombre se había sentado en el borde de la cama con actitud derrotada. Seguía asustado por la falta de memoria. Odiaba no entender lo que sucedía.—Mañana te harán unas pruebas para descubrir qué está sucediendo en tu mente y cómo repararlo —explicó Tania aproximándose y acuclillándose frente a él y tom
Esa tarde parecía haberse reiniciado el caos alrededor de Tania. La casa donde se encontraban recluidos dejó de mostrar paz para convertirse en una pasarela de infinidad de oficiales de la policía, del ejército y de políticos de turno.Todos querían verla, hablar con ella y conocer la realidad de las historias asombrosas que otros contaban.Tania tuvo que entrevistarse con alguno de esos hombres y mujeres por insistencia del doctor Guerra. Si querían permanecer en ese lugar, lejos de los periodistas que hacían un circo por lo sucedido, debían complacer a quienes los protegían.Aquello no le gustó, la hacían sentir acorralada y asustada. Temía que la obligaran a entrar de nuevo en un laboratorio y no estaba dispuesta a pasar otra vez por esa tortura.Guerra les facilitó a esas personas parte de los informes que había podido rescatar del ataque de los de SupraCorp, esperando que eso los pudiera satisfacer, mientras buscaba otra salida.Él tampoco estaba muy contento con esa invasión, pe
Cuando Lucas se marchó para iniciar su investigación, Tania aprovechó para reunirse con los chicos en el salón común que ellos utilizaban.Al entrar, vio a Kevin comiendo gelatina sentado en un sillón frente a Dani, que escuchaba música con unos auriculares puestos.Kevin, al verla, enseguida se puso de pie, asustado.—¿Viene contigo? —preguntó en referencia a Lucas.Tania sonrió con diversión.—No.El chico respiro de nuevo.—Quiere matarme.—¿Y sabes por qué? —lo pinchó con rostro severo.El joven bajó la cabeza, avergonzado, pero ella no lo siguió molestando. Luego hablaría con él. Ahora quería hacerlo con Vicky, quien se hallaba sentada en una mesa con la cabeza hundida en una laptop y con unos auriculares puestos.Aunque sentía cierta aprehensión por ellos, por lo que Lucas le había contado, eran a los únicos a los que podía recurrir.Volvía a sentirse acorralada y eso la ponía nerviosa, para calmar sus emociones tenía que estar en acción.—Hola —la saludó al sentarse frente a el
Tania se marchó a su habitación, estaba cansada, tanto física como moralmente. Se encontraba en un punto en que comenzaba a dudar de todo, de sus capacidades y de su propia existencia.La hacían quedar como un monstruo peligroso y cruel capaz de acabar con la humanidad entera si así se lo propusiera, cuando su única meta era vivir en paz y ser feliz.Al entrar en su dormitorio, se extrañó al verlo de nuevo inundado de oscuridad. Habían cubierto las ventanas con gruesas frazadas dejando espacios llenos de sombras.—¿Lucas? —preguntón cerrando la puerta tras de sí, con cerrojo, a pesar de saber que aquello no serviría de nada.Si Lucas estaba viviendo un nuevo episodio de confusión, como el experimentado la mañana luego de su llegada a ese lugar, quedando a merced de los efectos devastadores que creaba el veneno que le habían suministrado, se volvería un ser violento.Un cerrojo no sería suficiente para retenerlo, ni siquiera, una puerta de madera. Pero ella no pensaba permitirle salir
Tania se dirigió al despacho donde el doctor Guerra estaba reunido con representantes del gobierno local.Cuando ella se hizo presente en la oficina, todos la observaron con recelo y cierto temor. Algunos se alejaron un poco y caminaron hacia la puerta, como si quisiesen escapar de su presencia.La mujer no pudo evitar sentirse afectada por aquel rechazo. Nunca pensó recibir una atención de ese calibre. No la conocían, por eso le temían. En la prensa y en las redes sociales exageraban su comportamiento, la volvían un monstruo de carácter explosivo.A pesar de su inquietud, se mostró altiva. No iba a dejar que aquello la debilitara. Tenía que acostumbrarse a esas reacciones, porque, al parecer, aquello era su destino.Esperó paciente a que Guerra terminara su charla. Gestionaba el traslado del grupo a una clínica del estado para realizarles evaluaciones médicas y garantizar su salud.El encuentro no duró mucho. Tania no sabía si eso era motivo de su presencia o porque el asunto resulta
Esa noche recibieron una visita en la casa. Ángela Guerra, la esposa del doctor Guerra, había asistido con autorización de los militares que los custodiaban para hacerle una revisión psicológica a Lucas.Su esposo había solicitado su presencia en vista de lo conversado con Tania sobre la condición del hombre. Así su diagnóstico le serviría para dar más presión a las autoridades y aprobaran la visita a la clínica.Tania estuvo presente, no solo porque ella lo había exigido, sino porque Guerra lo había indicado. Si Lucas enloquecía mientras lo evaluaban, la única capaz de dominarlo era la chica.Sin embargo, Ángela fue bastante atenta y paciente con él. Lucas al inicio se negaba a colaborar, pero ella logró convencerlo con conversaciones amigables hasta que el hombre se sintió cómodo y permitió el análisis.Con recelo, él le habló de sus sentimientos actuales, del miedo que experimentaba, de las ganas por escapar y esconderse y de la fuerte atracción que sentía por Tania.No había momen
El doctor Guerra logró gestionar el traslado del grupo a una clínica privada de la ciudad.La movilización significaría una importante operación militar, ya que los custodiarían decenas de efectivos armados hasta los dientes y portando trajes especiales que incluían hasta pasamontañas.Lucas los veía con el ceño apretado desde la ventana. Algunos soldados portaban escopetas con dardos sedantes y otros, poderosas armas de fuego. Cualquiera pensaría que trasladarían a peligrosos terroristas.El camión donde los transportarían tenía una cabina trasera reforzada con acero por cada uno de sus lados, y sería escoltado por unas camionetas negras blindadas donde iría el servicio de inteligencia.—Me parece que hay militares extranjeros en aquel grupo —comentó Vicky, quien también veía sorprendida la movilización desde otra ventana, y señaló hacia el lugar donde creyó haber visto a efectivos con banderas extranjeras cosidas a sus uniformes.—Esta gente tiene más miedo de nosotros que de los mi