Me levante con un vacío en mi interior al ver que todo esto era real que no era una pesadilla, y que de ahora en adelante esta sería mi vida. 

—es hora de comer señorita Blanc, el señor Leroy ordena que baje en 25 minutos —dice la sirvienta con voz dulce mientras toca la puerta.

Bufé enfadada mientras me metia al baño para ducharme rápidamente, ¿Porque presiento que Leroy será un dolor de cabeza? Su mirada es Fría y distante como si temiera saber lo que está pensando en realidad, su aspecto es de un hombre de poca paciencia, obsesivo y compulsivo además de controlador.

Salgo del baño y escudriño el guardarropa que hay en la habitación, cojo unos pantalones ajustados y una camiseta color blanco, tomo las botas y con pasos temblorosos salgo de la habitación, no hay nadie y agradezco mentalmente por eso, así que camino con paso cauteloso teniendo cruzarme con alguien.

—¿eres un gato sigiloso o algo por el estilo? —doy un respingo al escuchar esas palabras y me giro para ver ala persona que me a asustado.

Era el mismo chico que ayer me guiño el ojo, su sonrisa era contagiosa pero hice un esfuerzo por no reírme y hacerle mala cara.

—vale mal chiste —dice el chico conteniendo su risa.

Lo mire sorprendida pues no pensé que Leroy me castigará como una chiquilla. 

—¿así es el con todo el mundo? —pregunte de repente.

Llegamos al comedor y habían chicos y chicas sentados en aquel lugar esperando nuestra presencia, tome asiento nerviosa mientras los demás me miraban con curiosidad. 

—tenemos un nuevo miembro en la manada, ella se llama Amelie Blanc, integrante y luna de esta manada —dijo Leroy entrando al comedor.

Mis mejillas se sonrojaron al instante y baje la mirada avergonzada, los demás me miraban atónitos sin poder creerlo, Dax me miró con la boca abierta pero después tomó la compostura.

—¿quedó claro? —pregunto Leroy captando la atención de todos.

Todos parecen tenerle miedo o respeto a Leroy, ¿tan cruel será con estas personas? Leroy se sento a mi lado y yo me tense en respuesta al sentir la mirada de él sobre mi.

—desayuna Amelie —pidió con voz tranquila.

Y eso hice, comía con torpeza pues Leroy me ponía demasiado nerviosa, su aroma descontrolaba mis pensamientos y mi concentración, ¿esto pasaría siempre? Termine de comer y todos se levantaban haciéndole una pequeña reverencia a Leroy. 

—¿dormiste bien? —pregunto Leroy tomando mi mano. 

Sentí como algo en mi interior se encendía al sentir el tacto de Leroy, sonreí tímida y asentí levemente mientras trataba de ordenar mis pensamientos, no lo conozco en lo absoluto, ¡porque siento esto en mi interior! 

—lo mejor sería que durmieras cerca de mi —dijo Leroy.

Era verdad quería conocerlo más, saber que tan bueno y malo podía ser. 

—tengo 450 años de edad, los hombres lobo vivimos alrededor de 1000 años, con el tiempo sabrás cosas de mi —dijo el cortante.

Si Leroy no confiaba en mi para contarme su historia yo tampoco confiaría en el. 

—no es algo tan simple Amelie —dijo el desviando la mirada.

El parpadeo los ojos sorprendido y después su mirada se torno fría pero no decía nada. 

—que tenga un buen día Alfa —dije con una sonrisa sarcástica mientras le hacía una reverencia y me alejaba de su lado con paso rápido. 

Sin duda el sería una pésima pareja, ¡no quiero ser mate de el! No me diría nunca sobre su pasado o del porqué todos le temen tanto, es un idiota. 

—no te ves nada feliz —dijo Dax mirándome con una ceja levantada.

—¡no, ni siquiera lo pienses Amelie! —chilló Esmee.

Mordí mi labio al escuchar sus palabras y contemple esa posibilidad. 

—¿y como se hace? —pregunte curiosa.

Contemple la idea de Dax, ¿no serían tan malo o si? Después de todo lo único herido sería el maldito ego de Leroy y estaba dispuesta a hacerlo.