Luciana sintió como si algo increíble acabara de suceder.

Al poner un paso fuera de esa torre tan maravillosa e imponente pero sobre todo repleta de envidias y rencores supo que tenía que cambiar de plan.

Aún se sentía débil por el ataque de pánico que acababa de sufrir, su cabeza parecía no poder dimensionar lo que sucedía a su alrededor, necesitaba caminar, relajarse y sobre todo alejarse de Erick y Alexandra.

Después de caminar varios metros sin rumbo, sin conciencia de lo que estaba haciendo, solo podía sentirse “segura” al mirar las nubes, era una garantía que estaba en el exterior lejos de paredes que podrían encerrarla.

Un dolor punzante la atraviesa como un rayo.

— ¡Ah!— Grita desesperada, tomándose el vientre y recargándose en la pared, su rostro estaba contorsionado ante lo horrible que se sentía eso, era como un desarmador perforando su vientre por completo.

— ¡Ayuda!— gritó pero estaba completamente sola, la calle era una avenida principal, todos iban en carros a alta