NARRACIÓN: SEBASTIÁN
Isabella se mantiene en completo silencio mientras me observa en el asiento de la camioneta. Sus mejillas están manchadas por lo mucho que ha llorado. No está asustada, puedo verlo en su mirada. Ella está molesta, está furiosa conmigo.Ella no lo sabe pero le estoy salvando la puta vida, necesito mantenerla en un lugar seguro hasta que pueda arreglar el maldito problema de la mercancía. Solo tengo que reenviar la mercancía antes que el hijo de puta se Franccesco decida buscarla. No importa lo que puedan hacer, no permitiré que esos imbéciles se lleven lo que me pertenece, lo que quiero y deseo.
Isabella no lo sabe pero en estos momentos le estoy entregando todo de mí, nunca en mi puta vida había salido a buscar a una mujer y mucho menos por segunda vez.
He salido para salvarla pero no pienso demostrarle que está en peligro, en cambio
NARRACION: ISABELLA No puedo creer que nuevamente estoy en este maldito lugar, nuevamente estoy atrapada en esta maldita casa de lujo de la cual no puedo escapar. Mi vida es suya y él lo sabe. Sabe que no importe que haga, me va a encontrar pero yo buscaré una manera de alejarme. —Es un placer volver a verla— dice la señora Cristina. Volteo a verla mientras me acomodo el cabello. Niego levemente y suspiro. —Quisiera decir lo mismo en otro momento... no quisiera siempre encontrarla aquí. —Señorita... esto solo es el comienzo de una gran historia... — ¿Una gran historia?— le pregunto mientras me acerco a ella y niego con fuerza. Ella observa mis puños cerrados con fuerza y suspira. —Sebastián la quiere muchísimo, la estuvo buscando estos días como un loco... lamento perderla. —Es un maldito hijo de puta conmigo. No importa cuanto lo quiera...él siempre encuentra la manera de lastimarme. —digo mient
NARRACION: SEBASTIÁN .Mi mirada se clava en el imbécil que está frente a mí. Me cruzo de brazos y me muevo en la silla de cuero negro. Lucas me observa por un momento y alza la mirada.Sé que debo de esperar un poco más de tiempo pero no puedo hacerlo. El simple hecho de pensar que ella puede estar herida me revuelve el estómago y sé que es por mi puta culpa.Me levanto de la silla y señalo a la mujer que deseo encontrar. La primera vez y la segunda vez fue tan sencillo encontrarla ¿Por qué no puedo encontrarla ahora?—Quiero que mires bien a mi mujer— digo. El investigador voltea por un momento hacia las fotografías de Isabella en la pared. — ¿Cómo no puedes encontrar un puto rostro tan hermoso?— le pregunto mientras lo observo. Frunzo el ceño y le doy dos pequeños golpes en la cabeza con el arma reci&e
NARRACIÓN: ISABELLA. Subo completamente las piernas en el sofá mientras observo las noticias. Abrazo mis piernas y suspiro mientras veo todo lo que ha provocado mi desaparición. —Parece que quemará la ciudad. —No creo que lo haga—contesta la mujer a mi lado.— Sebastián no es tan agresivo. No puedo evitar reír ante su comentario tan absurdo. Todos en la habitación voltean a verme, pero ellos no lo saben, no conocen a Sebastián y es claro que no tienen ni la menor idea de qué tan agresivo puede llegar a ser. Probablemente en estos momentos Sebastián debe estar planeando su siguiente movimiento, probablemente debe de estar planeando un asalto o simplemente ya me encontró y solo es cuestión de horas para que él venga por mí y me vuelva a encerrar. No estoy segura de lo que tengo que hacer pero lo único que sé es que debo de permanecer en este lugar por un tiempo, al menos en este lugar puedo ver a mi familia. Sin importar
NARRACIÓN: SEBASTIÁN. —Quiero ir a la puta casa, ¿No pueden entender eso? Voy solo, me importa un carajo si no me quieren llevar, voy a ir a la puta casa. —Sebastián pero ahí no hay nada, la mansión es un desastre, sacamos lo que pudimos.— dice Lucas. Lo único que hago es negar mientras lo escucho, no recogimos las cosas de mi oficina. Quiero mis fotos con Isabella, quiero la carta de mi padre. Lo quiero todo. —Me largo— digo, Oscar se pasa una mano por la cabeza y se levanta de su asiento rojo. Camino hacia la puerta y abro la puerta de mi nueva oficina para salir al pasillo. —Espera... te acompañaremos— escucho decir a Lucas. Volteo a verlos antes de dibujar una pequeña sonrisa en mi rostro. Oscar golpea levemente mi hombro y camina hacia la salida. —En fin, yo siempre tengo que ir. Yo soy el que maneja — dijo para luego sonreír. Maldita sea, amo a estos hijos de perra. Al llegar a la
NARRACIÓN: ISABELLA.Abro los ojos de golpe sin poder creer lo que ha sucedido. Sebastián entró una vez más en mis sueños y esta vez lo ha hecho a su estilo. Adentrándose en mi cabeza, en mi cuerpo, en mis fantasías.Odio tener esta maldita sensación entre mis piernas que me grita que regrese con él. Sé que lo necesito, mi cuerpo pide a gritos que regrese con él pero no puedo hacerlo y no quiero hacerlo.Hoy es el cumpleaños de Lola y lo único que tengo que hacer es celebrar su cumpleaños junto con ella. Vivir nuevamente como solía hacerlo cuando Sebastián no había entrado a mi vida a descontrolar todo. Me cuesta fingir tranquilidad cuando Lola entra a la habitación con una gran sonrisa. Le regalo una sonrisa que borro casi al instante cuando ella hace una pequeña mueca.Me muevo incomoda en la cama, ignora
NARRACIÓN: SEBASTIÁN.Es una puta mierda, esperar es una mierda. Solo quiero entrar al puto club y sacarla. Es mi mujer,¿Por qué no puedo ir a sacarla? —Deja de ser tan desesperado, vas a arruinar todo y lo único que vas a conseguir es que Isabella termine la largándose de este lugar y no podrás llevártela— dice Oscar. Me molesta la idea de pensar que tiene razón pero me importa una mierda, la voy a sacar de ese maldito lugar ya.Abro la puerta del auto y me bajo. Escucho a los gemelos maldecirme unas cuantas veces pero me importa un carajo y camino hacia la entrada del club nocturno. Veo a la multitud de personas que están haciendo fila para poder entrar al lugar, no puedo evitar reírme de ellos. Me detengo en la entrada y suspiro cuando los gemelos se ponen a mis espaldas. El guardia del club nos mira y frunce el ceño antes de intentar tocarme. —&iexc
NARRACION: ISABELLA.Mis manos tiemblan al igual que mis piernas cuando abro la puerta del pequeño restaurante donde suelo venir cuando estoy completamente estresada. Me sorprendo al ver a Lola y a Julián en la mesa al lado de la ventana, sonriéndome.Me acerco hacia ellos y me dejo caer en el asiento de terciopelo viejo. Bajo la mirada y me muerdo con fuerza el labio, lamento mucho haber arruinado el cumpleaños de Lola pero no tengo el valor de pedirle disculpas, soy una maldita cobarde.–No tienes por qué sentirte culpable— me susurra Julián. Es muy lindo de su parte decirme eso pero en estos momentos él no es el que tiene que decirme eso. Mi mirada se dirige como misil hacia mi hermana y la encuentro a ella con la mirada llena de preocupación.
NARRACIÓN : SEBASTIÁN—¡¿Qué mierda es esto?!— la veo gritar. Me cruzo de brazos y ladeo mi rostro para seguir viéndola.—Un tatuaje— digo. Isabella mantiene la mirada en su brazo y niega con fuerza. Oh mierda, tiene que admitirlo. El tatuaje es genial.—¡Me tatuaste con tu puta marca!— me grita. Isabella voltea a ver la serpiente tatuada en su brazo y grita totalmente molesta. Observa las flores que acompañan la serpiente y me mira con odio— eres un hijo de puta.—A partir de ahora todos sabrán que eres mía— le digo mientras señalo su tatuaje, idéntico al mío pero con flores para verse más femenino.—¡No soy de tu propiedad!— me grita.—Creía que ya te había quedado claro eso, ¿Te lo tengo que decir de nuevo? —pregunto antes de sonre&iac