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Se me Antoja Tumbar un Rey
Se me Antoja Tumbar un Rey
Por: RUTH ESCOBAR
Capítulo 1. Deseando estar en los brazos de David.

Para Camila sentir tan cerca a David Reyes, era una sensación indescriptible, su corazón latía tan rápido que sentía que se iba a desmayar, pero David estaba más lejos que las estrellas. Era el chico más guapo, inteligente, adinerado, y sobre todo el más popular de la universidad, también estaba Nani su novia, arrogante, altiva, y muy hermosa. 

Nani y David, eran hijos de familias muy adineradas, además con mucho poder, esto significaba, ¡no te metas con ellos!. Siempre andaban juntos los ricos, poderosos y guapos, parecía que el mismo Dios, los hubiese juntado para hacer que los demás se sintieran tan pequeñitos como hormigas. Tenían su lugar en la principal mesa del comedor de la universidad, los maestros los trataban con cierta complacencia descarada en cuanto a notas y trabajos.

Camila, no conocía muy bien a estas familias, solo sabía que su madre trabajaba para la familia Reyes, ella era la encargada de la fundación, Casa de Reyes, que se dedicaba al cuidado y crianza de niñas abandonadas, donde ella creció y vivió.

Camila y sus amigos los observaban de lejos, deseaban pertenecer a su importante círculo, ya que todos los respetaban y admiraban y, en el fondo, deseaban ser ellos, pero mientras la vida algún día los trataba igual o mejor, ellos debían tener sus pies sobre la tierra, y enfocarse en lo que realmente importaba, sus coreografías y rutinas de baile para participar en el mundial de baile que se llevaría a cabo fuera del país. 

La alegría de los estudiantes de último semestre se notaba, ya solo faltaba una semana para culminar estudios y no saber nada más de trabajos, tareas e informes. Camila, cursaba el último semestre de contaduría, una profesión que le gustaba mucho, estaba becada por ser una de las mejores estudiantes y debería siempre tener buenas notas, de lo contrario perdería la beca y tenía que olvidarse de las posibilidades de ser una profesional. Camila deseaba graduarse pronto para conseguir un mejor empleo, y poder dejar la fundación, ya era mayor de edad y cuando las chicas cumplían la mayoría de edad, debían dejar la fundación y buscar nuevos caminos, ella aún no lo había hecho, ya que no tenía a donde ir, las demás chicas que habían crecido junto a ella, todas tenían algún familiar, pero ella no contaba con esa suerte, a su familia parecía habérsela tragado la tierra, había investigado un poco si tenía algún familiar, así fuera lejano, pero no, no encontró a nadie. 

Para María Antonia, saber que Camila era una de las tantas chicas que deseaba a su primo David, al que ella también deseaba en silencio y pretendía que algún día él se fijara en ella, no le gustaba para nada, por eso decidió jugarle una última broma, para enseñarle que David jamás se fijaría en ella, eso era imposible de pensar, y así se lo hizo saber a su grupo de amigas y amigos y estos aceptaron de inmediato, con la condición de que no solo le hicieran bromas a esta chica, sino a los que ellos escogieran para divertirse. María Antonia Reyes, prima de David, era una mujer egoísta y presumida, le gustaba humillar a quien ella quisiera, pasaba por encima de todos, y por ser la consentida de la familia Reyes, se comportaba como una chiquilla mimada y caprichosa. La idea perversa de María Antonia de humillar a Camila y a otros chicos, fue, simplemente, porque Andrea, supuesta amiga de Camila, la escuchó decir que David era el chico más guapo de toda la ciudad. Para ella no era concebible que una chica de tez morena, de barrio, becada, pobre, sin familia y criada en la fundación de su familia, pusiera los ojos en David, un hombre guapo, alto, de atlética figura, de ojos azules, rubio, adinerado, y perteneciente a una de las familias más prestantes de la ciudad y del país ¡eso no! ¡Camila no debía poner los ojos en su primo!

La fiesta sorpresa para todos se haría en un lugar exclusivo al norte de la ciudad, el evento se llevaría a cabo a las 6: 00 PM, del día viernes, las invitaciones fueron entregadas solo a los chicos de clase alta, populares y muy adinerados de la universidad, pero también se dieron unas invitaciones a quienes María Antonia y sus amigos escogieron, a quienes catalogan como perros.

¡Qué gran sorpresa se llevó Camila, al recibir la invitación a la fiesta de las manos del mismísimo David! El hombre guapo al que ella amaba y soñaba con ser su novia, e ir de la mano de él.

— ¡Esto es de locos! – dijo Juliana al ver que a ella también le había llegado la invitación de la fiesta de graduación.

— ¿De quién fue esta idea? – preguntó Camila. — Es lo mejor de lo mejor, una fiesta donde nos encontremos todos, no como estudiantes, sino como amigos. Todas gritaron de alegría. El círculo de amigas de Camila era muy limitado, solo eran tres, Juliana la más extrovertida, Andrea la más loca y Camila la más tímida pero inteligente.

— ¡Promete que le dirás a David lo que sientes! – río Andrea. — dirigiendo su mirada a Camila.

— ¡Sí, dile que te lo quieres comer! – se carcajeó Juliana.

— ¿Cómo es posible que ustedes piensen de esa manera? - sonrió Camila.

— ¡Pero si es cierto, amiga que, David, te gusta! - continuó Juliana.

— ¡Es verdad que David me gusta mucho, pero no es para tanto, no quiero decirle a un hombre que me gusta, se puede aprovechar de eso y lo peor, alardear ante sus amigos, que las mujeres lo persiguen! ¡Jamás haría eso, jamás!

— Lo que sí tenemos que hacer es salir de compras y comprar la mejor ropa del mundo para sobresalir, y que todos nos vean y admiren en nuestra última noche de universitarias. — continuó Andrea. 

De igual manera se sentía, María Antonia, feliz, deseaba que pasaran las horas y que llegara la fiesta, había planeado con sus amigos unas cuantas bromitas a los perros, como ella les decía a sus enemigos imaginarios, a los que tanto odiaba, y lo mejor para ella, era que tenía el apoyo incondicional de Nani la prometida de David.

— ¿Qué creen esos tontos? ¿Piensan que están a la altura de nosotros? - dijo María Antonia con enojo.

— ¿Ya les entregaron las invitaciones a los perros? – dijo Nani sonriendo.

— Ya, ¡están felices! ¡Ellos no se imaginan lo que les espera por agrandados!

— Amiga, María Antonia y ¿qué has pensado para Camila? Esa descarada que no pierde oportunidad para hacerle ojitos a David. 

— Todo a su debido tiempo, amiga, todo a su debido tiempo. —dijo María Antonia mirando por la ventana hacia el enorme jardín.

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