Antes de que la pareja llegara al escritorio el teniente los detuvo y mandó a Yerai al velódromo, donde se había encontrado el cadáver de una joven que aparecía en la lista.
Cuando el teniente se fue hacia su despacho, Yerai le hizo un gesto a Ibai para que fuese con él hacia allí.
En el coche Iabi esperaba tener algo de cariño, ya que no había nadie supervisándoles, pero no fue así. Su ahora chofer se mantenía frío como el hielo hasta que llegaron al velódromo.
Al acercarse al campo de atletismo vieron a Enara sobre unas vallas totalmente desnuda, lo que hizo que Yerai soltase un suave bufido por lo perfecto de su cue
Ambos amigos charlaban en una cafetería cerca de la universidad. Las clases acababan de terminar y no querían estar en el aulario o alguna de las facultades, así que caminaron un poco a una cafetería cercana.Mientras el que estudió temporalmente en casa se bebía un capuccino doble con caramelo, el que siempre estuvo en alguna institución pública se tomaba un moka de chocolate blanco con espuma en forma de gatito.Ninguno de los dos hablaba demasiado, no se contaban nada que no supiesen, no se decían nada que el otro no pudiese suponer, pero a ambos les gustó hablar.Ambos llevaban tiempo sin un amigo de su misma edad con el que compartir todo, así que la compañía del otro se hac&i
Mientras el joven iba a comisaría se puso a pensar en por qué no había dicho que era sobre el caso. ¿Creía acaso en algún rincón de su ser que Sam era inocente al cien por cien y no quería estigmatizarlo? ¿O era que no quería creerlo? Tal vez fuese que si decía que era el sospechoso principal del caso tendría que dar explicaciones de por qué se había guardado esa información...Entre pensamientos se adentró en el edificio. La atmósfera se condensó y el olor de ambiente pasó a ser el de policía profundo.—Ibai. —La voz de Yerai le hizo levantar la mirada del suelo y sonreír levemente.—Siento haberme ido como
La joven gritó durante menos de un segundo antes de que algo le tapase la boca. Unas manos fuertes le dieron la vuelta en la silla de nuevo y estiraron de unas cuerdas que le rozaban las comisuras de la boca y después sintió cinta americana atándola a la silla.Los comentarios del vídeo empezaban a ser de si era una broma de mal gusto, pero al darse cuenta de que no, pasaron a ser de que ya habían avisado a la policía.—Vamos, Maite... ¿Qué más da que se vea esto? Casi todos los vídeos de este canal son bullying hacia alguna persona... ¿Qué más da grabar tu muerte? Tu has subido cosas peores para conseguir fans...------------------PASADO--------------
En comisaría las cosas no mejoraron. Cuando Yerai estaba a punto de coger el teléfono para llamar a las tres víctimas que quedaban, sonó. —¿Esan? —La voz al otro lado del teléfono sonaba acelerada, era complicado de entender, pero no le costó demasiado unir las palabras que entendió. Al colgar miró a Ibai —. Alguien diciendo que han atacado a Maite en pleno directo, que la han matado... ¿Deberíamos creerlo? —Ibai solo asintió, enseñándole el final del directo a Yerai. —Acabo de entrar para mirar si era verdad... Deberíamos darnos prisa... Salieron rápido del lugar y pusieron las sirenas al coche. No sabían que se iban a encontrar, peor aún, no sabían que se iban a llevar. ¿Un cadáver? ¿Otra herida q
Cuando al llegar a comisaría no estaban ni Sam ni Ane, tanto inspector como becario se asustaron. —Yo llamo a Ane, tú llama a Sam. —Ibai se limitó a asentir y a coger el móvil rápidamente para teclear el nombre de su amigo y así llamarlo. Un pitido, dos, tres... Los nervios empezaban a llenar el cuerpo del universitario, pensando lo peor, hasta que escuchó como descolgaban. —¿Sí? —Sam... ¿Sam estas bien? —Si, claro, siento tardar pero estoy en el autobús y est&aa
En comisaría, Yerai se estaba volviendo loco al no aparecer ni su becario ni la única otra víctima que quedaba libre, con vida y sin haber sido atacada ya. Los nervios le comían vivo mientras miraba el reloj, tal vez por una vez en su vida había decidido ser puntual y no llegar diez minutos antes.La puerta del ascensor se abrió justo a en punto, lo que hizo que Yerai se girase rápidamente a mirar, deseando, casi rezando, por ver a Ibai entrando por la puerta con una cara de niño bueno que pide perdón por llegar tarde por primera vez.No fue él quien entró, así que el terror lo inundó por completo. Cogió el teléfono móvil y buscó el contacto, el único que tenía un corazón junto al nombre.
Yerai apareció en la escena del crimen con ojeras marcadas. No había dormido bien la noche anterior, había tenido pesadillas con el hecho de perder a Ibai de su lado... Quería tenerlo como pareja pero, de no poder ser así, quería tenerlo como amigo, o al menos de becario o compañero... no quería perder a alguien que le aportaba tanta luz a su vida como lo hacía ese chico. Cuando entró en el plenilunio las luces lo deslumbraron, ya era de dia, pero los focos apuntaban hacia su lado, deslumbrándolo, con una potencia que superaba el mirar al sol directamente. —¿Qué es lo que pasa aquí? ¿No era un asesinato más del maldito asesino de la lista y los simbolitos?
Cuando abrió los ojos se encontró en una habitación extrañamente lujosa, sin ataduras de ningún tipo, ni en manos ni piernas, y sin un amordaza que acallase sus gritos de auxilio.Se incorporó en el mullido colchón mientras miraba alrededor. Paredes blancas con una ventana con barrotes decorativos por el exterior. Un techo levemente abovedado y un suelo de parqué. A su derecha había un escritorio lleno de papeles, lápices, manuales de todo tipo y unos auriculares de estudiante que aislaban el sonido.Mirando al frente un armario de madera natural, con simples tallas en las esquinas y la puerta de la izquierda abierta por alguna razón, dejando ver el interior totalmente vacío.Se mira a s&