"De verdad, a veces me pregunto donde rayos estaban mis vecinos porque había que estar sordos y ciegos para no darse cuenta de nada de lo que estaba pasando"
Bajar a la cocina fue lo peor que pudimos hacer, había sangre en todo el patio, signos de cuerpos arrastrados por todos lados, pedazos de carne, pelo... Lo verde de las hojas había pasado a ser rojo sangre. La textura dura del suelo estaba marcada por enormes charcos húmedos de sangre y trozos de carne creando una tétrica escena que me acompañaría el resto de mi vida.
Corrimos hacia afuera de la casa, hacia la escuela, corrimos y no miramos atrás. Pensamos que ahí estaríamos a salvo, que no nos podrían hacer daño o por lo menos no cómo el que pensaban hacer anoche. Al llegar a la escuela esta estaba completamente vacía por lo que corrimos hacía los baños y nos encerramos en estos.
—P-por favor dime que eso fue una alucinación por no dormir... Que el rojo era parte de mi loca mente y que ahí había el verde brillante de siempre... —supliqué entre lágrimas apoyándome en el lavamanos.
Mi respiración era agitada, a la vez que de a poco me iba quedando sin ella, mi pecho dolía y me apretaba, mis manos temblaban al igual que mis piernas.
—Si en algún momento de mi vida dije que quería vivir alguna de mis historias me retracto, lo juro, esto no es lo que quería, ni remotamente es lo que me imaginaba por favor para... —suplicaba entre llantos mientras mi amiga, Lisa, estaba sentada en el suelo entre el desmayo y el shock sin poder responder o moverse.
Ambas estábamos petrificadas por todo lo que estaba pasando, no podíamos decir nada, ni hacer nada o habría más muertes.
—P-perdón no quería que estuvieras metida en algo tan feo... no quería que también fueras su objetivo —Abrazándola con fuerza entre lágrimas asustada por todo lo que pasaba y dolida por tener que ver lo mal que la estaba pasando aquella chica que consideraba cómo mi hermana.
—Tranquila, ella nunca será nuestro objetivo, solo queremos que entiendas que nosotros somos los buenos y que tú deberías venir conmigo, con nosotros, estarás a salvo y no te obligaremos a nada que no quieras. Solo danos una oportunidad, no te vas a arrepentir —dijo la misma chica del otro día saliendo de no sé dónde.
—No voy a ir con ustedes, déjennos en paz. No diré nada, no haré nada sólo déjennos en paz... No sé qué problemas hay entre ustedes, pero dejen de seguirme, de llenar mi vida de sangre. Solo soy una chica normal... que quiere seguir con su vida normal... por favor —supliqué tratando de no llorar frente a ella, pero me estaba siendo muy difícil.
—¿Normal? ¿Qué te dejemos ir? ¿Tú no entiendes nada de esto cierto? Hasta que no escojas un maldito bando ninguno estará tranquilo. A ti te caerán atrás cientos, miles más cómo nosotros y nosotros seguiremos detrás de ti tratando de convencerte, pero no, cómo todos los humanos solo piensas en ti y en los que son más cercanos a ti y el resto que se j... No sabes las ganas que tengo de que se vayan todos y terminen extinguiéndose y así no soportarlos más —Sin más, se fue enojada diciendo todo aquello sin sentido alguno para mí.
—Loca... —susurré una vez me cercioré de que estaba lejos para escucharme —Lis por favor dime algo, lo que sea, pero no te quedes callada... por favor... —supliqué.
—Mejor vamos a clases, ya deben haber llegado varios y ya vimos que aquí no estamos seguras —dijo seria, sin expresión alguna, de la misma forma se paró del suelo y caminó hasta el espejo y se miró para luego suspirar—. Hagamos cómo que nada pasó... no les hables, solo ignorarlos y esperemos que con el tiempo su obsesión contigo disminuya hasta ya no ser nada.
No tuve tiempo a reaccionar pues ella ya se había ido del baño dirigiéndose hacia su clase.
Hice caso y fui a mi clase rezando cuantos rezos me sabía de no sé cuántas religiones pidiendo de que no haya ninguno de esos tipos en mi clase hoy. Al entrar juro que no sabía que hacer de la alegría que sentía en ese momento al ver a Alejandro sentado en el asiento al lado del mío, corrí hacia él y lo abracé con fuerza para luego separarme y darle un zape en la cabeza molesta.
—¿Dónde rayos estabas? ¿Por qué faltaste? —pregunté molesta acusándolo con el dedo índice.
—¡Hey, enana! Yo también te extrañé —dijo riendo sobando donde le había pegado—. Te dije que iba a faltar, estamos en último año, relájate un poco... igual no me sentía bien —comentó con el tono relajado y despreocupado que siempre le ha caracterizado —. ¿ Qué pasó en mi ausencia? —Tuve que contar hasta mil para no matarlo al ver cómo me preguntaba aquello burlón, claro que él no sabía lo que estaba pasando, pero igual me enojaba.
—No sé por dónde empezar... demasiadas cosas... Creo que nunca te había extrañado tanto cómo en estos días... Por fa cuando decidas volver a faltar avísame para no venir, esta clase en tu ausencia fue un infierno —susurré recostando mi cabeza en su hombro con esa vocecita de niña pequeña que a veces usaba.
—¿Oook? ¿Seguro que todo anda bien contigo? ¿Quieres hablar? Estas rara —Apartándose de mí, mirándome preocupado.
Por un segundo dudé sin contarle hasta que recordé todo lo que había pasado Lisa por mi culpa, por contarle y meterla en todo esto así que negué para mí misma y no le dije absolutamente nada. Él cómo siempre no insistió mucho.
Nuevamente cómo mi rutina diaria las clases pasaron y decidí quedarme en la biblioteca estudiando. Por mucho que Lisa me insistió que me fuera con ella quise quedarme y luego irme a mi casa. No quería molestar en la suya y cómo tenía tarea por hacer decidí que el mejor lugar era la biblioteca, estaría rodeada de alumnos y profesores, en otras palabras no estaría sola en ningún momento.
Cuando terminé mi tarea recogí todo y me dispuse a salir, cuando recordé que había una sección que Lisa y yo no habíamos registrado. Era la de historia y simbología. Era una sección pequeña y casi olvidada de la biblioteca. Eran libros que a nadie le interesaba o le servía para alguna clase, solo estaban ahí por estar por lo que en un último intento de averiguar que me había tatuado decidí caminar hasta el fondo del lugar. Busqué durante varios minutos hasta que encontré uno que parecía el indicado. Se veía viejo, gordo y lleno de polvo, si ese no lo tenía me rendiría por completo. Por su tamaño parecía una enciclopedia por lo que estaba depositando todas mis esperanzas en él. Solo tenía un problema, era muy alto para mi...
—¡¡¡Ahhh!!! ¡¡¡Por qué tenías que estar tan alto!!! ¡¡¡Quién diablos te puso ahí!!! —me quejé molesta con no sé quien por dejar el libro tan alto, bueno para una persona promedio tal vez no lo esté, pero para alguien que solo mide ciento cincuenta y seis cm esa cosa estaba en el cielo.
—Aquí tienes —Me entregó riéndose aquella voz que hubiera deseado jamás volver a escuchar.
No me moví, solo me quedé ahí petrificada sin saber qué decir o hacer. Solo mis ojos se movían de un lado a otro buscando una salida, mientras el resto de mi cuerpo dejó de responder a cualquier orden aterrada que le daba mi cerebro.
—Hey... tranquila, no te voy a comer, solo quiero hablar —Intentó calmarme con una sonrisa cálida, pero ni loca le creía.
A estas alturas estaba segura de que él me vió en el techo, mientras mataba al otro y de seguro fue quién mató a los de la tienda de tatuajes. Jamás confiaría en alguien como él, es más estaba casi segura que él estuvo en mi casa anoche y fue parte de aquella horrible escena.
—De verdad, te suplico que te calmes, tu corazón me va a dejar sordo —se quejó dolido.
Y otra vez con eso. ¿Qué les molestaba a ellos cómo se encontraba mi corazón? ¿No se supone que solo yo puedo escuchar sus palpitaciones? No entiendo nada.
—G-gracias... y-yo m-me tengo que ir —Y antes de que me pudiera ir el chico frente a mí obstaculiza mi camino con su brazo haciendo un fuerte ruido contra el estante.
—Te dije que tenemos que hablar y no te vas a ir hasta que lo hagamos —dijo enojado logrando que me hiciera más chiquita en mi lugar.
Yo no quería hablar con él, solo quería ir a casa y estar lejos de todos esto. No quería tener nada que ver con ninguno de ellos. Quería gritar, pero sabía que sería en vano, si me quería matar lo podía lograr antes de que cualquiera llegara a ayudarme.
—Si no te calmas te lo diré así... sé que me viste el otro día en tu techo. Sé quién eres y lo que representas, así que te propongo algo, te saco de todo este lío, junto a mis amigos. Prometo protegerte de todo y de todos si vienes con nosotros. Somos tu mejor opción. ¿O crees que lo que viste el viernes fue mucho?
<<Los hermanos Miller han hecho cosas peores, yo solo le di su merecido a alguien que nos había traicionado. Si te vas con ellos tu muerte será segura, si vienes con nosotros estarás mucho mejor, solo tomaré lo que necesito de ti de la mejor forma posible, sin que te duela y luego puedes quedarte cómo uno de nosotros o irte aunque la segunda no lo recomiendo —hablaba con seguridad y enojo pero yo seguía en las mismas o peor, temblando de miedo y más confundida que nunca. >>
No entendía nada de lo que hablaba, el latín me resultaba mucho más fácil...
La tensión en el ambiente se notaba y más porque con cada palabra que decía se acercaba más y más a mí haciendo que mi corazón se acelere más aún, cosa que por alguna razón provocó que él pusiera cara de disgusto y molestia. Nuestras respiraciones chocaban, la suya era tan caliente cómo la de alguien con una fiebre altísima, la mía una helada, tal y cómo se encontraba mi cuerpo.
Le rezaba a los ángeles, dioses, santos y a buda para que me mandaran una salvación, la que sea, pero rápido, la necesitaba realmente, yo sola jamás podría salir de ahí... y me escucharon aunque no creo que él sea la salvación que estaba pidiendo o buscando...
"En ese momento juré que todas las deidades del universo estaban en mi contra o se les había olvidado el significado de ayuda" En ese momento estuve a punto de llorar de la impotencia que me daba esta situación, acorralada entre esos dos. Sus miradas llenas de odio, como si se quisieran matar. Los gruñidos por parte del chico que me impedía el paso y la sonrisa de ironía de Peter me tenían temblando. No tengo idea de que se traían esos dos, solo que no quiero ser parte de ello.—¿Ustedes nunca se rinden? Deberían aceptar su derrota, ella es nuestra, perro —dijo con enojo y desdén Peter. De un jalón Peter me sacó de donde estaba para dejarme detrás suyo. Había sido tan rápido que ni me había dado cuenta cuando me agarró hasta que estuve del otro lado, libre...—No creo que ella quiera permanecer a su lado cuando sepa que es lo que ustedes quieren con ella. ¡¡Devuélvemela!! —Gruñó el chico, de quien aún no sabía su nombre, intentando llegar a mí, pero el mismo Peter se
"Cómo mismo he dicho que mi suerte a partir de ese día fue en picada, puedo decir que siempre tuve una luz al final del túnel y ese era Osmon" —Respira profundo y dime que pasó. ¿Quiénes eran esas personas? ¿Por qué te perseguían? —preguntó con calma, aunque pude notar su preocupación. Solo negué comenzando a respirar profundo, aunque mis temblores no se iban. Me negaba a hablar. No podía hacerlo. No me lo perdonaría. No podía perderlo a él. Cuando terminó de curarme, entró el monje mayor y le pidió que me dejara sola con él. Junto a este hice ejercicios de meditación. Lloré hasta que me quedé sin lágrimas. Conversamos. Me dio consejos. Me dejó sola. Necesitaba tiempo conmigo misma, cómo decía él. Pasaron las horas y cuando por fin logré calmarme y desahogarme por completo, decidí salir del templo para ir a donde estarían todos los monjes haciendo sus cosas, no recuerdo el nombre, pero mis planes se vieron detenidos al encontrarme con Nadeem. C
"Tal vez si me hubiera dado cuenta de lo que pasaba en ese momento muchas cosas se hubieran evitado, pero era muy inocente..." —¿Todo bien? —pregunté, una vez Nad entró en la cocina. —Si, no te preocupes, solo problemas con un proyecto —Restándole importancia al asunto—. ¿Qué haces? —Acercándose a mí con curiosidad. —Tus padres dejaron la fórmula hecha, yo solo pongo a hacer los waffles. ¿Cuántos quieres? —pregunté con una sonrisa dejando dos en un plato. —Con estos está bien —Llevándolos a la mesa para terminar de ponerla mientras yo me hacía los míos. Durante el desayuno no dijimos mucho. Luego de eso teníamos que ir a mi casa, necesitaba bañarme y ponerme otra cosa para ir a la escuela. Una vez frente a mi casa apreté los puños con miedo. No quería entrar ahí y que hubiera alguien o algo que nos pudiera hacer daño. Temblaba mirando al suelo de tan solo recordar la horrible noche que pasamos Lis y yo y en cómo me encontré la casa la noche anterior... No, no q
"La calma que precede la tormenta no es permanente... Siempre puede seguirle una más fuerte." Por mucho que peleamos y nos resistimos a bajarnos del auto de Nadeem este no nos dijo nada más, para su suerte lo llamaron sus padres que lo necesitaban. —Esos dos se traen algo y no parece ser bueno o por lo menos eso me pareció a mí. ¿Qué crees? —dije, desplomándome en la cama pensando en que podía estar pasando para que las cosas entre ellos estuvieran de esa forma. Había agarrado el peluche gigante de mono que tenía Lis, escondiéndome en él. Necesitaba respuestas a todo lo que estaba pasando, algo en mi interior decía teorías locas y sin sentido, era cómo si ambos escondieran el mismo secreto que de cierta forma los mantenía unidos, pero a su vez los separaba de una forma que hacía que se tuvieran ese odio sin sentido para mí. —No lo sé, ellos siempre se llevaron mal... tal vez solo sea eso y te estés imaginando cosas —me dijo Lis, acostándose a mi lado, sin darle mucha importancia a
"La curiosidad no mató al gato, solo evitó que lo mataran"Nuevo día, nuevos problemas... Llegamos aquel lugar, que, si antes no me llamaba mucho la atención ir, en estos últimos días las pocas ganas que tenía se esfumaron. Y para empezar mi hermoso día tenía a primera hora con la profesora que más amaba, tanto que era la última en entrar en su clase y la primera en irme. Hoy tenía menos ganas que nunca de entrar a esa clase, mi cabeza solo estaba para mi celular, esperando cualquier señal de mis padres, la que fuera. Después de despedirme de Lis continúe llenando de mensajes a mis padres esperando que, aunque fuera por obstinación me respondieran, aunque ni siquiera le llegaban, pero como dicen, la esperanza es lo último que se pierde, ¿no? Concentrada en lo mío, choqué con un grupo de personas, lo que me hizo tirar mi teléfono al suelo.—Lo siento no estaba... —me disculpé hasta que vi con quien había chocado.—Cambia esa cara, parece que viste un fantasma —dijo aq
"Hubiera querido saber todo en ese momento y no pasar tanto tiempo sin tener idea de si aquello era real o no..." Cuando la chica estuvo a punto de responderme, todas aquellas dudas e incógnitas que había en mi mente, llegaron los profesores y todo volvió a la normalidad y cada uno para su clase. Antes de entrar al salón vi a Cristian con una sonrisa triunfadora mientras se llevaban a los otros tres a la dirección, él siempre saliéndose con la suya.—Cualquier cosa que necesites llámame —dijo cuando se dio cuenta que lo estaba mirando, me guiñó un ojo y se fue hacia su clase. El resto del día no vi a ninguno, solo hubo paz y tranquilidad para mi suerte. Aunque sí sentí miradas posadas sobre mí, con mucha intensidad, pero preferí ignorarlas. A la tarde Nad nos había recogido a Lis y a mí. No dijo nada en el camino hasta que se detuvo frente a la casa de nuestra amiga.—No puedo creer que vaya a decir esto, pero me alegro de que Cristian haya llegado
"Es cierto que dejarse llevar por la ansiedad es malo, pero a veces hay que tomarla cómo un aviso"—¿Enana? ¡¡Hey!! Tierra llamando a la enana... ¿Estás bien? Venga seguro no hay nada de qué preocuparse —Me animó Nad sacándome de mis pensamientos y un poco de mi crisis.—¿Eh? Si... eso espero... —susurré caminando hasta el oficial en la recepción.—Sé que es difícil mi niña, pero cómo dijo Nadeem seguro no es nada y solo andan sin conexión o perdieron los celulares, ya sabes que ellos a veces andan cómo locos y los dejan donde sea —A veces me asustaba lo serio y normal que ella veía este tipo de cosas, hasta que recordaba que para eso estudió, los abogados me daban miedo.—B-buenas tardes... Ve-vengo a hacer una denuncia p-por desaparición... llevo varios días sin saber de mis padres... —Apenas pude hablar del llanto que llegó a mí, impidiéndome hablar con claridad. Nad me abrazó haciendo que me escondiera en su pecho, a la vez que Lis me abrazaba por otro lado. Ambos susurra
"Es difícil no saber a qué o a quién creer y cuando todos los que están a tu alrededor son los que te hacen dudar, los que más secretos te tienen escondidos"Miré la puerta de la casa de Nadeem y luego la mano de Cristian. Suspiré profundo y acepté la mano de mi amigo, meterme ahí solo empeoraría las cosas para todos.Para Nad😝🤭🤪:Voy al cine con Cris y los chicos.No te preocupes.Cris me lleva a tu casa cuando termine la peli.Enviado ese mensaje subí a la moto y fuimos directo al cine donde nos esperaban los demás chicos del equipo y algunas de sus novias. Los saludamos y nos dispusimos a comprar los tickets.—Deme dos para la misma película que ellos —dijo Cris una vez fue su turno para comprar.—¿Esperas a alguien más? —pregunté buscando mi tarjeta para poder pagar la mío.—No boba, el otro es para ti. Yo invito -Guiñándome un ojo y entregándome el ticket.—¿Qué? No, no, yo te lo pago. No tienes por qué hacerlo —dije negándome.Yo ni siquiera estaba en sus planes lo mínimo que