Ella era una mujer pelirroja, su cabello siempre había estado teñido desde que tenía memoria y por lo visto no había cambiado ese aspecto. Sus ojos azules tenían un poco de arrugas no muy visibles gracias a los kilos de maquillaje que usaba para verse joven. Ella debía de tener unos cuarenta y tantos años... Me tuvo muy joven. Se levantó en cuanto me vio, me sorprendió que todavía me recordara si yo había cambiado muchísimo desde la última vez que nos vimos. Era una jodida niña cuando pasó. Mi expresión indiferente no desapareció en cuanto se me acercó, la miré en todo momento con desaprobación y recelo por lo que nos hizo pasar. ¿Ahora se arrepentía? —Oriana, hija. Cuánto tiempo sin verte ¿No crees? —habló, su voz era cálida. Intentó llevar su mano a mi mejilla para tocarme, pero se la quité de la manera más sutil posible. La dejé con la boca entre abierta por mi gesto, pero ¿Qué esperaba que hiciera? ¿Que actuara como si nada hubiese pasado? —¿Qué estás haciendo aquí? —pregunt
—Oriana, prepárate porque Zoe ya planeó la despedida de soltera para ti... —Jax entró a la oficina, dejó de hablar en cuanto me vio cabizbaja—. ¿Estás bien? ¿Sucedió algo?Mi cabeza tenía tantas cosas que no podía ni pensar muy bien. Había regresado a la oficina luego de haber hablado con mi madre y conocido a mi nuevo hermano perdido, que irónico sonaba.Aferré mis manos en la tela de mi falda, encima de mis muslos. Jax se acercó a mi escritorio.—Oriana... —repitió, colocando una mano en mi hombro.En ese momento volví a la realidad y levanté mi mentón para mirarlo a los ojos, él tenía el entrecejo fruncido por la preocupación hacia mi estado.No me había dado cuenta que derramé unas cuantas lágrimas antes de que él llegara. Con la yema de su dedo índice me acarició la mejilla.—Pasó algo que me dejó un poco inestable, la verdad no sé cómo debería haber reaccionado —hablé, con la voz baja.—Cuéntame... Sabes que estoy aquí para apoyarte y no me gusta verte triste —pidió, sosteniendo
—¿Hola? ¿Zack? —cuestioné, restregando mis ojos.Me acababa de despertar porque mi celular no paraba de sonar con el tono de llamada. A penas vi la hora y eran las seis de la mañana. ¿Por qué me llamó tan temprano?—¡Oriana! Lamento haberte despertado, pero me preguntaba si nos podíamos reunir hoy en el café... —expresó, sonaba aturdido.—Tengo que trabajar hoy, Zack. Además, no quiero volver a ver a mamá, al menos hasta que ordene mis pensamientos —le dije, en un bostezo.—Por eso no te preocupes, mamá no irá. Solo seré yo ¿Te parece? —infirmó—. Quiero conocerte un poco más... Siempre quise tener algún hermano mayor presente.—De acuerdo, te dejaré un mensaje cuando esté en mi hora de descanso —resoplé, derrotada—. ¿Tú no tienes que ir al colegio o algo? —indagué.—Estoy libre hoy —respondió—. ¡Nos vemos más tarde, Oriana! —añadió, con emoción.Y colgó.Sin esperar alguna respuesta por mi parte. Esa conversación fue más corta de lo que esperaba. Suspiré y me quité las sábanas de enci
—¿H-hablar? Claro, Oriana, con gusto hablamos —respondió mamá, con la voz temblorosa.—Bueno, nosotros las dejaremos solas para que resuelvan las cosas —insinuó Jax, levantándose y haciéndole señas a mi hermanastro—. Suerte —Me besó la mejilla.Le dediqué una sonrisa forzada porque mi mandíbula estaba tensa. Con mi mano le indiqué a mamá que se sentara frente a mí, ella hizo caso sin reproches, aunque se veía confundida.—¿Ya tomaste una decisión? Porque al parecer se llevan bien con Zack —comentó, mirando cómo Jax le montaba el brazo en el hombro al más pequeño, llevándoselo.—De hecho, sí. Pero no es la que esperabas —afirmé, apoyándome en la mesa.—Oriana, te dije que lo pensaras bien. Soy tu madre y deberías de tener un poquito de compasión conmigo ¿O acaso no planeas perdonarme nunca? —habló, con el entrecejo contraído.—Puede que te perdone, pero eso no significa que quiera volver a tener la relación madre e hija que alguna vez tuvimos. Eso sucedió hace muchos años, yo era una n
—Todavía no he sabido nada de Richard —murmuró Jax, por lo bajo.Estaba moviendo el pie repetidas veces por debajo de la mesa de vidrio. Nos encontrábamos en un restaurante lujoso de la ciudad, muy diferente al que me llevó una vez cuando recién nos conocíamos.Las paredes eran de color caoba y el ambiente desprendía un olor que no sabía cómo describir, era como dulce... Las mesas eran transparentes, permitiendo que pudiéramos ver nuestros pies y Jax estaba ojeando la carta para decidir lo que pediría.—¿Y la policía? ¿Tampoco han tenido noticias? —inquirí, apretando mis labios.Pasé las palmas de mis manos por encima de mi vestido, uno cuerpo completo de color blanco y elegante, pegado a mi cuerpo lo suficiente como para resaltar cada detalle de mi figura, sobre todo mis caderas.Los combiné con unos tacones y Teresa me ayudó con el cabello, se le daba muy bien pues me hizo un peinado ligero en donde logró atarme una cola de caballo usando mi propio cabello de cintillo.—No, es como
El día en que conocería a sus padres había llegado. Teresa decidió que lo más apropiado era que usara un vestido casual y sencillo para no opacar el aspecto de la señora Denise, madre de Jax, ya que le gustaba sentirse como la reina siempre.—Es como la reina malvada de Blanca Nieves ¿Sabes? Le caerá mal cada mujer que intente verse mejor que ella —informó Teresa, peinando mi cabello.—Comprendo, no pensé que sería así... —murmuré—. Oye, Teresa ¿Irás a la boda? Porque me enojaré mucho si no te veo ahí. Me has cuidado desde que llegué aquí como la madre que me faltó —expresé.—Oh, claro que iré. No me perdería la unión de mis dos queridos hijos —dijo, risueña.Siguió pasando el peine por mi cabello hasta que logró trenzarlo lo suficiente como para que no se moviera ni se saliera ningún pelo.—Estás lista, querida —avisó.Me levanté para mirarme en el espejo. La cebolla estaba atada con mi cabello trenzado, algo parecido a lo que me hizo el día anterior en la cena que tuve con Jax.—En
—Adiós, Jax. No te preocupes que estaré excelente con ellos, no me pasará nada —resoplé por tercera vez.Era de noche y me encontraba en la puerta del hogar de Zoe en donde me estaban esperando ella y Pablo para tener una noche de chicas como despedida de soltera.Jax había decidido en hacerlo una semana antes de la boda. Mientras yo estaba en casa con Zoe, él estaría jugando billar con los gemelos y Jayce. De hecho, los tres lo estaban esperando en su auto, pero el muy tonto no se quería ir sin antes asegurarse de que la casa estuviera bien cerrada.—Es que después de lo último con Richard... Me preocupa dejarte sola una noche, en otro lugar que no sea bajo mi protección —explicó, angustiado y sobando mi mejilla.—Ya no te preocupes, hay máxima seguridad en las puertas y contraté a un guardia solo por esta noche para que esté al pendiente de los alrededores —comentó Jayce, apareciendo detrás de él.Colocó una mano en el hombro de Jax y se posicionó a su lado. A mi hombre no le quedó
—¿Todo salió bien? —preguntó Jax.Estábamos acostados en la cama, ya era de noche y el día anterior tuve la mejor despedida de soltera que recordaría durante toda mi vida. Jamás iba a olvidar haberla pasado en grande junto a esos dos, aunque gracias a eso pasé casi el día entero durmiendo por la resaca.Sí, al final Zoe sacó alcohol de su nevera y nos volvimos un poco locos, contando las anécdotas más vergonzosas de nuestras vidas, en donde admití que nunca me habían hecho un oral, recordando la conversación de Pablo.—Fue genial, nos divertimos y hablamos de todo un poco. No pensé que una noche de chicas me vendría bien —murmuré, abrazando la almohada.Él estaba a mi lado, expectante y con su mejilla apoyada en su puño sobre la cama, mientras me miraba fijo con una sonrisa.—Bueno yo tuve que cargar con los tres borrachos, bebieron demás en el billar así que imagínate. Tanto fue la cosa que terminaron durmiéndose uno encima del otro en la parte trasera del auto —resopló Jax, con pesa