Sí, es el señor Saint Amour.
El imponente hombre de traje negro y con una pinta de Hulk camina hacia el hombre y sin siquiera pensarlo le da una patada en el estómago que lo hace retorcer y girar por el suelo.
Júpiter se queda callado de repente en cuanto mira la escena, solo por unos segundos para volver a llorar y esconder su rostro en mi cuello. Acaricio su espalda. No puedo decir mucho.—Respete. —gruñe.
¡Definitivamente es Demetrio Saint Amour!
Jupiter da un buenos gritos haciéndome reaccionar.
—>&
He agarrado mi móvil, una chumpa extra para Júpiter, un hoodie para mí y el señor Saint Amour solo nos ha guiado hasta la calle como si nada. Si, el señor Saint Amour actúa como si tuviera total control de cualquier situación, de cualquier evento y como si (de la nada) fuera un gran conocido mío. No es así, yo no conozco a este hombre y no quiero conocerlo. Su existencia me resulta intimidante, su pelicular forma de dominar la situación con una sola mirada me tiene desconcertada y mucho más, me preocupa lo bien que sabe dominar a mi hijo. Júpiter está tranquilo, no se queja ni nada de la mano fuerte que lo está sosteniendo. Júpiter me ha traicionado. —Señorita Lüneburg, ¿podría guiarme hasta el restaurante que usted desee? —pregunta el conductor que minutos antes se ha presentado como Daniel Visser, motorista y guardaespaldas del señor Saint Amour. —Sí, un momento por f
El señor Saint Amour me mira fijamente, se hace un silencio haciendo que lo único que se escuche son los balbuceos de mi hijo. Es intimidante, o por lo menos eso me lo parece a mí. Su mirada azul es penetrante y su postura dominante me resulta demasiado. ¡Como siempre no dice nada! —¡Baaa! ¡Baaa! —Júpiter tira del abrigo de Saint Amour. —¡Abu! Chi... to... —sigue balbuceando. El señor Saint Amour le sonríe levemente, no tanto como hace un rato pero le hace caricias que mi hijo adora. Creo que no le habla porque no sabe cómo hacerlo. Le estira los brazos pero no se lo permitiré, mucha confianza. —Señor Saint Amour... —le llamó. Levanta la mirada y me mira nuevamente con esos intrigantes ojos azules. —Señor Saint Amour ¿Por qué ha venido? —ya, está tal vez es la vencida. —Porque
Le miro con una pizca de incredulidad. No, no una pizca... ¡Con una gran puñetera cara de incredulidad!¿Qué ha dicho?¡¿Como puede decirlo de esa forma?!No, y no es por el hecho que el señor Saint Amour este a escasos dos centímetros lejos de mí y mucho menos a que está mirándome como si quisiera comerme, matarme o meterse en mi mente. No. Mi incredulidad va hacia sus palabras.Señorita Lüneburg, mi nombre es Demetrio Saint Amour y usted, señorita Lüneburg, es mi futura esposa.La frase se repite en mi mente a los segundos que lo ha dicho, puedo repetirlo en mi mente con el
Sus palabras siguen rondando mi mente, mi corazón, mi alma pura y todos mis sentidos.Es un hombre muy atractivo, extranjero igual que yo pero diferente. Él tiene una significante diferencia de carácter y comportamiento a cualquier otro hombre que yo haya tenido en mi vida.¡Está loco!Sigo estando sorprendida por su presencia aquí, por favor, Corea del Sur y Mónaco están a más de nueve mil kilómetros de distancia y no creo que haya venido solo por mero gusto. Ha dicho que su tiempo es dinero y que está invirtiendo ese tiempo en mí. Algo no muy agradable desde un punto pero desde otro, me está diciendo que soy más importante que ganar dinero.Bonito, si mi ex prometido hubiese dicho algo como eso quizás si hubiera aceptado el compromi
Abro la puerta con la emoción de que Júpiter me haya dicho "mamá". No importa, simplemente la abro y frente a mí. Ah. Frente a mi aparece el hombre que menos relación tiene conmigo y al que menos quería ver, me mira, me analiza a cuerpo completo, mira a mi hijo que está todo mojado y desnudo.No dice nada, no dejo que diga nada.—Júpiter... Júpiter... —le digo. Él me miro sin entender. —¡Júpiter me ha dicho mamá! —le grito emocionada y él se sorprende.El señor Saint Amour dirige la mirada hacia Júpiter y le sonríe, mi hijo le hace pucheritos como si estuviera feliz de verlo. De hecho parece muy feliz de verlo. —Felicidades. —me dice con sonrisa orgullosa.—
Me pongo el outfit número cuatro y es momento que pienso en lo estúpido que esto es, él y yo no somos nada y ni siquiera sé por qué estoy dando por hecho que vamos a reunirnos. No quiero reunirme con él, no voy a reunirme con él y...Y dioooos, que bien besa ese hombre.El recuerdo de ese extraño beso me sigue pareciendo una locura, es algo que yo jamás haría en mis cinco sentidos y sobre todo nunca aceptaría que me ha gustado tanto. El señor Saint Amour tiene sus dotes y uno de esos es besar, bendito sea, creo que ha sido un beso perturbador pero a la vez uno muy delicioso.Mi mano se posa sobre mi cuello. Me ha dejado una buena mordida, me he tenido que poner crema pero lo rojo ha pasado a ser un morado intenso. Si Pierce llega a ver esta marca malinterpretara la situación por completo. Y vaya que tendrá razón esta vez. Me siento en el sillón, mi hijo se sienta a mi lado y como si estuviéramos pensando lo mismo ambos vemos las tres cosas sobre la mesa. La carta, la caja mediana y la caja pequeña. Ese hombre es todo un misterio, primero que cenemos y ahora que se va, no es que me moleste que se haya ido porque es lo mejor; Saint Amour está lejos y eso es lo más importante.—Eomma... —Júpiter me da unas palmaditas en la pierna, después me señala la caja mediana.—¿Abro esa? —pregunto. Mi hijo asiente.Obediente la tomo y la abro lentamente, por el peso podría saber lo que es y por lo que Daniel dijo también puedo saber lo que es. Júpiter la agarra pero se la quitó en cuanto termina de abrirse y veo que es mi celular.—Tonto. —gruño.Capítulo 17
Mi corazón se alivia cuando al abrir la caja lo que encuentro no es un anillo, no, y de alguna manera me hace sentir inocente de los cargos. El señor Saint Amour me ha enviado un dije con el busto de Nefertiti, lo saco con sumo cuidado porque aunque detesto la idea de otras intenciones el collar me parece muy bonito. En la parte baja, en la cadena con letras pequeñas escribe: "Bondad de Atón, la bella ha llegado". Mi boca se abre con sorpresa, no puedo negarlo porque estaría mintiendo.Es verdad que la familia de mi madre es musulmana y no adoran a ningún dios que no sea Allah, mi padre en cambio es católico al igual que su familia y es en la religión que yo he decidido crecer. Por lo tanto, al ser así y de nacionalidad egipcia decidí entrometerme en la historia, en el pasado y todo lo relacionado a los dioses egipcios, me gusta todo lo relacionado a la antigua Egipto. Mis abuelos son tradicionales pero me hablaron de