BRENIN6 años después.Una voz y aroma completamente nuevo es captado por mi cerebro. Una voz que jamás había escuchado, era grave, pero no lo suficiente. Aun así, podía distinguir que era de un hombre.Camino por el pasillo en dirección a la escalera con curiosidad de saber quien es y que hace aquí, pero la pregunta se responde por si sola cuando desde la cima lo veo sentado en el suelo del salón junto a mi pelirroja.Ella se encuentra a su lado, ambos en posicion de indio y están concentrados viendo unos libros frente a ellos.–Debe ser un compañero de la escuela–habla Antón.–Pude notarlo.Me quedo de pie observándolos desde lejos, sin bajar aún. Atento a cada movimiento que el muchacho hace entorno a ella. Debe ser de su misma edad, no se ve mayor de 14 años. Cabello medianamente largo, castaño y tez clara.Los guardias de siempre se encuentran rondando por fuera ya que los vi pasar por el ventanal, puedo distinguir el aroma de Rosita proveniente de la cocina, pero los padres de l
AURORAMantengo entre mis dedos el dije que cuelga de mi cuello, lo paso de uno a otro jugando con él, sintiéndome cerca de él, mientras veo oculta por la ventana al hombre que me lo regalo.Lo tenido desde mi primer año de vida, si bien permaneció oculto a mi vista hasta que cumplí 5 años y tuve la consciencia suficiente para no tirar de el y romperlo, jamás me lo he quitado.Es mi objeto más preciado.Mis ojos no pueden dejar de ver al magnifico hombre que se encuentra entrenando en nuestro jardín, mi corazon late con fuerza y mis mejillas se encuentran sonrojadas desde que se sacó la camiseta dejándome ver parte de su cuerpo.Y no es como si nunca lo hubiera visto antes, lo he visto innumerables veces sin ella.Pero siempre mi cuerpo reacciona de esta manera.Y la razón es simple, el es mío.Lo sé, siempre lo he sabido. Que el me pertenece y que yo le pertenezco a él.Desde pequeña mi cuerpo y mente me lo decían, siempre quería estar junto a él, sentirme rodeada de su aroma, de su
BRENINMis ojos se mantienen fijos en la figura de Christopher, ha estado raro todo el día. Ansioso puede ser la palabra y he notado que Isabella anda igual, pero intenta disimularlo con más ganas.Hace media hora que vine a su despacho, me senté frente a él y no he dejado de verlo fijamente. Esperando pacientemente que la presión de mi mirada lo haga ceder y contarme que es lo que lo perturba.Sé que lo detesta, pero es el método más fácil de hacerlo flaquear.Me mira de reojo elevando su mirada por un segundo lejos de la pantalla de su computador y una sonrisa se forma en mi rostro porque sé que lo tengo justo donde quiero.Solo es cuestión de tiempo para que...–Joder ¡Está bien! –refunfuña palabras sin sentido apretando los dientes y mi sonrisa solo se agranda–. Algo pasa y sé que lo sabes, porque siempre me haces lo mismo para que hable... –me mira con fastidio–. Detesto cuando haces esto de verme fijamente, pero no puedo decirte nada sin Isa.Mi ceño se frunce y me inclino hacia
AURORAHoy es el día, si bien no llega a ser tan emocionante como lo será cuando cumpla 18, es igual de importante.Hoy a las 12 de la noche cumplo 16 y existe la posibilidad de que mi Lobo se presente ante mí.Bueno, siempre y cuando saque el Lobo de mi papá y sea una Alpha, pero aun así, si llegase a ser Omega como mi madre me sentiría igual de orgullosa y feliz.Desperté hace una hora, no me levantado de mi cama y los rayos de sol ya comienzan a traspasar las gruesas cortinas que cubren mis ventanas. Me siento en la cama cuando un golpe fuerte se escucha tras la puerta e intento agudizar mi oído para ver de qué trata. Puedo sentir movimiento por la casa, leve, pero aun así puedo oírlo.–No puedo esperar a tener mis sentidos de Loba –susurré dejándome caer de espaldas en el colchón.–¿Entonces como podré sorprenderte? –la voz de Brenin al lado mío me hizo soltar un chillido y brincar fuera de la cama–. Luego no podre asustarte así.Soltó una carcajada mientras yo intentaba recuperar
BRENINUna Alpha, es una jodida Alpha.Y joder, no podría estar mas orgulloso de ella.Con detenimiento la observo mientras avanza frente a mí, afirmándose de las ramas para no perder el equilibrio y enterrando sus zapatillas en el barro sin miedo a ensuciarse mientras subimos el tramo de cerro hasta la cascada.Esta mañana despertamos, desayunamos todos juntos; incluidos Marcos y su familia. Y rápidamente comencé a organizar todo para poder robármela y así Brandon no salía con alguno de sus planes o intentaba colarse al nuestro.La quería para mí por hoy.–O por siempre –Antón susurró en mi conciencia.Hice una mueca con la boca en agrado al escuchar aquellas palabras mientras veía con atención cada paso que la pelirroja frente a mí daba, cuidando de que no fuera a caer o tropezar.–¿Falta mucho? –preguntó con la voz ligeramente jadeante.Una pequeña risa se instaló en mi boca y negué a pesar de que no podría verme porque iba concentrada en su camino.–Un par de minutos… –agudice mis
AURORA1 mes después.–Aurora podrías venir por favor.La voz de la directora me hizo alzar la cabeza de mi libro.–Claro –respondí ordenando mis cosas–. ¿sucedió algo?–Nada de que preocuparse, solamente requieren de tu atención.Fruncí el ceño, pero no la refute. Una vez guardé mis cosas me puse de pie y la seguí de cerca mientras salíamos de la pequeña biblioteca que había en el recinto.–¿Alguien tuvo alguna queja? –volví a preguntar con nervios.Había avanzado en mi curso de obstetricia y ya era capaz de atender consultas por mí misma, pero siempre siendo supervisada.–No linda, nada de eso –miro de reojo en mi dirección–. De hecho, te han pedido exclusivamente para una ecografía.–Oh –exclame mientras suspiraba de alivio–. Pensé que algo malo había sucedido.Una pequeña risa broto de mi directora y asintió en acuerdo.–Suele suceder eso cuando nos llaman a algún lugar, siempre pensamos lo peor.–Sí –respondí con una sonrisa.Avanzamos por los pasillos de la clínica hasta llegar
BRENINUn año después.Era un cobarde.Joder, jamás me mi vida me había intimidado con algo o huir de alguna situación, pero ahora eso era exactamente lo que hacía.O más bien, venia haciendo desde hace un año.Desde su cumpleaños.Más específicamente desde esa caminata a la cascada.–Eres un cobarde –Antón volvió a decirme por millonésima vez–. Ambos sabemos de lo que ella ha querido hablar, pero te alejas.–No puede ser posible, simplemente no puede ser.Murmuré mientras caminaba por el sendero hacia la mansión. Aurora me había enviado un mensaje preguntándome a que hora llegaba, pero no le respondí.–¿Por qué no? Siempre nos hemos sentidos cómodos con ella –ronroneó–. Además, me encanta el olor a maracuyá.Esa fue la señal más obvia de lo que sucedía, su aroma.En como ese día admitió usar cosas con olor a vainilla, pero nada más. Y fue cuando lo supe.Cuando todas las pistas se conectaron y llegué a la conclusión que logró desestabilizarme.–Simplemente no se puede, quizás no sea
AURORADOS MESES DESPUÉS.Golpeo con impaciencia mi lápiz repetidas veces sobre la mesa, terminé el examen hace aproximadamente diez minutos, pero no quiero volver a ser la primera en irme otra vez.Disimuladamente veo hacia los lados viendo si alguno de mis compañeros muestra señales de estar siquiera en el final del examen, pero sus caras de concentración y sufrimiento me dicen lo contrario.Suelto un suspiro y me coloco de pie cuando mi estomago gruñe de hambre.–¿Lista Aurora? –el profesor pregunta alzando la vista.–Sí, aquí tiene.–Muy bien, gracias –recibe las hojas dejándolas sobre su carpeta–. Puedes irte, no habrán clases en la tarde.–Oh, bien... adiós.–Adiós Aurora.Sin hacer mucho ruido volví a mi puesto y recogí mis cosas para luego salir del salón. Siempre era la primera en terminar, por más que intentara retrasarme para no serlo, fallaba todas las veces.Mi estomago volvió a gruñir y maldije en voz baja ante la sensación de vacío en él mientras sacaba mi mochila del c