AURORA Mis ojos lentamente comienzan a abrirse, intentando acostumbrarse a la poca luz que hay en el lugar. Los siento pesados, hinchados y cuando intento restregarlos para poder despejarme un poco de la sensación somnolienta el sonido de una cadena llama mi atención. –¿Q-ué? –pregunté abriendo completamente mis ojos viendo la cadena que estaba amarrada en uno de mis pies. La tomé con las manos tirando de ella consciente de que no lograría nada, pero el pánico se abría paso por mi cuerpo actuando por sí solo en modo supervivencia y el tirar de la cadena era una respuesta de ello. Porque estaba firmemente anclado en la pared. –Veo que despertaste –la misma voz grave de hace unos momentos llegó a mis oídos. Volteé hacia donde provenía y lo encontré sentado en una de las esquinas más lejanas. Aquello finalmente me hizo darme cuenta de mi entorno y recorrí con la mirada el pequeño cuarto donde estábamos. –¿Dónde estoy? –pregunté con firmeza, camuflando el miedo. Una baja risa retum
BRENINAntón olfatea cada milimetro de piso frente a nosotros, desviándose de vez en cuando o retomando las rutas que seguía anteriormente.Llevamos horas en lo mismo, sin descanso ni distracciones. Diría que por el tono oscuro del cielo ya es casi medianoche, por lo tanto hemos estado al menos unas cinco o seis horas olfateando la tierra.Intentamos dar con algún indicio o leve rastro del olor de nuestra pelirroja, pero no hemos tenido suerte. Aunque, ¿cómo podríamos?, si la teletransportaron fuera de nuestro alcance, por lo tanto no hay rastro para seguir.–Esto no está funcionando –le digo a mi lobo, pero me ignora como todas las veces que se lo he dicho–. No tenemos ningún rastro de ella, quizás debamos utilizar otro método.–¿Sí? ¿Cuál? –pregunta cambiando nuevamente el rumbo de su caminada sin despegar la nariz del suelo.–Oh no lo sé –respondo sarcástico–. ¿Mi magia quizás?Detiene su andar de un momento a otro y alza la cabeza mirando fijamente a la nada.–¿Qué sucede? –pregun
AURORA El sonido de la puerta me sobresaltó logrando que mirara en esa dirección notando que Dereck estaba en la puerta con un recipiente que podía olfatear como comida, me miró por unos segundos con aburrimiento antes de adentrarse en el cuarto donde me tenían cada vez que terminaba curar al Alpha.–¿Hambre? –preguntó viendo la cadena que se mantenía unida en mi tobillo.Me encogí de hombros y me senté apoyando la espalda en la helada pared.–¿No? –alzó una ceja–. Linda… el papel de indiferente no te servirá con nosotros, ¿sabes por qué? –se hincó frente a mí, manteniendo aún el recipiente en su mano–. Porque me vale mierda si vives o mueres de hambre, pero como el jefe te necesita con vida…–alargó un brazo hasta llegar a mi nuca sujetándome de ahí logrando que apretara las muelas–. Te conviene comer solita, si no quieres que te meta la comida a la fuerza.Me soltó bruscamente y tiró el recipiente en mis piernas antes de colocarse de pie y caminar nuevamente hacia la puerta.–Nos v
BRENINDos día, ya habían pasado dos días desde que comenzamos a buscar y no dábamos con nada.Antón no ha querido devolverme el control desde que se lo cedí cuando llegamos a los límites de las tierras reales y no tenía problemas con ello, porque sabía que él haria todo lo posible por dar con nuestra pelirroja.–¿Crees que estemos aunque sea remotamente cerca de ella? –pregunté.–No lo sé, eso espero… siento que hemos recorrido los mismos lugares.Alzo la pata derecha y restregó la bufanda de Aurora contra su nariz.–Ya está perdiendo el olor…–murmuró con tristeza–. Quizas debimos traer más cosas.–Hubiera sucedido lo mismo –respondí–. Sin ella el olor se desvanecerá igual.–Cierto…–se dejó caer sobre su trasero admirando la pequeña laguna que había frente a nosotros–. ¿Crees que está bien? No quiero que la lastimen.Pensé por unos momentos y suspiré mentalmente.–Quiero creer que está bien, que al necesitarla no le haran daño…–negué–. No quiero imaginar que quizas la están torturand
AURORALa puerta es abierta frente a mis ojos y una mano me empuja desde la espalda obligándome a entrar en el cuarto del cual he estado yendo y viniendo por los ultimos tres días.–Tienes una hora –la voz de Derek viene desde mi espalda antes de que la puerta se cierre de golpe.Trago saliva y camino hacia la pared donde el Alpha Caleb está amarrado de pie. Mis ojos recorren cada rincón de su cuerpo intentando descifrar por dónde comenzar, tiene heridas por cada centimetro de su anatomía y a eso también hay que sumarle las heridas viejas que nunca logran sanar completamente.Me acerco quedando a pocos pasos de él y alza la vista conectando su mirada con la mía.–Hola Aurora –medio sonríe con esfuerzo–. ¿Qué tal el día?Su respiración es superficial, sus ojos están inyectados en sangre y se nota a leguas el cansancio que ya tiene físicamente. Me duele el corazón por él, por todo lo que ha tenido que aguantar en este plan de desquiciados que solo les importa el poder.–Igual que todos
BRENINUNA HORAS ANTES.Maldita lluvia.Jamás había odiado tanto algo como en estos momentos odio la lluvia.Seguimos el rastro de Naia hasta unos claros, pero luego comenzó a llover y el agua eliminó todo rastro de su olor.Pero pese a eso nos mantenemos positivos, porque avanzamos harto. Ahora solo nos queda dar con algo que nos indique que Aurora está ahí.–¿Crees que sea alguna cabaña donde la tengan? –Antón pregunta rascando tras su oreja–. Porque solo hay bosque, si es algo así como una construcción o algo no pasará desapercibido.–Es lo más seguro, porque en algún lugar deben tener al Alpha –mencioné–. Porque nadie me quitará de la cabeza que todo esto es por él.–Sigamos buscando entonces –se puso de pie y comenzó a olfatear otra vez–. Esperemos que deje de llover en algún momento.Miramos al cielo un momento y pese a que solo había nubes negras sobre nosotros con la lluvia cayendo en nuestro pelaje me aferraba a la esperanza.–Aunque deje de llover…ya perdimos el rastro de Na
AURORAEl corazón me latia con fuerza en el pecho, tanto así que en algún momento pensé que me desmayaría.Jamás pensé que él sería el que me estuviera buscando, aunque no dudaba que mis papás también lo hacían, fue él el que recorrió el bosque por tres dias seguidos hasta dar conmigo.–Necesito volver –rompí el silencio.Su ceño se frunció y me miró fijamente con sus ojos verdes que anhelaba poder ver nuevamente mientras estaba cautiva y ahora lo tenía justo enfrente de mí.–¿Dónde específicamente? –preguntó.–A la cabaña.Negó y se colocó de pie con esfuerzo afirmándose el costado, ya que nos habíamos sentado por un momento para poder recuperar un poco de fuerza.–Sabes que puedo…–No –respondió tajante–. A ambas cosas.Bufé ante lo segundo, porque ya lo había intentado varias veces, pero se negó a dejarme curarlo.–Ya estoy bien –rodé los ojos–. Sané completamente.–No me interesa, no lo harás.Volví a rodar los ojos y lo observé.Su olor era más fuerte ahora, si antes sentía que m
AURORANo sé cuánto tiempo ha pasado, pero sé que son más de dos horas.Horas en la que he escuchado sus gritos, los cuales cada vez van disminuyendo en intensidad y sé que es porque no le deben quedar energías.Mi corazón duele por él, mi angustia es rebosante ante la idea de que lo maten así, pero tengo fé de que eso no está en los planes de Carmín y seguramente solo quiere debilitar a la Alpha.Porque siempre he pensado que ella es su real objetivo y el Alpha Caleb solo fue el eslabón debil para llegar a ella.Brenin limpia mis lágrimas con sus pulgares con una suavidad que nunca deja ver ya que no he podido dejar de llorar. El cúmulo de emociones por mi secuestro, su cercanía, nuestro vínculo y el Alpha me han pasado factura y el tener su olor envolviéndome solamente me dejó sentimental.–¿Podrías dejar de llorar roja? –preguntó deslizando las manos hacia mi nuca acariciándome–. Me rompe el corazón cariño.–Lo siento –sorbo mi nariz limpiándome con mi manga–. No puedo…–¿Qué puedo