BRENINUNA HORAS ANTES.Maldita lluvia.Jamás había odiado tanto algo como en estos momentos odio la lluvia.Seguimos el rastro de Naia hasta unos claros, pero luego comenzó a llover y el agua eliminó todo rastro de su olor.Pero pese a eso nos mantenemos positivos, porque avanzamos harto. Ahora solo nos queda dar con algo que nos indique que Aurora está ahí.–¿Crees que sea alguna cabaña donde la tengan? –Antón pregunta rascando tras su oreja–. Porque solo hay bosque, si es algo así como una construcción o algo no pasará desapercibido.–Es lo más seguro, porque en algún lugar deben tener al Alpha –mencioné–. Porque nadie me quitará de la cabeza que todo esto es por él.–Sigamos buscando entonces –se puso de pie y comenzó a olfatear otra vez–. Esperemos que deje de llover en algún momento.Miramos al cielo un momento y pese a que solo había nubes negras sobre nosotros con la lluvia cayendo en nuestro pelaje me aferraba a la esperanza.–Aunque deje de llover…ya perdimos el rastro de Na
AURORAEl corazón me latia con fuerza en el pecho, tanto así que en algún momento pensé que me desmayaría.Jamás pensé que él sería el que me estuviera buscando, aunque no dudaba que mis papás también lo hacían, fue él el que recorrió el bosque por tres dias seguidos hasta dar conmigo.–Necesito volver –rompí el silencio.Su ceño se frunció y me miró fijamente con sus ojos verdes que anhelaba poder ver nuevamente mientras estaba cautiva y ahora lo tenía justo enfrente de mí.–¿Dónde específicamente? –preguntó.–A la cabaña.Negó y se colocó de pie con esfuerzo afirmándose el costado, ya que nos habíamos sentado por un momento para poder recuperar un poco de fuerza.–Sabes que puedo…–No –respondió tajante–. A ambas cosas.Bufé ante lo segundo, porque ya lo había intentado varias veces, pero se negó a dejarme curarlo.–Ya estoy bien –rodé los ojos–. Sané completamente.–No me interesa, no lo harás.Volví a rodar los ojos y lo observé.Su olor era más fuerte ahora, si antes sentía que m
AURORANo sé cuánto tiempo ha pasado, pero sé que son más de dos horas.Horas en la que he escuchado sus gritos, los cuales cada vez van disminuyendo en intensidad y sé que es porque no le deben quedar energías.Mi corazón duele por él, mi angustia es rebosante ante la idea de que lo maten así, pero tengo fé de que eso no está en los planes de Carmín y seguramente solo quiere debilitar a la Alpha.Porque siempre he pensado que ella es su real objetivo y el Alpha Caleb solo fue el eslabón debil para llegar a ella.Brenin limpia mis lágrimas con sus pulgares con una suavidad que nunca deja ver ya que no he podido dejar de llorar. El cúmulo de emociones por mi secuestro, su cercanía, nuestro vínculo y el Alpha me han pasado factura y el tener su olor envolviéndome solamente me dejó sentimental.–¿Podrías dejar de llorar roja? –preguntó deslizando las manos hacia mi nuca acariciándome–. Me rompe el corazón cariño.–Lo siento –sorbo mi nariz limpiándome con mi manga–. No puedo…–¿Qué puedo
BRENINCaminamos por las calles en silencio atentos a nuestro alrededor que estaba sorpresivamente tranquilo.Tomé su mano sin siquiera pensarlo mucho y noté como se tensó levemente, pero no se apartó. Sé que su cabeza está dividida en esto, en las acciones que tuve y las que tengo ahora, pero no es momento para quitar todas las inseguridades.Eso lo haré cuando estemos solos.En nuestro hogar.–¿Crees que le guste? –Antón preguntó–. No lo hemos decorado.–Eso puede hacerlo ella –respondí–. Convertirlo en su hogar.–Me parece buena idea –aseguró–. ¿Cuándo nos la llevaremos?–Cuando cumpla la misión que se autoasigno aquí, si la alejamos ahora simplemente nos odiara –respondí–. Y ya suficientes dudas tiene sobre nosotros como para sumar eso.–Más bien sobre ti –regaño–. Yo siempre la quise.Rodé los ojos y nos guié por otra calle donde el ruido se hacía más elevado.–Somos uno así que te jodes.Bufo y lo ignoré, deteniéndome mientras tiraba de mi pelirroja contra mi espalda y nos escon
AURORAPodia sentir el aura de peligro que mi padre emanaba y en cómo el cuerpo de brenin se encontraba tenso mientras me sostenía. Los ojos rojos de Zeus estaban fijos en él, pero a mí eso no me impediria nada.Me solté de su agarre notando como sus ojos conectaron con los míos con una mezcla de miedo y culpa bailando en ellos y mi corazón se apretó porque no pensaba irme y dejarlo aquí.Me quedé de pie frente a él, tomando sus manos y envolviendolas en mi cintura para conectarlas frente a mí junto a las mías y entrelazarlas, papá gruñó en nuestra dirección y sus ojos finalmente conectaron con los míos.–¿Qué sucede? –pregunté mirandolo fijamente–. ¿Algun problema?–Sí –gruñó dando un paso y me pare más recta–. Alejate de él.Brenin volvió a tensar aún más e intentó soltarme seguramente por el poder que emanaba de mi padre, pero no lo dejaría flaquear, él era mío ahora asi que no tendria porque ceder ante nadie.–¿Y si no qué? –pregunté alzando el mentón cuando el sentimiento de prot
BRENINDos días. Es el máximo de tiempo que acordé conmigo mismo darle para que se colocara al día con sus papás antes de robarmela y ese tiempo ya se cumplió. He estado disimuladamente llevandome de sus cosas a la casa que tengo, que jamás habité ya que siempre me mantuve aquí. Nunca la sentí como mía y siempre terminaba volviendo aquí pese a que intenté mudarme, pero ahora me doy cuenta que inconscientemente volvía a ella. Mi pelirroja. Está sentada en el sillón, con las piernas dobladas y bajo su cuerpo mientras uno de sus brazos se apoya en el respaldo sosteniendo su cabeza y conversa con su mamá. Isabella no se ha separado de ella desde que llegamos y la entiendo completamente, sé el suplicio que debe haber sufrido al no ser capaz de dar con ella porque yo mismo sufria mientras recorria el bosque en su busca.Una carcajada me hace sonreír mientras la veo apoyado en la pared a unos cuantos metros, sé que sabe que estoy aquí porque así como mi cuerpo vibra por acercarme, ella
AURORADespierto cuando la luz del sol me da directamente en el rostro, resignada a que ya debo despertar y hacer algo por la vida me estiro en la cama, expandiendo todas mis extremidades como si fuera una estrella de mar.Mi mano derecha cae contra el lado vacio del colchón y volteo a ver en esa dirección notando lo fría que está la cama.Brenin no durmió conmigo anoche, dijo que lo mejor era que fuéramos de a poco y que vendría a dormir aquí cuando yo se lo pidiera y siempre y cuando estuviera segura que lo quería en mi cama.Y en parte, se lo agradezco.Porque no sé muy bien cómo rondar con él todavía, todo está muy reciente y soy una bola de nervios respecto a nosotros. Si bien, pasó lo que más quería y era que nos aceptara, todo lo que abarca lo demás que es tema intimidad de compañeros me causa revoltijos en la guata por nervios.Un olor a tocino se adentra en la habitación y mi estómago gruñe de hambre.–Mh tocino –Anahí ronronea.Una sonrisa se me escapa y me siento en la cama
BRENINCorté el último tronco y solté un suspiro mientras apilaba ambas partes junto a la ruma.Tiré el hacha hacia un lado, estiré mi espalda que ya se encontraba tensa debido al esfuerzo fisico y apoyé mis manos en mis caderas inhalando hondo mientras miraba hacia el cielo cuando otra comezón me recorrió el cuerpo.–Joder…–murmuré cerrando los ojos unos segundos.–Te dije que no ayudaría en nada –Antón ronronea–. Está cerca y mientras más se acerque más intenso será.Limpie el sudor que sentí correr por mi frente con la palma de mi mano y me revolví el cabello respirando hondo.Sabía que tenía razón, que no había forma de escapar de esto por más que mis planes hubieran sido ir lento y tomarnos nuestro tiempo; no había escapatoria del suceso que nos llevaría a avanzar los miles de pasos que quería recorrer lento y con calma.Su celo.–¿Cuánto tiempo crees que tenemos aún? –pregunté abriendo los ojos cegandome con el sol.–No lo sé, un par de horas.–Tendre que hablarlo con ella –susp