Walter no comprende todo lo que siente Amanda. Para ella es difícil y siente temor de lo desconocido, ¿Qué hará cuando ellos deban llegar más lejos? ¿Será capaz de cumplir su papel de esposa?
Amanda intentaba que su corazón desacelerara su ritmo. No había ni transcurrido una semana desde que aquella mentira la condujo a ser la solución y el problema de su jefe. Sentía que Walter era demasiado directo al hablar y también al decirle abiertamente lo que pensaba. Sabía bien que él se sentía frustrado, pero era muy difícil enfrentarse a todos aquellos desafíos jamás vividos. No sabía cómo dejaría que su jefe la tocara, ni que esperar de aquella primera noche de bodas. No sentía suficiente confianza para hablar con alguien que le dijera al menos que debía esperar. Mercedes jamás le había dicho algo tampoco porque nunca le había preguntado por esos temas tan privados. -¿Qué es lo que espera de mi? Apenas si lo ví en una entrevista laboral y después esto sucedió- Respondió con su voz cargada de tensión -Amanda deja de tratarme como a tu jefe. No espero que te arranques la ropa y te metas en mi cama dispuesta a todo, pero al menos poder tener una conversación sin que sientas ve
Un día después de esa conversación incómoda, Walter aún repasaba en su mente los acercamientos con Amanda y sus reacciones. Le encontraba justificación a sus temblores, así como al miedo irracional al invadir su espacio personal. Mantenía su postura firme creyendo que todo se debía a esa experiencia pasada. Amanda había sentido vergüenza y asco al recordar ese momento, y aún más al saber que su madre quería entregarla a ese pervertido a cambio de salvar su economía. Fue repugnante saber que quien la había dado a luz podía ser tan desalmada; ella sin haber llevado en su vientre a León hubiese dado su vida por su bienestar. Un día más transcurrió en la rutina de levantarse en horarios similares, Walter sostener a León mientras Amanda preparaba su biberón y él debía cambiar su corbata inmediatamente después. Aún parecía que los colores escogidos en aquellas prendas delicadas eran del agrado del pequeño. Amanda había comenzado a sonreír y a tratar a Walter perdiendo el formalismo en al
Amanda había ahorrado dinero de su cheque, pero no sabía si sería suficiente para lo que quería hacer. Ella sabía que no debía gastar en alimentos ni tampoco en servicios, aquello se había acabado. Solo le quedaban los gastos de la universidad. León tendría ropa por un buen tiempo, así como también leche y pañales. Ella había estado pensando varias veces en su amiga, la extrañaba demasiado. Mercedes le había dado todo y le había confiado lo más preciado de su vida. Quería hacer algo por ella y para que León tuviese una linda tumba que visitar cuando supiera la verdad. Amanda sabía que eso no era económico y le preocupaba no poder pagar esa suma, pero estaba dispuesta a ahorrar lo suficiente. Solo debía pedirle a su futuro esposo que le averiguara un presupuesto para eso, y tal vez si se atrevía le pediría un préstamo que devolvería dólar por dólar. Tomó varias respiraciones profundas en el momento del desayuno y con muchos nervios abordó el tema que aún le preocupaba más que la con
Walter llamó a quien consideraba el mejor para construir lo que su futura esposa le había pedido. Él aún no podía salir de su asombro. En el pasado le habían pedido viajes, bolsos costosos, zapatos extravagantes y todo tipo de cosas, pero una lápida... eso era nuevo. Amanda estaba feliz porque sabía que su mejor amiga tendría un lindo lugar de descanso. Cuando llevara a León vería lo hermosa que fue su mamá y lo que merecía. Él cada día se parecía más a ella, hasta su sonrisa le resultaba igual. Su hijo adoptivo sabría que su mamá fue una heroína que siguió adelante su embarazo para darle vida, así como que continuó trabajando para poderle comprar con ilusión lo que necesitaba. Mercedes no se había arrepentido jamás de llevarlo en su vientre, aún con lo difícil que eso era en su circunstancia. Veía crecer a León y como él desde su nacimiento había tenido que vivir demasiadas circunstancias. Había perdido a su mamá, también debió estar al cuidado de Laura y Magda siendo tan pequeñito
Amanda seguía observando cómo esa mujer se acercaba simulando estar en cámara lenta como las películas. -Cariño te ves muy guapo esta noche- Rebeca intentó acariciar el rostro de Walter, quien miró esas uñas monstruosamente largas pintadas de rojo-No quería ser opacado por la belleza de mi futura esposa- Le dió un beso en la comisura de sus labios a Amanda que parecía haberse quedado muda -¿De verdad te casarás con... ella? Uhmmm parece tu sobrina- Aquello molestó a Walter quien miró a Amanda avergonzada y nerviosa -No soy su sobrina señora, seré su esposa. Aún usted me parece muy joven para tener problemas de audición, pero tal vez una visita al médico pueda descartar algún problema serio- Amanda fingió seguridad, una que estaba muy lejos de sentir. Todo en su interior se agitaba y temblaba de nervios Amanda jamás había sentido tal adrenalina, pero saber que Walter dependía de ella en ese momento y que todo eso era por el bien de su hijo, hizo que no midiera las consecuencias ni
Amanda aún seguía intentando entender que era lo que Walter quería decirle. El beso que él le había dado impidiéndole alejarse le había despertado un pequeño grado de curiosidad desconocido. Por otra parte, si él fue delicado... ¿Cómo sería si él volvieran a ver a Rebeca? ¿Dejaría de serlo?-¿Que significa lo que acabas de decir? ¿Cómo sería ver a esa mujer de nuevo?- Walter decidió que haría una jugada un poco arriesgada. No podría explicarle con palabras, pero si hacerle una pequeña demostración -Verla sería tener pésima suerte. Ésta noche pudiste entender que tendremos que fingir como una pareja real- El aparcó su automóvil y abrió la puerta para que Amanda bajara-Entonces ¿Tendremos que besarnos y fingir que iremos a tener... relaciones?- Volvió a sonrojarse -Tener química, desearnos. Déjame mostrarte lo que hubiese sucedido si solo Rebeca se acercaba a nosortros en otro lugar- Amanda sabía que el la besaría de nuevo y aunque lo quisiera no podría evitarlo Walter eliminó la di
Estaban a solo dos días de su boda y Walter aún tenía una preocupación aún mayor que la referente al sexo. Sabía que hablar con Amanda y preguntarle que prefería para obtener alguna pista, era casi igual que preguntarle a la pared; no obtendría respuestas. Consideraba ser un hombre con múltiples experiencias y dejaría que su instinto lo guiara esa primera noche. Él había intentado preservar a León, mientras que protegía a Amanda. Conocía perfectamente que los medios de comunicación eran demasiado crueles con la gente. Él estaba listo para soportar cualquier noticia, pero Amanda era demasiado frágil y sensible. Los Hills no sabían que Walter había adoptado un niño. No tenían idea de que Amanda era madre, ni lo hubiesen imaginado. Aunque para el empresario, todo era bastante simple respecto a la adopción, para su familia sería hasta probablemente aberrante. El debía tener un hijo que llevara su sangre. Faltando dos días para el momento más importante y decisivo de su vida, aún nadie
Amanda sabía que estar en aquella habitación prolijamente decorada tenía un propósito. Sabía que no había lugares adónde ir, era correcto lo que tenía que suceder. No había pensado jamás en como sería su primera vez, solo se había dedicado a ser feliz con su amado padre y cuando él se fue comprendió que el mundo no era un lugar perfecto ni amable para vivir. Debió aprender muchas cosas que le causaron un profundo dolor. La muerte había teñido su vida llevándose a las personas más importantes que estaban en ella. Creía que lo correcto era entregar su virginidad por amor, y aunque no amara a Walter sabía que lo hacía por amor a su pequeño León. Era correcto estar allí, aunque no supiera ni que era lo que tenía que hacer, mucho menos sentir. Las películas que había visto en la televisión solo mostraban algunos besos, luego iban a la habitación y rápidamente amanecían juntos en la cama simulando su desnudez. No creía que todo fuera tan rápido. Los besos que Walter le daba duraban más qu