Ricardo tuvo que contenerse, su cuerpo había reaccionado de inmediato al contacto con Kate, la pretina de su pantalón apretaba y no se molestó en ocultarlo, sin vergüenza hizo que sus pelvis se rozaran.—Ricardo —jadeó Kate cuando la falta de aire les hizo separarse.—Te deseo.—Tu herida —le dijo en un bajo susurro, casi se había olvidado.Ricardo tragó.—Estoy bien.Kate acarició su mejilla y delineó con sus dedos los labios de su esposo.—Te deseo, he anhelado estar en tus brazos todos estos días; ha sido un infierno, no poder tocarte —le confesó—; sin embargo, es mejor esperar un poquito —le sugirió.Ricardo quería protestar, mas no lo hizo. Tampoco quería que su primera vez luego de tanto tiempo fuera algo rápido y en la oficina. Iba a preparar algo digno de su esposa.—Está bien —musitó, tomando la mano de Kate y la llevó a sus labios, le dio un beso en el dorso y cerró los ojos.Kate gimió al sentir cómo los labios de Ricardo le succionaban la piel. Su pecho se agitó, los pezon
—¿Qué es lo que haces aquí? —preguntó Jack, su tono dejaba en evidencia el miedo que sentía. Estaba asustado y de alguna manera eso hizo feliz a Ricardo.Él no era un tipo que iba por la vida deseando el mal a su prójimo, pero Jack se lo había ganado a pulso. Además, no estaba deseándole ningún mal, solo estaba tratando de hacer justicia, por todo lo que Kate y Carlota habían vivido durante años a manos de ese hombre y su nefasta familia.—No tengo por qué darte explicaciones, Jack, sin embargo, por esta vez, puedo decirte a lo que he venido. ¿Te suena conocido el apellido Rivers? —preguntó con toda la intención de colocar a Jack en una situación difícil, lo cual consiguió, el hombre se había puesto más blanco que el papel y el temblor de su cuerpo fue innegable.—¿Qué-qué es-es lo que tienes que tratar con él? —preguntó con dificultad.—Eso es algo que no pienso compartir contigo, pero sé que vas a enterarte antes de lo que piensas.Jack no refutó nada, se giró sobre los pies y se ma
—¿Qué es lo que ha pasado? ¿De qué me he perdido? —preguntó Grace —. Creo que estoy soñado. Sí, eso debe de ser. Mis nervios me han superado y ahora estoy viendo y escuchado lo que quisiera ver y escuchar —dijo.Larissa se mordió el labio, mientras Michael miraba a su hermana y a Kate.—No es ningún sueño, Grace. Estamos juntos —confirmó Michael, cambiando la mirada de ellas a Larissa, quien le sonrió con confianza.—Si esto es verdad, debería estar saltando en un pie de alegría.—¿Y qué es lo que te impide hacerlo? —cuestionó Kate, cerrando la boca y tragando saliva.—Me causa curiosidad que Renato no supiera que estás de regreso, Larissa —señaló Grace —. Si están juntos, ¿Por qué tu hermano no sabía que volvías hoy?Larissa se tensó como la cuerda de un violín, fue un corto momento, la caricia de la mano de Michael sobre su mano le hizo serenarse.—Le envié un mensaje apenas aterrizamos, no quiero sorprenderlo de la misma manera que lo hemos hecho con ustedes. Renato es un hombre te
Renato se detuvo, haciendo que Ricardo hiciera lo mismo.—Le has transferido medio millón de dólares, ¿qué te hace pensar que no va a escaparse con ese dinero? —preguntó con seriedad.Ricardo le sonrió.—El abogado Rivers es una persona avara, no se irá con tan poco, cuando puede tener mucho más, ¿no ves lo fácil que resultó? Bien, dicen que con dinero baila el mono —espetó, poniéndose serio de nuevo. Le preocupaba lo último que el abogado había dicho.—Ricardo…—Hazte cargo de presentar la denuncia correspondiente en contra de Jack, en un inicio había supuesto que el mejor castigo para un hombre como él, sería vivir en la miseria, pero no puedo arriesgarme ahora que Kate está embarazada y que mi hijo es la llave para abrir la última puerta del testamento de mi suegro. No voy a jugar con su seguridad —dijo.Renato asintió, era lo mismo que le iba a preguntar, pero con la respuesta de Ricardo, no había necesidad de hacerlo.—Me haré cargo de todo, ninguno de ellos escapará —le prometió
—Ellen. —Mabel lloraba sin consuelo, su mano se aferraba a la de la mujer dormida sobre la cama, se veía tan pálida, tan desprotegida. Ella no podía soportar ver a su hija de aquella manera.Mabel sabía muy bien que ella y Jack tenían la culpa del sufrimiento de su hija, habían sido un mal ejemplo para ella toda la vida, nunca le mostraron nada distinto a la ambición y el resentimiento.—Lo siento, mi querida Ellen, no supe cómo educarte. Mi amor ha sido un veneno que fue metiéndose en tu sangre y corazón poco a poco. Aunque fuiste tú quien haló el gatillo de aquella pistola, siento que fue mi mano la que te guio a hacerlo, con mis actitudes y la presión que ejercí sobre ti todo este tiempo.Mabel cerró los ojos y otra cascada de lágrimas se desbordó por sus mejillas, su corazón estaba destrozado. Jamás en la vida había experimentado tanto dolor, no pensó que ver a su hija tras las rejas iba a hacerle conciencia de sus actos.—Despierta, cariño, despierta —pidió con voz rota—. Quería
Renato bajó del auto, respiró profundo mientras pensaba en las palabras que iba a expresarle a Larissa para disculparse. Nuevamente, volvía a sentirse como un mal hermano. Tres días, ¡tres días y no había podido venir a visitarla! Negó con pesar y frustración, abrió la puerta trasera de su auto y sacó un enorme ramo de rosas, esperaba que si las palabras no eran buenas o si no expresaban lo que él deseaba transmitirle a su hermana, lo hicieran las rosas de manera silenciosa.Con paso firme y con un nudo instalado en la boca del estómago caminó hasta el ascensor para subir al piso de Larissa.Renato estaba preparándose para cualquier tipo de recibimiento que su hermana le diera, se lo merecía por desconsiderado, pero el asunto de Ricardo no podía esperar; no podían darle ninguna clase de ventajas a la rata de Jack y su abogado.Se puso ansioso con cada piso que dejaba atrás, sus manos sudaban alrededor del ramo de rosas. ¿Qué podía decirle que no sonara como una excusa? Era mejor solo
Kate dejó su taza de té sobre la madera para ver a Grace sentada al otro lado del escritorio.—Entonces, ¿todo salió bien? —preguntó.—Mejor de lo que esperaba, no sabes los nervios que sentí cuando encontré a Renato saliendo del elevador con un enorme ramo de rosas, él no tenía idea de que Michael y nuestros padres estaban dentro.—Eso fue muy arriesgado por parte de Larissa —musitó Kate.—Lo sé, pero Renato se comportó a la altura. Es tan perfecto y es todo mío —pronunció con un tono de voz meloso.—Y pensar que antes no deseabas nada más que sacarle los intestinos, cómo cambia la gente, ¿no?Grace se sonrojó y Kate sonrió.—No dejarás que me olvidé del pasado, ¿verdad?—Es imposible que te deje hacerlo querida.—Bueno, no estás en mejores condiciones que yo. Ricardo no era de tu tipo ideal de hombre y mírate ahora, no puedes apartar la lengua de esa barra de chocolate.Kate se sonrojó y no pudo evitar recordar lo bien que sabía esa barra de chocolate y de cómo se derretía bajo su t
Renato cogió la mano de Grace, le dejó un beso sobre el dorso y luego buscó su mirada.—¿Qué? —preguntó ella, al notar la intensidad en los ojos de su novio.—He estado pensado… —Renato hizo una pausa y colocó dos de sus dedos bajo el mentón de Grace.—Tú siempre estás pensando, hay tantas cosas en tu cabeza…—No me refiero al trabajo, Grace —murmuró él, inclinándose ligeramente sobre el rostro de la joven.Grace sintió un calor atravesar su cuerpo ante la proximidad de Renato, sucedía siempre que estaban juntos y le complacía. Nunca podía cansarse de su calor.—¿Entonces? —preguntó, mordiéndose los labios.—Sabes que te has convertido en una persona muy especial para mí, ¿verdad?Grace asintió, sus dientes presionaron un poco más sobre su labio.Renato llevó uno de sus dedos al labio castigado de Grace, con la yema acarició la zona y lo liberó de la blanca prisión.—Te harás daño —susurró, sus narices se acariciaron, Grace cerró los ojos cuando el dedo fue reemplazado por los labios