Marcia pasó los momentos más felices de su vida, junto a José Luis, durante toda esa semana no dejaron de verse y hacer el amor, le demostraba a cada instante la importancia que tenía para él y eso la hacía amarlo más.
Una sola desavenencia habían tenido y fue cuando su amigo Andrés, llegó al sitio donde estaban bailando, mientras él salió a conversar con un par de hacendados, este la encontró sola y le pidió bailar, ella en un principio se negó, sin embargo, dada la insistencia del hombre y a que muchos otros, la estaban mirando con deseo, se puso nerviosa y terminó aceptando bailar con él.
No obstante, su incomodidad surgió cuando Andrés la apretaba con mucha fuerza pegándola a su cuerpo, a tal punto que ella debió apartarlo.
—Andrés, discúlpame, pero no me parece bien que me acerques de esa manera a tu cuerpo, número uno, soy una mujer decente y de esa forma como te estás comportando me ofende, dos, soy la prometida de tu amigo, vamos a casarnos, por lo cual me
Marcia, realizaba el trayecto camino a la Hacienda El Paraíso, en completo silencio, no podía calmar sus nervios, sentía su boca seca, y chorros de sudor recorriendo su espada, cuando tomaron la vía del camino para llegar a la entrada, la destartalada camioneta de su tío pegó de la carretera de tierra, producto del peso de todos ellos, aunado a que tenía los amortiguadores malos, el movimiento realizado, hizo que las cabezas de todos quienes viajaban en el asiento trasero, terminaran pegando del techo.—¡Auch! —exclamaron sus primos al unísono.—Agárrense duro, mijos, con estos cauchos lisos y esta zona tan accidentada, es imposible no bambolearnos.De repente un ruido de traqueteo, y estruendoso comenzó a escucharse.—¡Qué vaina! Se nos volvió a dañar el tubo de
Marcia sonreía feliz, ya la habían maquillado y estaba casi lista, parecía una princesa de cuento de hadas, se giró ilusionada y con su corazón rebosante de felicidad, parecía una niña cuando va a una fiesta a lucir con su mejor ropa; jamás imaginó que al aceptar venir de vacaciones con sus tíos, lograría encontrar el amor, era una mujer de veinticuatro años y muchas de sus conocidas e incluso personas allegadas, le habían criticado, su arcaica idea de llegar virgen al matrimonio.Se sonrió al pensar en eso, porque realmente no estaba llegando virgen al matrimonio, se había entregado a José Luis desde la primera vez cuando estuvieron a solas y luego muchas veces más, durante esas dos semanas dieron rienda a su pasión, su sexo ardió ante el recuerdo y sobre todo porque ese día sería su noche de bodas, su primera vez co
José Luis sonrió cuando la miró llegar a su altura, extendió la mano esperando por sentir la de su hermosa prometida. Tratando de olvidarse del hecho de que muchos de sus socios, aliados y amigos, quienes pesé a haber confirmado su asistencia, no habían asistido a la boda.Dejaría pasar la ofensa por el momento, sin embargo, tenía pensado cobrarle por ese desaire y humillación hecho a su esposa, aceptaba cualquier cosa en su contra, pero con Marcia no, ella era lo más sagrado en su vida. Y pensaba hacerlos pagar, iban a desear no haberla ofendido, porque si de algo podían estar seguro era del carácter vengativo de José Luis Salvatierra, era implacable, intransigente, inmisericorde, cuando se trataba de personas que no respetaban los tres criterios de honor más importantes para él y los convertían en deslealtad, hipocresía y traición, no p
Cristina Salvatierra no soportaba el enojo producido por el atrevimiento de José Luis, ¿Cómo se le ocurría invitar a esos arrastrados a su casa? Eso era inconcebible, nunca imaginó que su casa terminaría convirtiendo en un mercado de verduleros. Entretanto, su hijo recibía a sus invitados con una sonrisa, los acomodó en las mesas vacías, veinticuatro para ser exactos, bajo la atenta mirada de enfado de doña Cristina. Quien sentía que en cualquier minuto le daría un soponcio. Ella no comprendía la actitud de su hijo y su proceder en contra de su voluntad ¿Qué le había hecho esa mujer? ¿Qué clase de hechizo había lanzado sobre su hijo? Se preguntó apretando las manos con rabia, hasta que sus nudillos se tornaron blancos, le provocaba acercársele y cachetearla, para hacerla pagar por la humillación que estaba sufriendo por su culpa en ese momento. Don Gregorio al ver la escena, decidió dejar su mesa para buscar la forma de aplacar la ira de su esposa, colocó la
La fiesta duró hasta altas horas de la madrugada, botellas de cervezas rodaban de un lado a otro, vasos de Whisky iban de mesa en mesa, los invitados ya estaban saturados de alcohol, sus lenguas enredadas vociferaban en voz alta, las risas gritos, convirtieron el lugar en un espacio no agradable. Unos vomitaban sobre el césped, otros se quedaron dormidos encima de las mesas, en el suelo, en cualquier lugar donde los venciera la borrachera; unos seguían bailando lentamente en el lugar habilitado para ello, en fin, nunca se había visto semejante espectáculo en la hacienda el paraíso.Cristina Salvatierra se retiró horas antes, justo después del momento, cuando el hombre la agarró para bailar con ella por toda la pista, luego de haber sido abandonado por su consuegro; comenzó a incorporarse de la cama malhumorada.—No Gregorio, lo siento y lo lamento, no puedo dejar que esos muertos de hambr
Marcia se levantó mucho antes que José Luis lo hiciera, le dolía mucho la cabeza, imaginaba producto de los tragos de la noche anterior. Recordó la manera dura con la cual su marido la trató y las palabras de desprecio de su suegra. De repente se sintió sola, fuera de lugar, necesitaba el consuelo de sus padres, comenzó a pensar en que ya nunca más iba a poder estar junto a ellos.La preocupación por su familia le atenazo el corazón ¿Qué pensarían ellos de su nueva familia? Salió de la cama sin hacer ruido tratando de no despertar a José Luis, porque no quería hablarle, estaba muy molesta con él.Abrió su maleta, una que había enviado el día anterior por la mañana y sacó un pantalón de jean ajustado y una camisa a cuadros, sus botas de montar, un regalo de su marido. Se las colocó y salió co
Marcia disfrutaba del paisaje. Dominar a Chocolate no había sido tarea fácil. El animal era una verdadera fiera, tan salvaje como José Luis, pensó sonriendo. Se detuvo al ver un sendero de flores “¿Se vería muy ridículo si le llevo flores a mi marido?” Se preguntó mientras sopesaba la conveniencia o no de hacerlo. Aunque fue él quien la ofendió, no tenía problemas de ser ella quien buscara una reconciliación. Después de todo, quizás él estaba estresado y enojado por la descortesía de muchos de sus amigos al faltar a la boda. Y eso si era culpa suya, pues era ella la verdadera razón, por la cual ellos no se habían presentado, como una muestra clara de mostrarle a José Luis, que no aceptaban a su esposa, tal vez por no ser de la misma clase social a ellos. Haciendo a un lado sus pensamientos, desmotó a Chocolate y lo sujetó por las riendas a un árbol, después empezó a recorrer el camino y a escoger las flores y rosas más hermosas, las más grandes, vistosas y de colores
Marcia fue despertando poco a poco, sintió unas piernas pesadas encima de las suyas, impidiéndole moverse, a medida que fue abriendo los ojos, también se dio cuenta de una mano posando en su pecho, y de su completa desnudez, se giró y vio a José Luis, cubierto solo con un bóxer, el resto de su cuerpo estaba desnudo, musculoso, su abdomen profundamente marcado, no pudo evitar el rubor cubrir sus mejillas, iba a apartarse y él la atrapó, y dejándola bajo su cuerpo.—¿Te gusta lo que ves? —le preguntó con voz ronca y ella apartó la mirada, sintiendo su piel arder, además de una mezcla de indignación y excitación, ante su contacto y su roce.José Luis siempre tenía ese efecto en ella, con solo un toque, su cuerpo se incendiaba como un cerillo puesto ante el contacto de una sustancia inflamable.—Por favor, señor Salvatierra,