José Luis sentía como la rabia corría en su interior, como si se tratara de un río reclamando su cauce, arrasando con todo a su paso, no podía creer la falsedad de Marcia, “¿Cómo fue capaz de engañarme de esta manera? ¡Fui un imbécil seducido por esta mujer!” Se dijo apretando los puños a un lado de su cuerpo, mientras trataba de contenerse para no hacerle pagar en ese mismo momento por su falsedad, porque lo más que odiaba, era ver su rostro fingiendo inocencia, cuando allí frente a ellos estaban las evidencias irrefutables.
Entretanto, Marcia se encontraba en Shock, porque cuando el hombre lanzó el blíster, aun cuando su intención fue tirarlo a su lado, este le golpeó en su brazo, casi a la altura de su seno, debido a su piel tan blanca, de inmediato esa área se le tiñó de Carmesí y sus ojos comenzaron a anegarse de l&
Marcia vio la escena y sintió que sus piernas eran como gelatina, en principio quiso enfrentarlo, arañarle la cara a él y a la put@ de Clara, no podía creer el tamaño de la hipocresía de este hombre, la cuestionaba por unas malditas pastillas anticonceptivas y él se estaba revolcando con Clara, el odio la invadió, nunca sintió tanto enojo en toda su vida.Una mueca mezcla de decepción y disgusto se dibujó en su rostro, no haría escándalo, ella tenía forma de hacérselo pagar y con creces. Salió de allí tan silenciosamente como llegó, conteniendo las lágrimas, porque no se permitiría llorar, ese hombre no valía la pena, a ese juego podían jugar los dos.*****José Luis no podía creer el atrevimiento de Clara y aunque por unos segundos hab
José Luis no podía contener su ansiedad, estaba eufórico, quería ver su reacción cuando le diera las llaves de la casa que comenzó a construirle desde el momento cuando llegaron de su luna de miel, para entregársela como regalo en su fiesta de cumpleaños. Pisó con mayor fuerza el acelerador, deseando llegar pronto a su casa, hizo un recorrido que regularmente se llevaba tres horas, sobrepasando todos los límites de velocidad, su camioneta corrió a más de ciento ochenta kilómetros por hora, por lo cual hizo los trescientos quince kilómetros a la hacienda en poco más de hora y media. Bajó del auto corriendo, tomando las llaves de su nueva residenci. Desde el mismo instante cuando entró a la casa grande, empezó a llamar a su esposa en vo alta. —¡Marcia! ¡Esposa! ¡Amor! —exclamaba sin ocultar el tono de alegría de su voz, había sido demasiado impulsivo al no haber hablado con ella de manera calmada. Seguramente estaba molesta, pensó, mas él estaba dispuesto a dis
Se sentía ahogado, la opresión en el pecho era demasiado, le faltaba el aire, en el mismo momento cuando los vio, disparó, pero aún no tuvo la valentía para matarla, erró el tiro en el último momento; ante la sorpresa de la mujer, la tomó por los cabellos apartándola del hombre.—¡Maldita zorra! ¿Cómo pudiste hacerme esto? Si eras mi vida entera, si me pedías el firmamento te lo daba, te podía poner el mundo a tus pies Marcia —hablaba en un tono de voz desgarrado mientras las lágrimas cubrían su rostro, hamaqueándola con fuerza.La rubia estaba asustada, intentó abrir la boca, pero las palabras se le atragantaron.—¡Suéltala José Luis! No es responsabilidad de ella, por favor fue mi culpa —suplicó Andrés sintiéndose arrepentido por lo sucedido, se dejó llevar por la pa
La enfermera limpió el rostro pálido de Marcia, la pobre mujer había entrado a emergencias inconsciente y continuaba en ese mismo estado, le habían realizado diagnóstico por imágenes, tomografías, resonancias y no encontraron ningún daño o anomalía en el cerebro.—¿Ha llamado a algún familiar de la paciente? —preguntó la joven al doctor encargado del caso.—He llamado a su esposo. Él esta de camino al hospital, parece ser que la joven no es de por los alrededores, dijo que estaría llegando en tres horas —Respondió —Yo personalmente llamé al hombre, pero no mostró interés alguno en conocer el estado de su esposa. Es como si no le importará si estaba bien o no.La enfermera suspiró, sin poder ocultar su expresión de tristeza al ver a Marcia.—Es una lástima, es una joven muy hermosa, lástima encontrarse en el lugar equivocado, este accidente, ha sido una verdadera tragedia, todos los pasajeros resultaron heridos y algunos otros fallecidos. La mitad fueron t
Salieron de la habitación donde Marcia había estado durante esos días hospitalizada, José Luis caminaba por los pasillos con pasos largos y firmes, ella trataba de alcanzarlo, no obstante, sus piernas no eran tan largas como las suyas, además, debía hacer paradas regulares para poder descansar sus brazos del peso de los bolsos, aunado a ello los latidos de su corazón eran veloces, como si padeciera de taquicardia.Cuando estuvieron fuera de la edificación, José Luis le pegó un grito, sin girarse.—¡Apúrate! ¿O acaso piensas que tengo todo el día para esperarte? Suficiente de mi tiempo he malgastado para venir a buscarte, ¡No colmes mi paciencia! —espetó sin poder ocultar su expresión de desagrado hacia la mujer.Ante las palabras del hombre, Marcia, sintió tristeza, por un momento las lágrimas se acumularon en sus ojos, s
Marcia miraba con pesar el semblante del hombre, ni siquiera se inmutó ante el ataque del cual fue objeto, su rostro permaneció inflexible, mientras las dos mujeres la atacaron sin ningún atisbo de misericordia, sus cabellos estaban desgreñados y su cuero cabelludo ardía como consecuencia del ataque, su rostro no estaba mejor, lo sentía adolorido no solo producto de las numerosas bofetadas que le fueron propinadas, sino también de las uñas clavadas por la señora mayor en sus mejillas.Agradecía enormemente, a ese señor, quien al parecer era su padre, su llegada a tiempo e intervención, pues sirvió para evitar continuará siendo golpeada, poco le faltó para abrazarlo y besarlo como agradecimiento por ser su salvador, las lágrimas en sus ojos, pugnaban por rodar por sus mejillas y el nudo en su garganta amenazaba con dejarla sin respirar, tragó grueso para disip
Marcia por un momento se quedó en silencio ante sus palabras, sopesándolas y tomando una decisión, miró a todos los presentes sentados a la mesa, como si rogara en silencio para ser salvada por alguno de ellos, no obstante, la expresión de la señora y la mujer joven era de burla, como si estuviesen disfrutando de su situación de incomodidad.Sentía la angustia creciendo en su pecho, amenazándola con ahogarla. No podía vivir de esa manera, no soportaría ser tratada peor a un perro. Ella era un ser humano, sin embargo, el hambre que tenía era demasiada, al punto de impedirle pensar y sentir como las paredes de su estómago eran devoradas por los ácidos. La mirada de José Luis no expresaba, sino odio y desprecio.—¿Comes o te vas? Pero no quiero ver tu cara tratando de provocar lástima entre nosotros, porque ninguno de los presentes te ayudará
Marcia no se apartó de Chocolate a pesar del grito de José Luis. Continuó hablándole bajito al semental y cepillando sus hermosas y achocolatadas hebras. —¡Te estoy hablando! —gritó al verse ignorado por Marcia. —Estoy haciendo el trabajo para lo cual me has contratado ¿Qué sucede contigo? ¿Estás seguro de que fui yo la del problema en nuestro matrimonio? —preguntó con cierta ira en la mirada—. Estoy empezando a creer, de ser cierta mi infidelidad seguramente se debió a tus cambios de humor tan abruptos ¡Quien te entiende! José Luis observó a Marcia, como si le hubiera salido otra cabeza. Apenas hacía unos minutos estaba molesto por su obediencia y ahora estaba exaltado por su respuesta. ¿Acaso provocó él la infidelidad? Negó con un movimiento de cabeza. No, eso no era así, Marcia lo engañó porque era una mujer de cascos ligeros, nada más, él no era responsable de lo sucedido. —No vas a culparme de tus actos desvergonzados. Deja a Chocolate en paz, el