Se sentía ahogado, la opresión en el pecho era demasiado, le faltaba el aire, en el mismo momento cuando los vio, disparó, pero aún no tuvo la valentía para matarla, erró el tiro en el último momento; ante la sorpresa de la mujer, la tomó por los cabellos apartándola del hombre.
—¡Maldita zorra! ¿Cómo pudiste hacerme esto? Si eras mi vida entera, si me pedías el firmamento te lo daba, te podía poner el mundo a tus pies Marcia —hablaba en un tono de voz desgarrado mientras las lágrimas cubrían su rostro, hamaqueándola con fuerza.
La rubia estaba asustada, intentó abrir la boca, pero las palabras se le atragantaron.
—¡Suéltala José Luis! No es responsabilidad de ella, por favor fue mi culpa —suplicó Andrés sintiéndose arrepentido por lo sucedido, se dejó llevar por la pa
La enfermera limpió el rostro pálido de Marcia, la pobre mujer había entrado a emergencias inconsciente y continuaba en ese mismo estado, le habían realizado diagnóstico por imágenes, tomografías, resonancias y no encontraron ningún daño o anomalía en el cerebro.—¿Ha llamado a algún familiar de la paciente? —preguntó la joven al doctor encargado del caso.—He llamado a su esposo. Él esta de camino al hospital, parece ser que la joven no es de por los alrededores, dijo que estaría llegando en tres horas —Respondió —Yo personalmente llamé al hombre, pero no mostró interés alguno en conocer el estado de su esposa. Es como si no le importará si estaba bien o no.La enfermera suspiró, sin poder ocultar su expresión de tristeza al ver a Marcia.—Es una lástima, es una joven muy hermosa, lástima encontrarse en el lugar equivocado, este accidente, ha sido una verdadera tragedia, todos los pasajeros resultaron heridos y algunos otros fallecidos. La mitad fueron t
Salieron de la habitación donde Marcia había estado durante esos días hospitalizada, José Luis caminaba por los pasillos con pasos largos y firmes, ella trataba de alcanzarlo, no obstante, sus piernas no eran tan largas como las suyas, además, debía hacer paradas regulares para poder descansar sus brazos del peso de los bolsos, aunado a ello los latidos de su corazón eran veloces, como si padeciera de taquicardia.Cuando estuvieron fuera de la edificación, José Luis le pegó un grito, sin girarse.—¡Apúrate! ¿O acaso piensas que tengo todo el día para esperarte? Suficiente de mi tiempo he malgastado para venir a buscarte, ¡No colmes mi paciencia! —espetó sin poder ocultar su expresión de desagrado hacia la mujer.Ante las palabras del hombre, Marcia, sintió tristeza, por un momento las lágrimas se acumularon en sus ojos, s
Marcia miraba con pesar el semblante del hombre, ni siquiera se inmutó ante el ataque del cual fue objeto, su rostro permaneció inflexible, mientras las dos mujeres la atacaron sin ningún atisbo de misericordia, sus cabellos estaban desgreñados y su cuero cabelludo ardía como consecuencia del ataque, su rostro no estaba mejor, lo sentía adolorido no solo producto de las numerosas bofetadas que le fueron propinadas, sino también de las uñas clavadas por la señora mayor en sus mejillas.Agradecía enormemente, a ese señor, quien al parecer era su padre, su llegada a tiempo e intervención, pues sirvió para evitar continuará siendo golpeada, poco le faltó para abrazarlo y besarlo como agradecimiento por ser su salvador, las lágrimas en sus ojos, pugnaban por rodar por sus mejillas y el nudo en su garganta amenazaba con dejarla sin respirar, tragó grueso para disip
Marcia por un momento se quedó en silencio ante sus palabras, sopesándolas y tomando una decisión, miró a todos los presentes sentados a la mesa, como si rogara en silencio para ser salvada por alguno de ellos, no obstante, la expresión de la señora y la mujer joven era de burla, como si estuviesen disfrutando de su situación de incomodidad.Sentía la angustia creciendo en su pecho, amenazándola con ahogarla. No podía vivir de esa manera, no soportaría ser tratada peor a un perro. Ella era un ser humano, sin embargo, el hambre que tenía era demasiada, al punto de impedirle pensar y sentir como las paredes de su estómago eran devoradas por los ácidos. La mirada de José Luis no expresaba, sino odio y desprecio.—¿Comes o te vas? Pero no quiero ver tu cara tratando de provocar lástima entre nosotros, porque ninguno de los presentes te ayudará
Marcia no se apartó de Chocolate a pesar del grito de José Luis. Continuó hablándole bajito al semental y cepillando sus hermosas y achocolatadas hebras. —¡Te estoy hablando! —gritó al verse ignorado por Marcia. —Estoy haciendo el trabajo para lo cual me has contratado ¿Qué sucede contigo? ¿Estás seguro de que fui yo la del problema en nuestro matrimonio? —preguntó con cierta ira en la mirada—. Estoy empezando a creer, de ser cierta mi infidelidad seguramente se debió a tus cambios de humor tan abruptos ¡Quien te entiende! José Luis observó a Marcia, como si le hubiera salido otra cabeza. Apenas hacía unos minutos estaba molesto por su obediencia y ahora estaba exaltado por su respuesta. ¿Acaso provocó él la infidelidad? Negó con un movimiento de cabeza. No, eso no era así, Marcia lo engañó porque era una mujer de cascos ligeros, nada más, él no era responsable de lo sucedido. —No vas a culparme de tus actos desvergonzados. Deja a Chocolate en paz, el
Marcia sintió los dientes de José Luis clavarse en sus hombros, una mezcla de placer y dolor la inundó, al mismo tiempo percibió un chorro de su semilla bañar su interior, el éxtasis fue sorprendente, inigualable, excelso, su cuerpo quedó flácido, cayendo al descuido encima del hombre, por completo satisfecha."¿Qué hice?", se preguntó asustada por lo abrumador de sus emociones, cerró los ojos con fuerza sintiéndose avergonzada y preguntándose ¿Cómo podía haber estado molesta con José Luis, con ganas de matarlo y al segundo después estar ardiendo por él y entregarse de manera desenfadada? Trataba de buscar en su mente, la coherencia, la cual al parecer se había ido quién sabe dónde, dejándola abandonada. Suspiró profundo con una mezcla de desconcierto, decepción consigo misma, sobre todo luego de
José Luis vio a Marcia tan desolada, con su sonrosado y lindo rostro bañado en lágrimas, su pantalón lleno de tierra y sus cabellos alborotados, no pudo evitar sentir pesar por ella, por eso inmediatamente comenzó a consolarla.—No llores cariño, ven, vamos a ver qué le sucede a Chocolate, quizás no sea tan grave —respondió tratando de calmarla y esperando en su interior tener razón.La llevó hasta el caballo, un hermoso ejemplar color miel, llamado Torbellino, la ayudó a subir, de inmediato él se sentó atrás, con una mano agarró las riendas del animal y con la otra la tomó de la cintura acercándola a su cuerpo, olió la fragante aroma de su cabello, incluso se detuvo por un instante para atarle bien la coleta y darle un beso con ternura, calentando el corazón de la chica.—Gracias —respondió el
José Luis sintió como la rabia se agitaba en su interior como un volcán en erupción, se alejó de inmediato del balcón, Clara lo tomó del brazo, para detenerlo, el hombre le dio un manotazo, mientras con dientes apretados gruñía unas palabras.—¡Aléjate de mí!Descendió de allí, luchando con el impulso de enfrentarse a los dos traidores, pero una parte de él se lo impidió, no valía la pena seguir dejándose humillar, el dolor era mucho peor a la última vez, la traición ahora era más decepcionante e hiriente, porque en esta oportunidad no lo vio venir, estaban felices como nunca, le había dado todo a Marcia, le puso el mundo a sus pies y ella lo engañó incluso creyó en sus palabras de amor.Subió a la camioneta, y pisó el acelerador, sin importar la velocidad o cu&aacu