Hace menos de un año

Snape

—Bas… basta. ¡Basta! —Primero lo balbuceo, luego lo suplico y por último lo grito.

Había llegado un punto en el que dejé de pedir que dejaran de hacerme cosas. Estaba tan destrozado que ya había parado. Ya ni siquiera sentía dolor en mi brazo, era más hueso que músculos o piel, hasta que comenzaron los corrientazos y volví a sentir que me quitaban el alma, que llegaba a cada terminación nerviosa de mi cuerpo.

Puede que ya no sienta mucho en mi brazo izquierdo que fue el que quisieron destrozar, pero parece ser que planean hacer lo mismo con el resto de mi cuerpo. Y el resto de mi cuerpo, lamentablemente, todavía puede sentir dolor. Las náuseas vuelven, las ganas de vomitar incrementan, me inclino hacia adelante, sueltan mi brazo, y suelto lo que tengo dentro que es más mezcla de saliva y jugos gástricos que otra cosa, puesto que ya mis comidas disminuyeron y ahora me dan una porción con día por medio. Y debo distribuir el agua, porque me dan una botella chic