La alarma me despierta, seis de la mañana, inicia la rutina de los días de semana, mi ritual de ducharme, desayunar, dejarle comida a Neo y manejar al trabajo, no sufre variantes. En el camino veo a gente corriendo, haciendo ejercicios, lo que me hace reflexionar que debería dedicarle más tiempo a mi rutina del gimnasio, dos veces a la semana no es suficiente, o por lo menos eso me hacen sentir esas personas.
Llego al trabajo, y antes de entrar me dirijo al cafetín, por un expreso, en este último mes me volví un poco adicta al café, o como le llamaría tía Juliette, “el néctar de los dioses”.
Al llegar a mi oficina veo que Anna espera en la puerta, definitivamente esto altera mi acostumbrada rutina de las mañanas, aunque no es difícil suponer el por qué está esperándome, dado los eventos que ocurrieron ayer.
─Hola Nicolette.
─Hola Anna.
─Necesito hacerte una pregunta ─su sonrisa la delata.
─Supongo, tengo tiempo, así que entremos ─forcejeo un
La hora del almuerzo ha incomodado a Anna, nunca le ha gustado llamar la atención, aunque las miradas no vayan dirigidas a ella, sino hacia mí, no me sorprende que Manuel se haya encargado de difundir su hazaña a sus amigos y esto a su vez como buenos chismosos al resto de compañeros, luego dicen que las mujeres somos las chismosas.─Te envidio Nicolette.─¿Por qué Anna?─Por tu tranquilidad, no te molestan las miradas que evidentemente fueron provocadas por la indiscreción de Manuel.─No cariño, estoy acostumbrada a ese tipo de miradas, crecí con ellas.─¿Le dirás algo a Manuel?─No, se cómo manejarlo, los tipos como el son manipulables y fácilmente pueden ser heridos en donde más les duele, su ego.─Ósea ya no más sexo.─Depende de mis necesidades, pero lo puedo torturar por teléfono, me entiendes.─Te refieres a sexo telefónico.─Si, Anna, a incitarlo, pero para se quede con las ganas, aunque ya deje esos jueguitos
Sus besos en mi cuello, su apretón fuerte en mi cadera y trasero juntándome a su cuerpo, sintiendo su erección rozar mi entrepierna, me provoca un calor que llena todo mi cuerpo, subo una pierna enlazándolo, apegándolo más a mí, quiero sentir más, deseo a Erick adentro de mí, lo tomo de su cabello viéndolo directamente a los ojos, esa mirada que vi desde el primer día me desnuda, siento esa conexión con él, penetra todo mi ser.Nos seguimos besando, entrelazando nuestras lenguas, jugueteando con ellas desesperadamente, como si lleváramos tiempo deseándonos. Le quito la camisa y el a mí el vestido, siento sus brazos fuertes, su gran torso, este hombre me derrumba, me humedezco con facilidad.Me lleva a la cama, pero doy vuelta para quedar encima de él, me besa los pechos, su lengua juega con mis pezones, su mano me presiona con fuerza las nalgas, esto aumenta más mi calor interno, lo llevo lentamente a la posición en que lo deseo tener, quiero cabalgar a este macho
Aquí y ahora, Erick Hamilton será mío. Mí vientre se estremece con saber que tendrá a esta presa, no me interesa que sea en su oficina ni que en cualquier momento alguien entre y vea como me lo cojo, no me importa, todo lo contrario, me excita más.Sus ojos brillan, reflejan su deseo por hacerme suya, me toma de las nalgas con fuerza, besa mí cuello, siento su respiración cada vez más acelerada. Se ve como todo un cazador devorando a su presa, oh, cariño ambos somos cazadores, pero optaré por el papel de sumisa, quiero que me devore.Se quita el cinturón, siento su pene, duro y grueso, me encanta, quiero saborearlo, le daré una buena mamada antes que me lo meta. Para mi sorpresa toma su distancia, trata de ocultar su erección con una mano, mientras ve el reloj de su oficina.─No es el momento ni el lugar, Nicolette.─No trates de detener lo inevitable ─me acerco dándole un beso y quitando la mano que tapaba su erección, para que sienta mi toque.─Nicole
Cuatro de la tarde, la reunión de los jefes inicia al salir el último empleado de la empresa, los de seguridad así lo informan, hoy nadie quedó haciendo horas extras o turno extendido, esto suele suceder cuando hay este tipo de reuniones. Todos toman sus lugares de siempre, Erick y Manuel están sentados a la par, ya que ese era el lugar que Henry ocupaba.Inician las presentaciones, las cuales son breves a excepción la del Licenciado Hamilton, siendo un poco extensa a lo acostumbrado en este tipo de reuniones de jefes, a pesar de ello ha generado opiniones de todo tipo, su exposición ha reflejado una incongruencia entre el número de pólizas de seguro nuevas y el dinero gastado en el pago de estas. Un grupo debate efusivamente sobre ello, otros tratan de dar una explicación no fundamentada, Manuel parece no importarle está discusión, en todo momento está con su celular.─Licenciado Hamilton, le gustaría relajarse con algunos compañeros de trabajo en un bar cercano ─Erick
El ambiente del lugar es relajante, la música que es levemente audible es una versión acústica de canciones románticas del año, casi todas las mesas están ocupadas a pesar de ser mitad de semana. Por las características de los que nos rodean puedo deducir que sus cenas son de negocios, unas pocas parecen parejas, amantes en todo caso.─Al parecer tendremos una cena ejecutiva ─Erick interrumpe mi momento de análisis del lugar, su tono de voz sin ser elevado hace notar que sigue molesto y más por la hora en que llegue.─La cena tendrá el ritmo que usted desee, licenciado Hamilton.─Si es así Nicolette, entonces podríamos dejar la etiqueta para la oficina.─Estoy de acuerdo, siempre y cuando te relajes, creo que aún tienes la adrenalina elevada, después de la pelea con Manuel.Él sonríe, llama al mesero para ordenar. No tengo mucho apetito y por lo que veo el tampoco, por lo que pedimos algo ligero, aunque el agrega una botella completa de vino, no es mala
Me despierto abruptamente, mi alarma no ha sonado, me he despertado de casualidad, la luz tenue de la lampara de noche ilumina la habitación, por segundos siento ansiedad por no reconocer el lugar, o si sigo soñando. A mi lado hay alguien, por su silueta sé que es un hombre, es Erick, la desorientación dura poco, mi mente se actualiza de los últimos eventos, como si fuese un CPU.Ya recuerdo con detalles lo de anoche, fui cogida dos veces por este semental. Me levanto de la cama tratando de no despertarlo, busco mi celular, son las seis de la mañana, me desperté por instinto a pesar de que no active la alarma, excelente no llegare tan tarde al trabajo, tengo tiempo de sobra para ir a casa y arreglarme.─Buenos días Nicolette ─Erick con voz ronca se ha despertado.─Buenos días, disculpa si te desperté, traté de ser sutil.No te preocupes, había despertado antes que tú.─¿Acaso me veías dormir? ─sonrío solo de pensar en la idea.─ Así es
Al entrar a casa, Neo me recibe acariciándose entre mis pies, este gato es algo posesivo, o simplemente tiene hambre. Necesito darle respuestas a algunas preguntas que dan vuelta en mi cabeza, tengo un mal presentimiento, detesto no estar segura de alguien o de algo.Suena el móvil, al parecer la situación en la empresa es un poco caótica dada la presencia de la policía, algunos trabajadores fueron interrogados incluyéndola a ella, supongo por ser la secretaria de Erick uno de los tres afectados. Han decidido darles libre algunos de los empleados para no estorbar en la investigación, por lo que ella vendrá a casa.No puedo evitar revisar el celular cada cinco minutos esperando algún mensaje de Erick, no me gusta estar en esta situación de ansiedad, pero es difícil no estarlo, en menos de un día todo parece volverse caótico.Luego de una hora Anna por fin llega, Neo la recibe con el mismo cariño que me brindo, eso ya no me hace sentir especial.─Disculpa
Leer mí antiguo diario otra vez, me ha traído recuerdos de una época confusa y excitante, como casi la de toda adolescente que empieza a experimentar con su cuerpo y emociones. Tenía dieciséis años cuando descubrí de forma práctica, como alcanzar el orgasmo a través del sexo, al observar accidentalmente a tía Juliette y su amante de turno complacerse vigorosamente en el sofá de aquella casa en la que viví tantos años.A partir de ese momento sentí la necesidad casi incontrolable de satisfacerme a través del contacto con alguien más, recuerdo que masturbarme ya no lo lograba tan efectivamente luego de presenciar esa escena. En ese tiempo tenía un novio de colegio, llamado Raúl, un año mayor que yo, aprovechábamos los momentos a solas para besarnos y a veces nos tocábamos un poco.Luego lo que presencie, Raúl comenzó a notar el cambio, mis besos eran más apasionados que lo dejaban sin aliento y con una erección difícil de ocultar por la cual se avergonzaba. Cada vez lo dej