Capítulo setenta y uno: La Red Se Cierra.— — — — Narra Amy Carlson — — — —El sonido de la lluvia al golpear las ventanas parecía un presagio. El ruido constante, casi hipnótico, me mantenía despierta, en un estado de alerta que no me dejaba descansar. Desde la mesa de la cocina, donde habíamos reunido toda la información que habíamos recolectado, podía ver cómo las gotas caían sin cesar sobre los cristales, como si la tormenta exterior reflejara la que se desataba dentro de nosotros.El teléfono de Brad vibró sobre la mesa, cortando el silencio tenso. Ambos nos miramos rápidamente. Sabíamos que no sería una llamada cualquiera. No en este momento.—Es Julián —dijo Brad mientras tomaba el teléfono.Lo escuchó en silencio, los ojos fijos en la pantalla. Cada palabra que Julián pronunciaba parecía un golpe más fuerte en el aire, una noticia que se deslizaba como una daga afilada. Brad asintió varias veces antes de colgar, su rostro impasible, pero con una sombra de preocupación que se d
Capítulo setenta y dos: El Último Movimiento— — — — Narra Amy Carlson — — — —El aire estaba cargado, como si el propio mundo hubiera detenido su respiración. No había marcha atrás. Arthur estaba allí, de pie frente a nosotros, y su presencia lo llenaba todo. La sonrisa que se dibujaba en su rostro era la de un hombre que se sentía dueño del juego, como si nunca hubiéramos sido más que peones en su tablero.Brad se adelantó un paso, su postura tensa, los músculos de su cuerpo claramente listos para cualquier cosa. Pero sus ojos, esos ojos que siempre mostraban una feroz determinación, ahora brillaban con una mezcla de rabia y miedo. Yo lo conocía bien, y sabía que en este momento, su lucha no era solo por lo que había sucedido hasta ahora, sino por todo lo que estaba a punto de perder.Arthur dio un paso hacia nosotros, su mirada fija en Brad con una arrogancia que rozaba lo insostenible.—¿Realmente creías que podías ganarme? —su voz era baja, pero cargada de veneno —. Siempre he es
Capítulo setenta y tres: El Juicio Final.— — — — Narra Amy Carlson — — — —El día había llegado. Después de meses de trabajo, de noches sin dormir, de tensas reuniones secretas, de esconder pruebas en lugares insospechados y de juntar testimonios que podrían derribar a un imperio, por fin estábamos listos. Arthur Aramendi iba a enfrentarse a la justicia. No había vuelta atrás. Y, lo más importante, ya no estábamos solos. La fiscalía tenía las pruebas, los testigos y las acusaciones. Todo estaba listo para el juicio.El sol se filtraba tímidamente a través de las ventanas de la oficina, una luz fría que no lograba disipar la tensión que se sentía en el aire. Brad estaba allí, de pie junto a la mesa, mirando las carpetas que contenían toda la información que habíamos recopilado, todas las pruebas que habíamos reunido. Sabía lo que significaba esto para él. Lo que significaba para nosotros. Finalmente, el hombre que nos había arruinado la vida iba a pagar por sus crímenes.—¿Estás listo
Capítulo setenta y cuatro: El legado de Arthur. — — — — Narra Milicent Aramendi — — — — He esperado tantos años por este momento que casi puedo sentir una sonrisa pugnar por dibujarse en mis labios. Mientras mis tacones resuenan en la sala en mi avanzada hacia el estrado puedo sentir los ojos de mi propio padre y mi hermano junto a su mujer analizar mi postura. Sé que quiere averiguar qué hago aquí. Porqué hasta ahora aparecí pero no entenderán nunca lo que es vivir como yo he vivido. Es muy duro ser la hija rechazadas el sucio secreto, en engaño familiar. Mi pobre suerte nunca me valió de nada hasta que Brad y su mujer se acercaron lo suficiente a mi como para que me decidiera a tomar las riendas de mi revancha en mis propias manos. Mi madre ya ha muerto, por culpa de mi padre nunca fue feliz, nunca pudo amar ni vivir la vida que se merecía y en estos días posteriores a su muerte he estado pensando que es el momento de atacar. Ya no seguiré escondiendo los destrozos que provoca
Capítulo setenta y cinco. Retoños de felicidad.— — — — Narra Amy Carlson — — — — Los guardias se han llevado a Arthur otra vez, en esta ocasión directamente a la prisión y todavía Brad y yo estamos sentados en el banco del juzgado. En mis muslos están los archivos con toda la información reunida por nosotros y algunos documentos que el equipo de abogados nos ha entregado. Me sigue pareciendo mentira que esto haya acabado. No puedo creer que por fin seamos libres de él, me cuesta asimilar el hecho de que vuelvo a ser la esposa de Brad sin persecuciones ni amenazas. Estamos juntos sin engaños, sin miedos ni trampas por poner. Por fin después de mucho tiempo lo hemos logrado. —¿Viste lo asustada que estaba? La voz de Brad me devuelve a la realidad. La realidad en la que su hermana ha aparecido pero que, así como tan fugazmente llegó... luego se fue. No quiso decir ni una sola palabra a su hermano y mi marido está un poco conmocionado por ello. —¡¿Cariño...?! —me giro y le tomo l
Capítulo setenta y seis. Tú eres todo mi mundo.— — — — Narra Amy Carlson — — — —Creo que por fin puedo saborear la armonía en nuestras vidas, respirar un aire limpio y disfrutar de amanecer en sus brazos sin que nadie nos esté acosando con amenazas para destrozar nuestra felicidad. Me estiro sobre mi cabeza con los brazos y mi esposo a mi lado se da la vuelta para poner una rosa entre mis pecho desnudos.—Buenos días, querida esposa —me besa la barbilla.—Buenos días mi amor —le devuelvo el beso pero en mi caso tiro de el hasta unir nuestras bocas y gemir de placer en sus labios —. ¿Crees que puedas despertarme así todos los días? —le pido.—¡Hmm!¡ Pues no lo sé!—¿Te estás haciendo el difícil, Brad Lancaster? —me llevo la rosa a la nariz y huelo su exquisito perfume. —Es que me temo que tengo malas noticias para ti —musita alzando las cejas.Siento que podría ponerme incluso a llorar. ¿Acaso la vida siempre será así? Voy de drama en drama y no consigo ser feliz por un mes complet
Capítulo uno. Novia a la fuga.— — — — Narra Amy — — — — Ese día yo sentía a medida que avanzaban los minutos y las horas, que se acercaba mi final. Podía sentir en lo más profundo de mi que ya no podía seguir dando tiempo a un tiempo que se agotaba cada vez más. Mi padre, ese maldito sin corazón pretendía que me casara con un desconocido y anciano repugnante. Solo de ver la forma en que me miraba, como sus ojos aprecian desvestir mi cuerpo dentro de su mugrosa mente me daba nauseas. Siempre que venía a la casa me dejaban a solas con él. A solas para que deslizara su dedo índice con aquella uña larga repugnante por mi espalda desnuda. Cabe decir que papá me obligaba a vestir con la ropa que él pedía. Arthur Aramendi me hablaba tan cerca que podía oler su aliento de cognac y puros cubanos. Nunca podré olvidar eso. Y ahí estaba ese día gris y lluvioso, vestida de novia con él a mi lado esperando un sí quiero que no quería en absoluto y un alcalde aguardando mi decisión para converti
Capítulo dos. El novio es mi padre — — — — Narra Amy — — — —Sus palabras habían silenciado más mías. No podía entender que semejante hombre tuviera que obligar a una mujer a prometerme con él. Cualquiera se querría casar con un tipo así que además de lo carnal, se veía que tenía poder y dinero y una personalidad avasalladora. Era un ideal masculino en toda la regla. La parte caballerosa mezclada en perfecta sincronía con la canalla y oscura. Sus ráfagas poderosos así lo hacían ver y no entendía cómo estaba exigiendo algo que debía tener a sus pies voluntariamente y en más de una ocasión. Más de una mujer, incluso más de un hombre podían querer ser suyos, sin compromisos incluso. —Aunque no lo entiendo tengo que aceptar —dije segura de que no tenía opción y menos aún sin documentos para irme del país —, seré tu prometida per necesito que me dejes trabajar para hacer el dinero de poder reírme cuando nuestro acuerdo acabe. Por favor —negó ante mi súplica. —Tú único trabajo soy yo. De