No pasamos mucho tiempo en el arroyo, de improviso las nubes grises estaban sobre nosotros y corrimos hacia la casa.Besarlo, ahora dio un cambio en mí, sin embargo, había una espina gruesa que debía quitarme de la mente y esa era Cecil.En cuanto llegamos a la casa, chorreantes por el agua, pegué mi espalda en la puerta de la entrada, intentando calmarme por los sofocos de la carrera.—Tengo una pregunta—inhalé, él enarcó una ceja, estaba sonriente a pesar de la lluvia—¿Qué hiciste con Cecil?Su boca se convirtió en una línea.—Eso no tiene importancia.—La tiene para mí.—Cecil no tiene ninguna importancia para mí.Su renuencia hizo que mis latidos se detuvieran y una electricidad me recorriera la espalda.—Tú—me aclaré la garganta, sentí que el color rojo inundaba mis mejillas—¿tú te acostaste con ella?—¿Qué?—No pienso repetirlo—la voz me tembló.—Por supuesto que no—chistó estupefacto—, nunca haría tal cosa.—¿Entonces qué sucedió?Apretó la mandíbula y miró hacia un lado.—Yo—r
Me sentía completamente alucinada.Aidoneo respiraba con dificultad y aún mantenía esa sonrisita, me tenía a su regazo.Estiré mi mano hacia su rostro, acariciándolo lento con mis dedos, me levante sobre mi codo y lo observe.—¿Qué sucede, cara?Sentí que las mejillas me dolían por la estúpida sonrisa que aún mantenía, me agache para capturar sus labios, él me recibió, deslice mi cuerpo ahuecándolo en el suyo, enrede mis dedos en su camisa hasta bajar por su abdomen y topar con la hebilla de su pantalón, sabía que mis dedos eran torpes, pero definitivamente mi mano temblaba con nerviosismo, con ambas manos quite la hebilla de su cinturón y me deshice de su botón bajando la cremallera,Su mano apareció entonces y sostuvo las mías.—No—dijo en mi boca y se alejó.Intenté contener mi respiración y lo observé sentarse al borde del diván, en silencio comenzó a arreglarse.—No lo haremos—dijo.Sentí algo extraño en mi pecho, un dolor punzante, la sonrisa se me desvaneció.—¿Qué? —solté con
A veces tienes que jugar sucio para poder llegar a lo que quieres, de cierta forma he sido una “niña buena” durante el resto de mi vida, exceptuando los arranques, berrinches y manipulaciones, estoy consciente de que los he hecho, no tengo perdón en ello, pero han sido pequeñeces.Esta vez necesito ser muy astuta.Me estoy vistiendo para las clases y he decidido ser algo drástica, solo un poco, enrollé mi falda hasta llegar al muslo, doblé un poco mis medias para que mis piernas se expusieran un poco más, desabotoné mi camisa dos botones y me deshice de la corbata, con una sonrisa maliciosa bajé a saltos las escaleras para ir a desayunar.—Estas de ánimo—sonrió Blanche mientras me dejaba el cuenco de mi avena con frutilla.—Me siento muy bien hoy, nana.—Parece como si no te hubiese visto en mucho tiempo —me miró curiosa.Ayer me salté las clases de cocina, alegué que había olvidado terminar un par de tareas y me encerré en mi habitación, afortunadamente tengo el balcón con mirada hac
Un estallido de carcajadas nerviosas salió de la garganta y miré a mi nana.—Estoy hablando enserio—dijo con seriedad, su boca se frunció en esa mueca de disgusto.¡Ah, debía andarme con cuidado!—No entiendo lo que dices, nana—hice más esfuerzo de trabajar en guardar las sodas de lo que parecía—él es mi profesor.Se acercó para limpiar unos vasos, demasiado cerca de mí.—Un profesor que está bastante interesado cuando se trata de ti—directa, claro, la idea ya le había rondado en la cabeza, imbécil Dony, era tan evidente.—No—negué rápidamente—no creo que sea el caso—fingí calma—soy su alumna, nana y vivimos en el mismo lugar…aunque claro él es más un invasor—me reí y ella no evitó sonreír también—¿por qué lo preguntas nana?Cuidadosa, demasiado cuidadosa.Pero nana no lo dejo así.—Me da la impresión de que se preocupa demasiado por ti.Me reí aún más.—¡Hay, nana! —le regañe—tú también te preocupas por mí, ¿Qué hay de malo con que ese profesor se preocupe?Nana soltó un suspiro bajo
Explícitamente vi el reaccionar de un cuerpo masculino a la hora de su culminación al éxtasis.Segundos que parecieron eternos, viéndolo fijamente, no podía hablar, no podía moverme si quiera, miraba fijamente la mano que sostenía su miembro.Quería decir algo, pero ¿qué?La visión que tenía ante mí, desapareció entre sus calzoncillos, y se levantó rápidamente de la cama.—¿Qué haces aquí?Me quedé embelesada, intentando comprender lo que me estaba pasando.—Yo… yoTenía el pulso acelerado, intenté incorporarme, pero él fue más rápido, me tomó por los hombros y me levantó del suelo.—¿Qué acaso no sabes tocar? —tenía la respiración acelerada, y tomaba bocadas de aire.Intenté comprender la reacción de mi cuerpo, el toque de sus manos me erizaba la piel, mis pezones me punzaban bajo la tela.—Estaba abierto—protesté.—No debiste entrar—jadeo muy cerca de mí.—¿Cómo podría saber lo que hacías? —la voz me tembló, con nervios, estaba demasiado cerca de mí—¿por qué…?Frunció los labios en
—Fiesta por la noche en casa de Phoebe.—Fiesta, estás invitada.—Toma, fiesta por la noche.Eve, Kim y yo repartíamos folios con mi nombre y la dirección de la fiesta, era de locos realizar una fiesta ahora, mucho más porque nunca había hecho una, pero todo quedaba completamente maravilloso, uno, tenía permiso, dos, Blanche y Cecil no estarían.Todo había quedado perfectamente calibrado, la banda, la comida y reservas de alcohol.Un día, solo quedaba un día. El viernes se corrió el rumor rápidamente y todo mundo estaba entusiasmado por la idea de la fiesta. Aquí en la escuela, la división de estatus era demasiado palpable, chicos ricos, chicos menos ricos, los pachecos, los que se creían mafiosos, los intelectuales, los de diferentes clubs, en fin, toda esa diversidad y vaya que todos estaban bienvenidos, aunque no los conociera.Me levanté temprano el sábado para que el jardín se arreglara para la plataforma de la banda, tiras de luces desde lo alto de la plataforma y que caían haci
¿Qué si me duele?Me duele muchísimo.Al caminar, no quiero parecer incomoda, me sentí extraña, pero feliz, sentía que algo en mi va a explotar de alegría, conteniéndome por completo.Caminé hacia la fiesta, de nuevo, no sabía qué hora era, la fiesta estaba en su punto, chicos saltando y bailando, bebiendo e incluso, en un rincón alejado había chicos “tocando”, hacían un poco de tonterías a causa de la hierba.Busqué entre los chicos a Gabriel, pero no lo encontré en la pista, encontré a Kim bailando.—¡Hey! —chistó ella —¿Dónde estabas?Tragué en seco.—El profesor Rossetti nos encontró a Gabriel y a mí en la biblioteca.Kim me miró fijamente, como escrutándome.—¿Pasó algo?Sentí un poco de nervios, me rasqué el brazo.—No… se puso furioso cuando vio a Gabriel conmigo, besándonos —susurré —lo sacó a la fuerza a Gabriel y me esperé al regaño.—¿Por qué tienes otra ropa?—¿Eh? —miré hacia abajo, solo me había puesto un jean —mí, mi falda estaba sucia.Sí, claro, estaba sucia por... no
Me sentí un poco mal cuando le ordené al grandote sentarse en la parte trasera de la limo, mientras me entretenía colocando música en el transcurso del camino a la escuela.Bajé del auto dándome palmaditas mentales en la espalda para tranquilizarme por aquella discusión.Aunque se disipó totalmente cuando entrando a la escuela, los chicos me recibían con ovaciones, todo mundo me saludaba y elogiaba la gran fiesta, así que me regodee de lo lindo hasta llegar a la primera clase.Las chicas también estaban gozando de las atenciones y de los intentos furtivos de intercambios de bipeos.Cuando al fin llegamos a clase de literatura, los intercambios de miradas secretas entre Kim y Eve me ponían de nervios.Entramos al aula entre risillas, Gabriel y los chicos ya estaban en sus lugares.—Ah, llegaron las reinas de la fiesta —bramó Hugo acaparando el lugar de Eve.Al parecer las estrategias de la fiesta hicieron buenos resultados.—Y habrá muchas más —contestó Eve atenazándole un golpe en el