Despertarse una lluviosa mañana de domingo con resaca, después de dos noches seguidas durmiendo poco gracias a las charlas con las chicas, noches de bocatas, dulces y vino, mucho vino. El cuerpo y la mente de Mía necesitaba resetearse urgentemente, dejo una nota a las chicas, avisándoles que regresaba al apartamento. Una hora después, un taxi la dejaba frente al edificio. Una ducha relajante, un batido de frutas y un relajante sofá era lo único que necesitaba. En realidad no, no era eso lo que necesitaba, necesitaba a Hugo, darse cuenta de lo mucho que le hecha a de menos, empezaba a pasarle factura, porque emocionalmente su mente empezaba a controlar su estado emocional, subiéndola en un bajón sentimental difícil de controlar. - Ahora o nunca Mía, - se dijo a sí misma, cuando una idea paseó por mente. Se plantó unos vaqueros desgastados, una camiseta negra, sudadera con capucha azul y deportivas. Cogió una caja que guardaba debajo del fregadero desde hacía meses, las llaves, el móvi
No se que hora era cuando me desperté, recuerdo, que olía bien, mis fosas nasales se inundaron de olor a rosas, lavanda …. Y bacon? Café? Al abrir los ojos, reconocí la habitación, no tanto la ropa de cama, sábanas color blanco y edredón gris. Baje de la cama descalza, observé, sobre la mesilla había un jarrón con flores frescas, y el tocador estaba lleno de velas aromáticas, decoradas y alineadas en forma forma de corazón. Eso me hizo sonreír. Pese al olor a comida, y el ruido que escuchaba en la cocina, me dirigí al cuarto de baño, mi vejiga no aguantaba más. Al abrir la puerta, me sorprendió, primero el bonito color azul de los azulejos, no me puede resistir a esa bañera llena de sales aromáticas, me desnude y me sumergí dentro. Cerré los ojos, me relaje tanto que no escuché abrir la puerta. - Veo que no has podido resistirte - comentó Hugo apoyado sobre la puerta del baño. -no dije nada, simplemente le miré, no se como le miré, ni lo que él vio en mis ojos, acto seguido se desnud
Realmente no fui consciente de todo lo que estaba sucediendo hasta que aterrizamos en el aeropuerto de Italia. Después de que Hugo me pusiera al día de todo lo que se nos avecinaba, es cierto, que conocer a Venchi me transmitió calma, ese hombre sabía lo que se hacía, sin duda alguna. No puse objeción alguna con nada de lo que tenían planeado, en dos días, organizaron el viaje a Islandia para mi familia, verles partir fue duro. Porque a pesar de querer quedarse, sabían que alejándose nos facilitaban las cosas. Con Lina y Gina fue diferente, a Gina fue imposible convencerla, se quedó con Michael. Los dos serían nuestro contacto y nuestros ojos mientras nuestra estancia en Italia nos mantenga alejados. Con Lina fue diferente, se debatía entre quedarse e irse, gracias a Dios su instinto de madre y el miedo de poner en peligro a su familia, le llevó a tomar la mejor decisión, marcharse junto a Robert. El plan de Venchi era pasar desapercibidos en Italia, por lo que Hugo organizó un viaje
Deje dinero sobre la mesa para pagar los desperfectos del apartamento, a los dueños no les haría gracia encontrarse los muebles rotos, solo espero que sea suficiente para que no interpongan una denuncia contra nosotros por vandalismo. Salí corriendo del apartamento dirección a la Plaza de España, cuando llegue a lo alto de las escalinatas, enseguida localicé el coche, a pesar de ser ya de noche, baje discretamente para no llamar mucho la atención, ese lugar era un punto de encuentro turístico muy famoso en Italia, por ello estaba siempre muy concurrido de turista. Me acerqué al coche y vi a Mía en el asiento del conductor.- todo bien? - dije al entrar al coche, apena la mire medio segundo, acto seguido, alguien desde la parte trasera del coche, me apuntaba con una pistola, mientras otra persona cubría mi cara con una capucha. - Mía! - no contestó, simplemente puso su mano sobre la mia. Nos empujaron a la parte trasera del coche, y digo nos, porque en cuanto nos sentamos en el asiento
En aquella pantalla de televisión estaba mi vida entera, mis hijos, mi nieto, la familia que había construido toda mi vida, mis amigos, en un instante el muro de ladrillos de protección que había construido alrededor de ellos, cayó de uno en uno frente a mis ojos. Cinco largos minutos donde vi cómo llegaban y se instalaban en Islandia. Enfurecí, no se merecían vivir en el mundo tóxico que Mat había dejado a nuestro alrededor. Como no pude darme cuenta de sus negocios turbios? Mire a Hugo, no vi temor en sus ojos, me pidió calma con su mirada, juro que la busqué dentro de mi, pero no encontré un ápice de calma. Me plante frente a Nicolasa. La abofetee, no una, sino dos veces. Acto seguido me vi sujeta por dos de sus hombres.- Mi familia está al margen de todo esto, Nicolasa, soy persona, mujer, pero ante todo soy madre! - exclame enfurecida. - la familia no se toca! Acaso no has aprendido nada de los valores italianos de tus antepasados? - soltadla! - ordenó ella. - Fuera, los dos! Ya
Nuestra llegada a Japón fue más tranquila de lo esperado, viajamos en el avión privado de Nicolasa, ella con doce de sus hombres, Mía, Venchi y yo, ya en Japón nos esperaban cuatro de mis mejores amigos del ejército, Luis, Will, Josua y Klaus. Ellos se habían adelantado un día antes, para hacer el seguimiento a la familia Shionchy, además fueron los encargados de conseguir las armas, los equipos de seguridad, protección y comunicaciones para todo el grupo. La idea era dividirnos en tres grupos, cada uno de los cuales se alojaría en diferentes zonas de Japón. El grupo de Nicolasa se hospedaría en una casa alquila en Hakuba, a sesenta kilómetros del aeropuerto. Nosotros lo haríamos en un apartamento en pleno Tokio. El tercer grupo sería la familia Lim, quienes estratégicamente se situarán en una de las naves del puerto. Cuanto más pasaban las horas, más me parecía todo una locura, un mal sueño. Varios coches de alquiler nos recogieron en el aeropuerto privado, tardamos una hora en lleg
No baje la guardia, ni siquiera me relaje, dominar mi miedo para dejar de sobre proteger a Mía fue lo más difícil a lo que me enfrentaba cada día. Ser egoísta a nunca fue uno de mis defectos, acepté su libertad. Lo cual provocó un cambio en ella, comenzó a involucrarse en las decisiones, organizábamos salidas cada día, turnándonos, salíamos siempre en parejas, de dos en dos, nunca solos. Decidí no ser yo quien hiciera las primeras redadas con ella. Pese a la situación, ella intentaba asumir cada orden con una sonrisa, decidimos que tanto ella como Gina, cambiarán su aspecto, Mía se colocaba una peluca rubia de pelo corto, mientras que Gina, usaba una peluca pelirroja de pelo rizado y corto, vestían siempre de negro, para pasar desapercibidas. Los dos primeros días nos concentramos en que conocieran principalmente Tokio, cada calle, cada transporte público, lugares estratégicos donde poder refugiarse y pedir ayuda en caso extremo. El tercer día, nos centramos en el trayecto del apartame
No se como llegamos a esta situación, unos minutos más tarde me encontraba frente al furgón, en un callejón sin salida. Agradecí a Dios que el vehículo no hubiera arrancado, visualicé a los dos japoneses subiendo al furgón. - Veo que estás dispuesto a cumplir tu amenaza - comentó irónico el japonés - No fue una amenaza, sino una sentencia. - afirmó Mario mientras los dos hombres bajaban del vehículo. En el interior del vehículo la japonesa arrastraba a Mía hasta el centro del auto. - Ven aquí! No querrás perderte el espectáculo? - Mía forcejeo con ella, en un leve impulso de no obedecerla, finalmente claudicó. Busco a Hugo, lo que vio no le tranquilizo en absoluto, Mario portaba una katana en su mano izquierda, y dos cuchillos en la derecha. Su cara estaba desencajada, tensa, en inexplicablemente transmitía una serenidad aterradora. - Crees que me dan miedo las amenazas de un simple periodista? A ella no puedo matarla, pero a ti, para ti tengo carta libre para divertirme como yo qu