CAPITULO 55

Sebastián siempre cuida y mima a María, él le cumple todos sus antojos y caprichos, incluso los niños han adoptado la idea para evitar ver llorar a su mamá. Él es el esposo perfecto: amable, dulce y cariñoso, y los niños también son así, los mejores hijos para María.

 Ella se sentía tan feliz y afortunada que se preguntaba qué había hecho para tener tanta felicidad, y le pedía a Dios que fuera para toda la vida. Sebastián había salido a comprar helado para María, ya que se le antojó a media noche. Mientras Sebastián manejaba, escuchó su teléfono y al mirar quién lo llamaba, sonrió. Él contestó: "¡Cariño! ¿Todo bien?", preguntó Sebastián. "¿Ya vienes, amor?", le preguntó María. "Sí, estoy cerca de casa. Dentro de diez minutos llegaré, mi reina". "Date prisa o el helado se derretirá, mi príncipe. Además, Santiago, Miguel y yo nos morimos por probarlo". "Enseguida llegaré, sean un poco pacientes. Diles eso a mis dos bebés", respondió Sebastián con una sonrisa.

Finalmente, Sebastián llegó
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