Capítulo siete
Un antes y un después
Esa pregunta ronda en mi cabeza por varios minutos. ¿Estaré lo suficiente enamorada para dar un paso tan importante como lo es el casamiento? ¿Es Tony el hombre con el que quiero pasar el resto de mi vida? Esas y muchas más preguntas me hago, pero creo que la más importante es, ¿por qué me paré a preguntarme esto ahora?
¿Me afectó tanto mi día al lado de ruso? ¿O son preguntas que siempre estuvieron ahí y yo las había ignorado por completo?
Decido salir de la tina porque ya parezco una pasa de lo arrugada que estoy. Mientras voy secando mi cuerpo sigo pensando en todo lo que ha ocurrido en tan solo un día.
Hoy Tony me mostró un lado de él que no conocía y creo que es hora de que él conozca esa parte de mí que dejé atrás después de la
Capítulo ochoUn clavo saca al otroDespués de lo que creo que fue una interminable y tortuosa hora, Alana termina. Al mirarme al espejo, apenas puedo reconocerme.Mis ojos pardos lucen más vivaces y pícaros con el maquillaje en color blanco y gris que me hizo una de las muchachitas que trabaja en el salón.Mi largo pelo negro azabache fue remplazado por una corta melena de color rubio platino, finalizando con un extrovertido peinado que deja ver el tatuaje de una corona que me hice cuando mi tía murió.— Muchas gracias, Ala —la abrazo una vez más llena de júbilo. Simplemente ha superado mis espectativas.— No me tienes que agradecer nada —replica ella—. Sabes que conmigo puedes contar para lo que sea y dile a la sin vergüenza de mi sobrina que me venga a visitar más a menudo. Tú también —añade a modo de reprimenda—, estamos cerca y jamás vienes.— Te prometo que ve
Capítulo nueveTrato hechoEl ruso da la vuelta y antes de montarse en el auto hace algo que me sorprende:— Adiós, Anthony, gracias por dejarla libre para mí. Te mandaremos una foto de nuestro día de diversión.Joder con el neandertal. Es mejor que yo en este juego. Eso solo me saca una sonrisa.Se sube a toda prisa, hace rugir el motor, quemando un poco de gomas y sale disparatado por la carretera.— Pero qué fanfarrón eres —río al mismo tiempo que niego con la cabeza.— Para eso me escogiste a mi, ¿no? —aunque pregunta, ambos somos conscientes de qué conoce la respuesta—. Para darle celos a quien supongo que ahora es tu ex.Me remito a sonreír con suficiencia y al parecer, con eso le hasta.Después de unos minutos llegamos a la empresa y veo al señor Weyler en la entrada. Él, junto al resto de los ejecutivos, se queda mirando el grandioso auto y el ruso como todo un fanfarrón
Capítulo diezQue comience la cacería— Señor Weyler, ¿hay algo qué hice mal? —inquiero confundida. Me he quedado de piedra con su declaración—. ¿Hubo algún fallo en la reunión de hoy? Ay, por Dios —me llevo las manos a la cabeza de forma trágica—, ¿me equivoqué al darle las carpetas para la reunión? Claro pero que tonta fui —comienzo a desvariar. Con lo despistada que soy no dudo nada—. Ayer con mi apuro no preparé todo bien para la reunión. Lo siento, señor, le juro que no volverá a suceder...Su risa ronca me interrumpe de manera repentina—. Para, mujer. Te has hecho una historia en la cabeza. No te preocupes, todo salió como estaba previsto en la junta. Y lo que te dije de que estaba molesto, era una broma —añade como si nada.&
Capítulo onceUna cita y un besoEn recepción, mi amiga me recibe con una pícara sonrisa—. El papacito del baño espera por usted, señorita afortunada.— Nos vemos más tarde Hannah, no te arregles sin mí —le tiro un beso y me dirijo hacia el centro de atención.Salgo como puedo de la empresa, pues todos se han acumulado a su alrededor como moscones y me cortan el paso. Incluso tengo que empujar a varios.«¡Pero qué público tan grande tiene el ruso!»Al llegar hasta él, me lo encuentro hablando con Cristina Meyer, la jefa de marketing de la empresa. Es una rubia oxigenada con un cuerpo perfecto a base de silicon. Tiene más cirugías estéticas en su cuerpo que cabello en
Capítulo doceLas consecuencias del alcohol«¡Me está besando!»Esa frase es lo único que mi cerebro puede procesar. Nunca había probado algo tan dulce. Su sabor me embriaga y me derrite al punto de estremecerme por dentro. Muerdo sin parar y cuando se termina, pasa su pulgar por mi labio inferior, limpiando los restos del impresionante y adictivo chocolate que pasó de su boca a la mía.Al terminar de limpiar, se mete el dedo en su boca, lo succiona y... creo que mis bragas están empapadas.—¿Disfrutaste el chocolate? —asiento anonada aún con esa imagen erótica que me está brindando—. Su exótico sabor explota en las papilas y llega a ser tan afrodisiaco que es utilizado muchas veces como estimulante sexual.Me cuesta creerlo, pero es c
Capítulo treceEnfrentamiento de tresAbro la boca para soltar un comentario picante, pero me quedo muda en cuanto la puerta vuelve a abrirse.No puedo creer lo que mis ojos están viendo en estos momentos. Cuanto desearía que solo fuera producto de mi imaginación o de mi ebriedad.Tengo delante a la persona que más detesto desde hace veinticuatro horas, a esa que solo deseo que desaparezca de este mundo.Vine a divertirme, a relajarme con el fin de olvidar su traición, marcar un nuevo comienzo y dejar todo lo malo que me ha sucedido atrás. Quería olvidar mi dolor... y me lo encuentro aquí.Tan chulo y fresco como una lechuga, como si no hubiera destrozado mi corazón. Tal parece que no dejó una relación de tantos años atrás, que no
Capítulo catorceFin de la noche y confuso amanecer—¿Me dejarás conducir algún día este hermoso auto? —le pregunto esperanzada mientras se acerca al coche.—No —responde de inmediato.—Anda, di que sí —dejo escapar una voz aguda de niña pequeña—. Porfis, porfis. Dale préstamelo, te juro que te lo cuido. Hasta que no me digas que me lo vas a prestar no voy a parar. Por fav...—Ya entendí, ¿vale? —interrumpe mi perorata—. Te lo voy a prestar un día de estos, cuando no estés ebria.En uno de mis arrebatos, me acerco y le doy un pico.El me mira extrañado en tanto yo solo puedo esconderme en su pecho. Debo estar sonrojada y él lo único que hace es reírse.—Creo que acabo de cambiar de opinión —alude—. Si quieres tomar, tengo todo un mini bar en mi casa y si no te basta, tienes barra abierta en los doce bares que me pertenec
Capítulo quince Como nunca antes me había sentido Mi respiración se atasca. Él no puede estar hablando en serio. Giro sobre mis pies para plantarle cara y... «Joder con el ruso» Me lo encuentro desnudo y sin una pizca de tela en su cuerpo. Mis ojos se abren de par en par como acto reflejo debido al asombro. Luego, suelto un jadeo al verlo tan cerca de mí y en esas condiciones. Me recreo en barrer con mis ojos los músculos bien definidos. No tiene un solo vello en él y un enorme tatuaje salta a la vista, el cual le recorrre la mano derecha y parte del pecho. ¿Para qué negarlo? Me encanta. Es una jodida obra de arte. Voy bajando la vista y me tropiezo con esa adorada tableta