Connie había despertado de muy buen humor, después de haber pasado la noche en brazos de Adam, había regresado a su casa a media mañana, una larga y tibia ducha la había sacado de combate, durmió quizás un par de horas o, probablemente dos pares de horas, se levantó, comió algo y ya estaba lista para irse con Rita, estaba loca por ver a la pequeña Leslie, tomarla entre sus brazos y llenarla de arrumacos... ¿cómo se puede querer tanto a alguien que acabas de conocer?, no lo sabía, y así era su cariño por Leslie, grande e inexplicable. Después del sustancioso almuerzo, tomó su bolso y las llaves de su auto, se dirigía a la salida cuando se topó con Mirna, una de las jóvenes del servicio. —Señorita Connie, fuera hay una joven que pide verla. —¿Una jóven?— la rubia frunció el ceño. ¿Quién podría ser?, solo tenía dos amigas y evidentemente no era ninguna de ellas. — bien, veamos de quién se trata.—su sorpresa fue enorme cuando se encontró con los ojos de la mujer a la que había golpeado
El teléfono de Gilliam sonó, reclamando la atención de todos, la pelirroja se sobresaltó con el sonido. —Permiso...— pidió sacando su celular y alejándose un poco. Se percató de que era John, conteniendo un suspiro. —Hola— respondió John de inmediato. —Hola, John. ¿Cómo estás? —Muy bien Gil, bastante feliz, mi hermano está mucho mejor, quizás en un par de días lo den de alta, así que todos estamos muy contentos. —Es una excelente noticia— se escuchó la voz de Gilliam llena de una genuina felicidad— estoy muy feliz por ti, John. Aquí también hay buenas noticias, han operado a Diego y tiene un corazón nuevo—dijo llena de emoción. —¡Qué buena noticia Gil!, Lamento tanto no estar allí para acompañarte en este momento tan importante, pero me alegra y me hace feliz saber que al fin Diego estará bien. Lamento no estar a tu lado. —Lo comprendo— le aseguró. —Espero nos veamos pronto, te extraño mucho Gil, me hace falta estar contigo, verte... sé que ya no estamos juntos, pero... me hac
Los días avanzaron con rapidez, y Gilliam estaba feliz de tener a Diego de regreso en casa, tal y como había esperado, el humor de su madre había mejorado muchísimo, sonreía siempre y la dulzura había regresado a ella. Gilliam, se sentía feliz, en aquellos últimos días todo había sido dulzura y cariño, Gisella se mostraba muy cariñosa con su esposo, y dónde alguna vez hubo gritos y reclamos, ahora habían sonrisas y cariños... Si, definitivamente el cambio de su madre se debía a la angustia que había vivido con Diego, y se alegraba que aquello hubiese terminado. Se había reunido en un par de ocasiones con sus amigas, la maternidad estaba resultando agitadora para Rita, pero con ayuda de la niñera y de Hugh, que estaba allí para ella, aquella estaba siendo la mejor etapa de toda su vida. Connie, andaba en una montaña rusa de emociones con Adam, quién ahora se comportaba de manera un poco fría, la pared entre ellos había vuelto... A eso debíamos sumarle que Liam había llegado a pasar u
Después de pasar el día en la biblioteca nacional, hizo un par de llamadas para ir a casa de Rita, la rubia estuvo de acuerdo así que decidieron encontrarse allá. Manejó animadamente, después de pasar nuevamente el día bajo las órdenes de Liliana, se merecía un poco de tiempo para descansar... al llegar, llamó al timbre, quién le recibió fue Liam, con una enorme sonrisa. —Hola Gil, que enorme gusto poder verte, adelante. —Hola, Liam— le dió un beso en la mejilla— también me alegra verte. — juntos se encaminaron a la habitación, dónde estaban reunidos, después de los respectivos saludos y de que Gilliam tomara en brazos a Leila, la niña se durmió en la comodidad del pecho de su tía afectiva. —Yo me llevaré a dormir a ésta princesa— intervino Hugh, tomando a su pequeña hija en brazos—Y Liam vendrá conmigo, así podrán hablar tranquilamente — el trío de amigas sonrieron para luego verlos marcharse.—¿Está todo bien, rubia?— preguntó Gilliam con preocupación. —Iba a hacer la misma pre
Después de pasar mucho tiempo con las chicas y esforzarse sin mucho resultado, por animar a la rubia, Gilliam había regresado a casa, justo a tiempo para lavarse las manos y cenar con la familia. El ambiente era tranquilo y relajado, y Diego se mostraba bastante feliz. Gilliam no podía dejar de agradecer internamente la nueva oportunidad de vida que tenía su hermano. —Gil, mamá ha dicho que éste año si podré ir a la escuela— dijo feliz el infante. —Te lo dije—sonrió la pelirroja— serás el niño más inteligente y aplicado de tu clase...— le acarició el cabello y así siguió la comida, hasta que Gisella dijo;—¿Sigue John de viaje?, se le extraña mucho por aquí. —Si, sigue fuera de la ciudad — sintió la mirada de su padre sobre ella— afortunadamente su hermano ya está mejor. —Qué buena noticia, espero regrese pronto, debes extrañarlo mucho y...—No la abrumes, querida—intervino su padre al rescate, Gilliam le sonrió agradecida, pronto debía tener una conversación con su madre y expli
El evento estaba resultando un completo éxito, Liliana estaba feliz, todos los inversores en la feria se sentían satisfechos, los nuevos autores cumplían con sus respectivas presentaciones y firma de libros, así como con las entrevistas o ronda de preguntas. Sebàstian se mostraba satisfecho ante el buen trabajo realizado, y si lamentaba algo, era el hecho de que se había acabado si tiempo junto a Gilliam, pero no estaba dispuesto a renunciar al placer que conseguía alcanzar junto a la pelirroja. —¡Me alegra ver qué nuestro evento es todo un éxito!— exclamó una satisfecho Liliana. —Así es, la señorita Warren, merece el día libre mañana, ha hecho una gran labor. —La señorita Warren, no es la única que se ha esforzado para que esto saliera bien. — controló su mal humor. —En ese caso— sonrió de manera sombría— asegúrese que todos puedan disfrutar de un merecido día libre mañana. —Eso no es posible —dijo con amargura— después de ésto tendremos que recoger, organizar y...—No sucederá
Lauren se tensó, al escuchar el imponente grito de su hijo, se giró hacia él, con los ojos muy abiertos, una increíble mezcla de emociones y sentimientos se apoderó de ella...Amor... dolor... culpa... tristeza...Su hijo...Allí, frente a ella, después de tantos años, estaba su hijo, su único hijo...—¿Es que no piensas responder?— Sebàstian la miró de forma amenazante—¡Dilo de una vez!, ¿Qué haces aquí?— ambos progenitores se pusieron en pie, completamente tensos y con la preocupación reflejada en sus rostros, y Gilliam sintió tanta tensión en el ambiente, que se le revolvió el estómago. —Puedo explicarlo, hijo mío.— el padre intentó avanzar, pero se detuvo ante la furiosa mirada del hijo, que lo miró fijamente con ojos llenos de rabia, una rabia contenida. —No creo que esto tenga explicación alguna, ¡no puedo creerlo, padre!. Te dije que no quería verla, ¡NO QUIERO SABER NADA DE ÉSTA MUJER!, ¿y tú qué haces?, ¡la traes a este hogar!, ¡¿cómo te sientas a la mesa con quién arruinó
Los ojos de la mujer se oscurecieron y una extraña expresión se dibujó en su rostro, Gilliam sintió como el Sebàstian relajado de esfumaba y tenía de nuevo junto a ella, a un Sebàstian lleno de tensión. Gilliam observó a la elegante mujer; rubio cabello, largo, a media espalda, unos vibrantes ojos azules, una preciosa nariz, labios gruesos, su vestido gritaba "demasiado caro", llevaba joyas, era... realmente impresionante. Una mujer, preciosa, en toda la expresión de la palabra. —Eso no fue muy agradable de tu parte— le dijo con voz tensa. —No he recibido mucha amabilidad o cosas agradables de tu parte, Lucinda Thompson— respondió con tono aspero— si me disculpas— tomó la mano de Gilliam e hizo ademán de iniciar el camino, pero la voz de ella le detuvo. —¿Es tu esposa?, no he escuchado que te hubieses casado—Gilliam la miró a los ojos, los fríos ojos azules le miraron con... ¿celos?, ? resentimiento?—¿no piensas presentarnos?, no puedes ser tan mal educado, Sebàstian. —Hazme un