2. Elijah

Narra Samara. 

Abro mis ojos encontrándome con una luz muy fuerte haciendo que los cierre nuevamente, intento hacerlo otra vez y la vista se va aclarando poco a poco hasta que puedo visualizar mejor lo que tengo alrededor. Lo primero que veo es un techo blanco, lo segundo que puedo notar es que estoy acostada en una  cama extra grande, lo tercero estoy en un cuarto. Este tiene las paredes negras y los muebles en tonos grises y blancos.

Mi garganta está algo ronca y mis labios se encuentran secos, miro mi vestimenta y veo que traigo una camiseta extra grande negra y no la que llevaba puesta. Hago una mueca al intentar levantarme, mi cabeza va a explotar. Me siento en la suave cama y después de unos minutos todo viene a mi de golpe.

Antes de que pueda si quiera intentar pararme y salir corriendo la puerta se abre haciendo que salga de mis pensamientos y me sobresalte. Un chico con tez blanca, cabello negro y ojos avellana se acerca a la cama, yo algo asustada me echo hacia atrás, en un intento demasiado pobre de proteguerme. 

-Tranquila-dice el dueño de la voz-No te haré nada-continua-Soy Mike-Se presenta.

Me extiende una mano y yo me dedico a mirarlo a él y a su mano sucesivamente.

Él entiende que estoy a punto de pegarle y se aleja un poco.

No soy una chica que tenga miedo, o que se asuste fácil, pero estar en un lugar que no conoces, con gente totalmente desconocida en un poco turbio, y me hace dudar de mis capacidades de escape.

Analizo la situación e intentar salir corriendo frente a un hombre que supera el metro ochenta no sería lo más inteligente de mi parte. 

-¡Siento si te asusté! No estoy muy seguro de por qué estás aquí tampoco, simplemente me dieron ordenes-No creo en sus palabras por más amablidad que tengan. Él habla y habla sin parar explicándome quién es exactamente (datos irrelevantes para mí) mientras como algo que trajo, después de hacer que lo probara él, por si estaba envenenado, moría de hambre y no iba a negar que comer algo era lo que necesitaba. Mike es un chico agradable, debo admitir. Es gracioso. Por lo que me ha contado tiene un novio llamado Zed. Mike tiene algunos tatuajes, es moreno, alto y tiene rasgos fuertes y marcados. Después de desayunar,  y charlar junto a Mike, me deja algo de ropa que al parecer es de él y se va diciéndome que me duche y salga. Después de intentar saltar por la ventana unas dos veces me rindo, por miedo a morir en el intento y hago lo que me dijo, me dirijo al baño donde me indicó el sujeto simpatico que no conozco y podrá ser un asesino en serie y me doy una ducha para quitar la tensión de mi cuerpo, todo aquí parece tallado por los mismísimos dioses en cuanto a arquitectura. Una vez lista me coloco la ropa interior que tenía, el pantalón deportivo que me entregó Mike y una sudadera negra. Tomo un cepillo y comienzo a peinar mi cabello teñido de un rubio. Una vez lista y vestida con la ropa de Mike, peinada y sin una gota de maquillaje me dispongo a salir de la habitación, al salir por la puerta de roble negro, me encuentro con un gran pasillo con muchas puertas iguales o similares y al final de este unas escaleras de las cuales provenían ruidos. Me dirijo hacia allí y veo que llevan a una sala extensa y muy amplia, por tanto, los remitentes de las voces aún no se veían, una vez abajo dirijo mi vista a tres chicos que están sentados en unos enormes sillones, entre ellos Mike.

-¡Samara!-chilla Mike-Ven acércate.-Hace un ademán con su mano.

Me encamino hacia él y me siento, dudosa. Estoy algo confundida, delante de mi hay dos chicos. El primer chico es moreno y su cabello despeinado lo cubre con una gorra hacia atrás junto a una camiseta blanca y unos jeans negros, se ve algo bajito sentado. En cambio el otro chico tiene la tez muy pálida, su cabello es blanco y tiene unos ojazos celestes muy bonitos, lleva una camiseta sin mangas negra la cual combina con unos jeans blancos.

-Hola soy, Jace-habla el moreno con una sonrisa amable.

Le dedico una sonrisa forzada y asiento, tensa.

El otro chico me mira.

-Y yo soy Richard-dice también sonriendo. La ironía no tardó en llegar hacia mi, gracias a la felicidad y confianza que tenían conmigo. 

La verdad estos chicos son...agradables. Aunque, me quiero ir.

Ya era de noche y yo quería volver a mi casa, había bombardeado a los chicos con preguntas pero ninguno se dignó a decir ni pio. Iba a amenazarlos a todos hasta que otra presencia se hizo presente en la sala. Un chico con una camisa blanca, tatuajes en los brazos, cuello,nuca, con brazos musculosos y fornidos nos miro a todos serio.

-¡Hermano!-gritó Mike energético-¿cómo estas?-le preguntó rodándole los hombros con su brazo. A diferencia de estos chicos, él tenía los ojos grises, unos ojos bastante intimidantes. 

-Bien-contestó con la vista en mi haciendo que me incomodara-¿Llegó John?-pregunta él.

-No, aún no-contesta ahora Richard-Ven toma asiento-este se sienta y sube las mangas de su camisa. Uy.

-Amigo, ella es Samara-dice Jace sonriéndome.

-Ya lo sé-dice simple-¿Crees que no voy a saber el nombre de la persona que compré?-pregunta extrañado, hasta sorprendido.

Mi cara ahora mismo debe ser un poema.

Los chicos se tensaron rápidamente y me miraron nerviosos. Mis ojos viajaron por toda la habitación y la vista se me nubló. Incredula, atisbó el dolor que sentí. Nunca pensé en oír esas palabras. Solo había leído y visto peliculas. 

Nunca me gusto llorar en público, y no iba a hacerlo, aunque el saber que supuestamente me han comprado y encima una persona completamente desconocida es algo desconcertante. Tengo muchas preguntas en mi cabeza.

¿Donde estaremos?

¿Como estará Helsey?

¿Y mi padre?

¿Podré salir de aquí?

Mis preguntas no tienen respuesta alguna, no encuentro las respuestas, nada cuadra.

¿Quien me vendió? Porque si me compraron quiere decir que alguien me a vendido a estos chicos.

Estoy en un estado de shock y creo que los chicos se percataron de eso ya que han comenzado a zarandearme..

-¡Samara!-grita Mike nervioso-Vamos reacciona.

-E-estoy bien-susurro. Reacciono pegandolé una palmada en la mano de Mike para que no me tocara. 

-Primero, no me toques, segundo, me parece que se quedaron en el siglo pasado pensando que pueden tratar a una mujer como un objeto para "comprarla", lo único que hiciste-Miré al tatuado grandulón-Es tirar tú asqueroso dinero, porque en mi vida diré que le pertenceré a alguien.-

Un carraspeo en la sala hace que nos percatemos que alguien a llegado, interrumpiendo mi discurso. 

En mi campo de visión se hace presente un chico de ojos verdes, robusto y con un traje negro. Este chico tiene tatuajes en todo el cuerpo, o al menos por donde me es visible ver. Ahora que lo veo también tiene un parecido con el hombre que me "compró". 

-John-dice Mike algo seco cosa que me sorprende ya que las horas que he estado con él ha sido una persona amigable-Ella es Samara-dice dirigiendo su mirada hacia mi.

Este ríe un poco.

-Ya lo sé-dice sentándose a un lado de él otro chico que aún no se su nombre.

Todos se sientan en los sillones junto a mi y miran expectantes al chico sin nombre.

-No sé como se llama-le susurro a Jace. Intento sacar información de algún lado. 

Este me sonríe. -Se llama Elijah-susurra nuevamente.

Sonrió agradeciéndole tensa y el nombre Elijah retumba en mi cabeza.

-Bueno-dice el que ahora se llama Elijah-Samara, tú te quedarás aquí-hace una pausa dramática-a vivir-finaliza.

Una carcajada brota de mi garganta al escuchar eso, pero va disminuyendo al ver su semblante serio.

-Maldición-susurró

      =============+=============

Miro el techo de la habitación, pensando en todo lo que acaba de pasar de un día para el otro.

Me vendieron.

Vivo en una gran mansión.

Convivo con unos chicos desconocidos.

No sé donde estoy.

Extraño a mi padre.

Se que debería tener miedo, pero Mike, Richard y Jace me trasmiten confianza... Mentira, quiero escapar cuanto antes.

Salgo dudosa de la habitación y me dirijo escaleras abajo, lo primero que debo hacer es intentar familiarizarme con la gran casa y ver cuáles son los puntos estrategicos para escapar. 

Doy un respingo cuando siento un aliento en mi oreja y una mano en mi hombro. 

-Que haces por aquí Samara-susurra el dueño de aquella voz ronca.

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