MayaMi mente seguía dando vueltas a lo que había sucedido hace unos días.¿Dónde estoy exactamente? ¿Qué están tramando Louis y su padre? Tenía una idea vaga de sus intenciones, pero estaba casi segura de que querían usarme para algún propósito oscuro. Lo que ellos no saben es que soy mucho más peligrosa de lo que imaginan. Ni siquiera yo misma puedo controlar mi poder cuando se desata por completo.De repente, la puerta se abrió y entró esa mujer perturbada, la que tiene la habilidad de robar la identidad de otros. Caminó hacia mí con desdén, y antes de que pudiera reaccionar, se abalanzó sobre mí y me besó. La empujé inmediatamente, sintiendo un profundo asco.—Pronto haré mío al Alfa Valentino —dijo con una sonrisa retorcida—. Solo necesito tomar tu identidad para conquistarlo, y luego lo hechizaré para que jamás vuelva a mirarte a ti, solo a mí.La miré con furia. Estaba delirando si pensaba que Valentino era como cualquier otro lobo.—Me das lástima —dije con desprecio. Mis pala
《Valentino》—Usted es Thalarius? Pregunté, incrédulo.—Así es— respondió, apareciendo frente a mí— ¿Tu quien eres?No podía creerlo cuando veo a Thalarius, el padre de Maya. El estaba muy lastimada y se notaba demasiado joven, sus ojos eran similares a los de mi mujer, sus parecidos era espectacular.—Yo soy el Alfa Valentino, el esposo de Maya.El padre de Maya alzó la mirada queriendo mostrarme miedo. Sin embargo lo miré sin ninguna emoción.—No me importa quien seas, mi hija es una vampira, no eres igual a ella, Cheza no pertenece a los lobos—Nuevamente nos miro, como si fuéramos insignificantes.—¿Usted es el dueño de mi esposa? —le pregunté, con una mezcla de incredulidad y desdén.Thalarius nos observó con seriedad y respondió:—Tú eres solo el alfa de mi hija, nada mas. Pensé que morirías cuando te ataque, lastima que sigues vivo, por esa razón mi hija aún tiene conexión contigo y la he podido alejar. Tenía pensado hacerla que se case con uno de su raza.—¡Eres un maldito! ¿Cóm
Valentino.Al salir de Nocturnia, solté un suspiro cargado de angustia. Mi pecho se oprimía con la incertidumbre de no saber dónde habían llevado a mi esposa. Lo único que me daba algo de consuelo era saber que ella había logrado liberar su poder, aunque en su estado actual no estaba seguro si lo usaría bien.Emilio se acercó a mí, notando mi preocupación.—Valentino, todo va a estar bien, no te preocupes— me animó con una sonrisa. Aunque intentaba inyectar confianza en sus palabras, no podía dejar de sentir que la fe y la esperanza se desmoronaban dentro de mí. La idea de perder a mi mujer a manos de ese supuesto Rey Dante me carcomía por dentro. Sin embargo, no podía ignorar que todo esto era culpa de su miserable padre. ¿Cómo podía permitir que algo así sucediera? Ese vampiro, el padre de mi Luna, había salido a buscarla con varios de sus hombres, pero yo no podía confiar plenamente en él.—Estoy realmente preocupado—confesé, intentando mantener la compostura. —No sé si podremos se
MAYASentía un deseo abrumador de desaparecer. ¿Cómo era posible que los poderes de Dante me hubieran llevado a un mundo donde solo existían monstruos malignos, según él, invocados por mí? Según sus palabras, poseía energías destinadas al mal, y por esa razón, tenía que acabar con todo lo bueno en este mundo.Sacudí la cabeza con desesperación, queriendo lanzarme al abismo y quedarme ahí para siempre. Pero entonces recordé que dentro de mí crecía una vida, mi bebé, y que él debía nacer y crecer fuerte junto a su padre.Caminaba por un lugar oscuro, como un letargo sin fin. No sabía qué hacer ni qué pensar, solo escuchaba las voces y risas de esos seres repugnantes.—¿Qué le hiciste, padre?—Ahora su verdadera yo nacerá —decía Dante.—¿Pero cómo? Si sigue embarazada. ¿No habías dicho que era difícil que recuperara sus poderes?—Sus poderes reales, no sus poderes malignos. Recuerda que la flor lunar tenía dos identidades. He hecho un poquito más para que despertara su parte maligna. De
Valentino.Había notado la diferencia en esta mujer desde el principio. Su rostro era el de mi esposa, pero algo en ella no encajaba. Necesitaba saber quién era en realidad y, sobre todo, qué planeaba. ¿Qué pretende? Thailarius y yo ya lo habíamos descubierto, aunque los demás no se habían dado cuenta. Emilio, sin embargo, se acercó a mí con la intención de preguntarme algo.Antes de que pudiera hablar, lo detuve con mi mente, usando mi poder de clarividencia.—Emilio, no te preocupes. Ya me he dado cuenta de que ella no es mi Luna. Solo debemos actuar como si lo fuera, porque puede llevarme hacia Maya. ¿Entendido?—Entendido, señor Valentino. No se preocupe.Dejé de hablar mentalmente cuando la impostora se acercó y me abrazó.—No sabes cuánto te extrañé, cariño. Estuve muy preocupado. Pensé que tu padre te tenía secuestrada.—Si, pero ¿Cómo te encontraste con él? Yo Te busqué y no te encontré por ningún lado.—Tu padre me dijo que te fuiste de la mansión —respondí, tratando de ocult
MayaLa oscuridad me hacía sentir aún más impotente. Destruir a todos era lo que buscaba el rey Dante, y yo le ayudaría a hacerlo. Me dejaría manipular con tal de lograr mi objetivo, liberarme de sus manos cuando este lista es mi plan. Él me miraba triunfante mientras invocaba al mal.—¿Ves ese peldaño? —me preguntó, y yo asentí sonriendo—. Ahí se encuentra nuestro objetivo, aquel que deberá despertar y con el que cruzaré mi poder para destruir a todos los seres que deseen entrometerse en mis planes.—Haré que todos se arrepientan, majestad—Mencioné con la mirada fija en ese peldaño que sentía una melodía escalofriante en mi interior era como si me llamara y aunque ahora podía controlar mi poder, sentí que ese llamamiento era un mal que deseaba apoderarse de mi sin piedad.—Muy bien, eso es lo que deseo. Que tu poder fluya y despiertes a ese ser con el que me voy a fusionar para acabar con todos los que te hicieron daño a ti y a él. Pronto, ambos mundos serán nuestros —declaró Dante, r
Valentino El miedo que sentí en ese momento era indescriptible. Nunca había visto algo tan aterrador como la transformación de Maya, mi esposa. Verla convertirse en otra persona, poseída por su lado oscuro, me hizo sentir impotente. Sabía que su poder era único, inigualable, capaz de destruir todo a su alrededor si no lograba controlarlo. Cuando vi cómo acabó con la mujer que había robado su identidad, supe que estaba viendo lo peor de ella, lo más oscuro. Y ahora, ese vampiro, Dante, el supuesto rey, estaba siendo controlado por el poder de Maya. Se lo merecía, pensé, por haberla provocado, pero aun así, la situación me superaba.—Emilio, saca a nuestra manada de aquí, inmediatamente —le ordené con voz firme.—Señor, los sacaré, pero usted también debe venir. No puede quedarse aquí —respondió Emilio, su voz teñida de preocupación.Negué con la cabeza, mi mirada fija en Emilio. Jamás dejaría a Maya sola en esto. Ella no tenía la culpa de que esos seres quisieran aprovecharse de su po
Maya.Ya no soportaba este dolor, sentía como si mi cuerpo se estuviera quebrando en mil pedazos. Pero tenía que alejar este poder de mí, sacarlo definitivamente. No iba a permitir que mi hijo sufriera las consecuencias de las ambiciones de aquellos que querían dominar el mundo. Si yo moría, no importaba, pero mi hijo tenía que nacer.Mi cuerpo dolía, ese ser me observaba desde las profundidades, queriendo salir, tratando de consumir más de mi energía maligna. Aún faltaba para completar lo que debía hacerse. Todos estaban luchando a mi alrededor, querían impedir esta batalla, pero mi cuerpo ya no aguantaba más. Dante estaba como loco, tratando de liberarse, pero él iba a ser el primero en ser devorado. Por haberse atrevido a meterse en mi vida y querer destruirme para dominar el mundo, él sería el primero en perder. El mal nunca prevalece, y yo no iba a permitir que este mundo se contaminara más por seres con corazones tan oscuros.Yo era la flor lunar, aquella joven pura, y no iba a d