Renata. Todo esto es un sueño hecho realidad para mí, Armando no iba a fiestas de este tipo, y si es que llegaba a ir yo no estaba incluida, todas las fiestas a las que llegué asistir eran en casa, yo solo salía para visitar a mi familia, desde la muerte de mi madre y hermano esas salidas desaparecieron y me quedé en confinamiento en la casa; pero no quiero seguir recordando cosas tristes, este lugar es mágico. Estamos al final de las escaleras de la entrada de un edificio que tiene pinta de castillo de la realeza, está rodeado por un bello jardín con luces tenues que permite admirar las flores aún bajo la oscuridad de la noche. — ¿Te gusta?.- la voz de Stefan resuena a mi lado, mis ojos se encuentran con los suyos, buena parte de nuestros rostros están ocultos por el antifaz plateado, por un momento se me corta la respiración al verlo, ese antifaz le da un toque de misterio y elegancia a su ya asombrosa presencia, me obligo a concentrarme en su pregunta, claro que me gusta ese lu
StefanNoto a Renata algo tensa, un poco nerviosa, desde lo que pasó hace rato que me ofreció el pastel no me ha mirado a los ojos, me sorprendió cuando me ofreció de su pastel, ella apenada comenzó a buscar otro para dármelo, ni siquiera me la pensé antes de actuar, solo me incliné y tomé el pedazo que ella me estaba ofreciendo, no me interesa si alguien nos miró.— Tendré que irme un momento, tengo asuntos que atender con algunos socios, no te alejes tanto.- me acerco al oído de Renata, se pone rígida un poco, pero asiente, me dedica apenas una mirada y se voltea a enfocarse en su comida. Cuando uno de mis socios que se encuentra en otra mesa se levanta me hace una seña para ir a la mesa con bebidas, me levanto y voy a su encuentro, después llega otro hombre más. — ¿Cuándo será la entrega?.- el hombre me suelta en cuanto me acerco, me inclino para servirme algo. — En dos días, ya tengo la confirmación de la llegada de la mercancía por parte del proveedor, Alessandro se encargará
Renata. Estaba de lo más tranquila disfrutando de la mesa de postres, que por alguna extraña razón nadie le ponía atención cuando de pronto llegó un hombre a mi lado para mirar los postres. — Todos se miran muy ricos, verdad.- me volteo para confirmar si me habla a mí o está conversando con otra persona que yo no logro ver a su lado, pero sin duda me habla a mí, no puedo evitar mi entusiasmo al responder.— Sí, están deliciosos. — Mucho gusto, soy Raúl.- El hombre me tiende la mano y se voltea para verme, hago lo mismo— Alison.- sus ojos se quedan clavados en los míos, después estudia mi rostro, comienzo a sentirme nerviosa de que quizás me reconozca, aunque eso es muy poco probable. — Que hermosos ojos tienes, son de un color tan exquisito como un buen whisky Es ahí cuando me doy cuenta de su mirada, de sus intensiones, él me mira de la misma manera que los amigos de Armando, igual que Rick, con lujuria, no quiere ser amistoso quiere arrastrarme a su cama, en ese momento aparto
Estoy aterrada y no por el hecho de pensar que puedo morir, jamás le he tenido miedo a la muerte, me aterra pensar que sin duda Armando esta tras de esto, que si nos atrapan va a descubrir que estoy con vida, estar en manos de Armando es un destino peor que la muerte. De pronto los dedos de Stefan que se mantienen en mi boca por si se me ocurre gritar comienzan acariciar mi rostro ligeramente tratando de darme calma, mis ojos buscan los suyos, pero su rostro imperturbable y mirada asesina está dirigida a la puerta, en espera de que solo abran la puerta para lanzarse y atacar, los pasos ya están bastante cerca. — Se fueron... - otra voz dice desde otro lado de la habitación. — ¿¡Qué?! ¡Como que se fueron!. — La ventana está abierta, usaron la cortina para bajar, ¡vamos! Con suerte los encontraremos tratando de brincar por la parte más baja de la barda. Sus pasos se alejan, cada vez se escuchan más distantes, en ese momento me permito relajarme un poco y respirar con algo de tranqu
Me quedo sin aire por un momento y después me veo obligada separar los labios para tomar la mayor cantidad de oxígeno que me sea posible, aún con la cara ardiente me esfuerzo por negar lo que claramente es verdad.— Eso no es verdad...La luz de la luna es lo suficientemente intensa para lograr apreciar como se levanta una ceja de su atractivo rostro y se acerca a la barra donde estoy, con cada paso se me aceleran los latidos, se para al lado de la barra y deja ahí la botella, no voltea a verme. — Bueno, en ese caso te recomendaría que te marcharas a dormir a tu habitación, si no, terminaré lo que comencé en este lugar aquella noche... Se me seca la boca, mi cuerpo está descontrolado y me pide a gritos lanzarme a sus brazos y dejarlo hacerme lo que quiera, el orgullo me gana por un momento y me doy la vuelta para alejarme, pero la poca valentía cortesía del alcohol que tomé esta noche me grita que no me resista, quiero esto tanto como sé que él lo quiere, esta vez no está ebrio, es
Me permito deleitarme con su varonil y perfecto cuerpo frente al mío, me falla la respiración en ocasiones, a penas estoy recomponiéndome de lo que sea que me pasó. La mirada de Stefan es tan intensa, abrazadora y vivaz.— Ven aquí. Se aparta de mi cuerpo y me tiende una mano para que me ponga de pie, él comienza a depositar besos en mi cuello, cierro los ojos absorbiendo todo el placer que me provoca y comienza a despertar en mi cuerpo de nuevo, sus manos se van a la cremallera lateral del vestido, tomo aire al sentir como comienza a bajarme las mangas, dentro de poco el vestido caerá al suelo y yo estaré totalmente desnuda frente a él. No es mi primera vez, no es mi primer encuentro sexual, pero siento como si lo fuera, esta experiencia, todo lo que estoy sintiendo, el trato que él está teniendo conmigo es algo nuevo e inexplicable. La ropa cae al suelo, estamos tan cerca el uno del otro, ambos sin ropa, exponiendo nuestro cuerpo al otro. Volteo a ver a Stefan, pero en cuánto nue
El canto de las aves llega a mis oídos, además del sonido de los aspersores que riegan el césped cada mañana, siento los músculos de mi cuerpo algo entumecidos y curiosamente mi cabeza parece subir y bajar con suavidad, poniendo atención mi mejilla se siente muy tibia; abro los ojos poco a poco, lo primero que noto es piel, piel firme y bronceada, los recuerdos me sacuden la cabeza, las imágenes de anoche se cuelan sin permiso, muevo la cabeza lentamente para ver arriba, ahí está él.Stefan duerme tranquilamente, su respiración es suave y tranquila, me separo con cuidado y lentitud de él, tiene su brazo sobre mi cintura, me apoyo en uno de mis brazos, me permito observar su atractivo y varonil rostro en ese estado de completa relajación, un escalofrío me recorre el cuerpo al llegar a sus labios, labios que tuve sobre los míos y por toda mi piel.Me doy cuenta de que estoy desnuda... estamos desnudos, esto era más del estilo de Alessandro, pero me escabulló con lentitud para irme, no
Stefan. Por más que quisiera volver a estar todo el día con Renata en la habitación tengo asuntos que atender, pero lo que si puedo hacer es apurarme lo más que pueda para regresar a encerrarme con ella.Estoy revisando algunos documentos relacionados con el envío de armas que viene y necesito coordinar la entrega que se realizará mañana, de pronto un ligero toque en la puerta me hace levantar la cabeza, posiblemente una de las empleadas. — ¿Si?.- respondo con molestia, no me gusta que me interrumpan cuando estoy trabajando, la puerta se abre, una maraña de cabello rojizo y unos bonitos ojitos color ámbar se asoman. — ¿Te molesto?.- cambio mi tono de voz, mi semblante he incluso mi postura. — No claro que no, pasa... ¿Estás bien?.- ella evita mirarme directamente a los ojos.— Sí, es solo que... estoy aburrida, creo que quedé demasiado dependiente a la compañía de Alessandro ¿Puedo estar aquí? Prometo no molestar. — Tú no molestas rojita, claro pasa, estoy revisando unos document