Tobías —Ahórrate el discurso Tobías—, Isaac aparta sus dedos de mis labios y suspiro con desilusión contenida—. No imaginas cuanto detesto el maldito sermón de "puedes contar conmigo, te apoyaré en lo que necesites". La gente es hipócrita y esas frases son típicas de gente falsa—, una risa seca escapa de sus labios—. Si necesitara de tu apoyo te lo pediría, pero un crío como tú no puede ser apoyo para nadie, ni siquiera puedes lidiar con tus propios demonios.Guardo silencio ante sus palabras, de todas maneras no hay nada que pueda opinar al respecto. El tiene una clara imagen respecto a mí, nada de lo que diga o haga va a cambiar su manera de pensar. Para Isaac solo soy una pesada carga con la cual debe lidiar día tras día y creo que jamas entenderéel motivo por el cual decidió hacerse cargo de mi. Un silencio incómodo reina entre ambos, de pronto comienzo a sentirme fuera de lugar y solo puedo pensar en irme. Deseo tener el valor para levantarme de la cama y salir de esta habitació
Tobías Me giro entre sus brazos quedando frente a su rostro, alzo mi mano acariciándole sus mejillas con el dorso de la misma. De pronto un pensamiento algo iluso se ancla en mi mente. ¿Realmente piensa en el tal Vincent, o solo es una excusa para no asumir que le gusto? Sonrío ante tal suposición, sé que no debo hacerme ilusiones con Isaac, pero es una posibilidad y el pensar en dicha opción me reconforta, haciéndome sentir un poco menos miserable. A veces tenemos la verdad frente a nuestros ojos, pero preferimos engañarnos. En ocasiones la verdad lastima y es mejor mentirnos a nosotros mismos. Imaginar que Isaac tiene sentimientos por mí me resulta agradable y en cierto punto me enternece pensar que inventó toda esta treta para estar conmigo. Esta realidad que forme en mi mente es mucho mejor que asumir que fuí usado para reemplazar a su hermano menor, quién al parecer no corresponde sus retorcidos sentimientos.Ya es tarde, la lluvia se ha detenido completamente y una que otra go
TobíasVincent me examina con la mirada, con ojos afilados me recorre de pies a cabeza. No sé qué pretende con su acción, pero comienza a molestar su actitud tan petulante. Se que me estoy haciendo una mala impresión sin conocerlo, pero la primera impresión siempre cuenta.— ¡Hola! Tú debes ser Tobías, ¿verdad?— Aprieta mis mejillas con fingido entusiasmo y repito, su actitud es agobiante – Ya eres todo un hombre y cada día te pareces un poquito más a tu padre. Eres tan guapo como Sebastián.Cierro mis ojos debido al agarre del contrario, tratando de contener una mueca de fastidio. De pronto sus palabras me enorgullecen, esbozo una amplia sonrisa al pensar en mi padre. Estoy seguro que si aún viviera me esforzaría día tras día para hacerlo sentir orgulloso, además él me protegería de todo y todos, sin duda mi vida sería tan diferente a como lo es ahora.—Gracias—, es mi escueta y seca respuesta. No sé qué más decir después de todo. Me aparto de la puerta cediéndole el paso.— ¿Dónde e
IsaacNo entiendo que demonios pasó por mi cabeza al momento de invitar a Tobías de compras. No me parece en lo absoluto una buena idea sacarlo de aquí. Solo serán un par de horas, pero es tiempo más que suficiente para que sucedan demasiadas cosas. Deberé mantenerme alerta, no podré permitir que se aleje de mi lado, no puedo confiar en él y bastaría un descuido para que huya y eso me traería serios problemas. Sin embargo, no me queda de otra alternativa, no después de que Vincent trajera ese montón de basura. ¿En qué estaba pensando cuando decidió traer esas cosas para Tobías? Me atrevo a decir, que pensar mal de mi hermano no es una opción viable para mí, una buena explicación a detener al respecto.Vincent siempre se ha caracterizado por ser un chico dulce, atento, gentil, esas virtudes fueron las que en su momento me hicieron enamorarme completamente de él. Ambos somos tan distintos, tuvimos la misma formación, sin embargo, los golpes de la vida nos afectó de distintas maneras.A
Se acomoda en el asiento trasero, sus movimientos son bruscos y aún mantiene el ceño fruncido, me echo a reír por su infantil actitud, después de todo solo es un crío. Me siento satisfecho, al menos es un chico astuto y no tuve que repetir una vez más las reglas. Por un momento pensé que debería recordale los detalles.Entro al vehículo e inmediatamente me abrocho el cinturón de seguridad, lo pongo en marcha y emprendo el largo viaje hacía la ciudad. Inmediatamente abre la ventanilla, el viento frío le da de lleno en la cara desordenando aún más su desastroso cabello. Este chico no solo necesita ropa, también le vendría bien un corte de cabello aunque en esta ocasión no será posible.Enciendo el reproductor de música para luego darle todo el volumen, comienza a sonar "No queda luz" de Melek Mosso, no me sé la letra sin embargo comienzo a tararearla de igual modo, era la canción favorita de mamá, escucharla me recuerda demasiado a ella. Pensar en mamá es algo grato, una calidez envuelv
— ¿Ahora a donde iremos tío?— Ladea su rostro observándome con atención. — ¿Recuerdas que te daría una sorpresa a mí regreso?— Acelero el paso, honestamente deseo terminar rápido con todo esto. Estoy agotado, las personas de mi entorno me agobian y debo preparar las entregas para mis empleados.— ¡Adoro las sorpresas!— Sonríe ampliamente marcándose un hoyuelo a cada costado de sus mejillas—. ¿Qué clase de sorpresa es? ¿He?— Al parecer la curiosidad comienza a dominar su escaso raciocinio. Quiero reír como un completo desquiciado pero me contengo.— ¡Baja un poco las revoluciones, niño!— Involuntariamente escapa un leve suspiro de mis labios y muevo mi cabeza en desaprobación, Tobías está comenzando a volverme completamente loco y su actitud me avergüenza—. Simplemente compraré algunas cosas para que te entretengas en mi ausencia, además debes de terminar tus estudios. No mantendré a ningún vago.—Mmm...— rasca su mejilla mientras mantiene un semblante pensativo—. Eso me parece una ex
Como es habitual ya entre ambos, comemos en completo silencio. De este modo es mucho más relajante y él parece comprender cómo funcionan las cosas conmigo. Debido al excesivo picante terminé bebiendo más refresco de lo usual, ya que casi nunca bebo refrescos azucarados con las comidas. Pese a todo no me quejo, hace tantos años que no pruebo este tipo de alimentos que me genera una sensación de familiaridad agradable.Cuando terminamos retiro la mesa, después de todo fue él quien preparo la cena y me atendió. Tobías se encarga de lavar los trastes, mientras coloco un poco de música en mi teléfono celular, conecto esté con el televisor y... ¡buala! Se acabó el puto silencio.Preparo todo para dar inicio a nuestro trabajo, coloco dos pesas digitales sobre la mesa, un tarro con creatina, un rollo de papel aluminio, unas tiras de anfetaminas, un pequeño mortero donde moler las pastillas y algunas bolsas de polietileno donde mezclar el producto, además de las pequeñas bolsitas transparentes
Por enésima vez miro la hora en mi teléfono celular, son las veintidós con quince minutos y una ansiedad enorme se acentúa en mi vientre. Me encuentro estacionado a un costado de la casa de Vincent, al parecer se retrasará, mentiría si dijese que me encuentro tranquilo, los nervios me están carcomiendo por dentro y no sé cómo anteponerme a esta situación. De algún modo, me incomoda no tener el control absoluto de una respectiva situación.No sé cómo enfrentar nuestro pasado, desearía que las heridas que cargan mi alma pudiesen sanar, o al menos cicatrizar. Deseo dejar en el pasado todo lo que tanto daños nos hizo y olvidar todo nuestros errores e iniciar una nueva vida con alguien más. Desearía dejar de sentirme anclado a mí propio hermano, dejar de sentir este intenso dolor en el centro de mi pecho cada vez que pienso en él. Vincent ya ha hecho su vida y aparentemente es feliz, al menos uno de los dos alcanzó el éxito.Un par de golpecitos en la ventanilla me traen de vuelta a la rea